La ch’alla, un ritual de reciprocidad con la Pachamama


El ritual tiene sus matices según la región, pero consiste básicamente en efectuar una ofrenda.

eju.tv



Este martes, en varios puntos del país se rinde tributo a la Pachamama o Madre tierra con un ritual que ya no es solo del área rural, sino que ha cruzado los límites y se apodera cada vez más del área urbana: La ch’alla.

El investigador y promotor de la cultura andina, Clemente Mamani, destacó la relevancia de esta celebración que cobra fuerza el martes de Carnaval, una de las tradiciones más arraigadas en los pueblos indígenas de los Andes.

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Mamani explicó que esta práctica es un acto de reciprocidad con la Pachamama (Madre Tierra), mediante el cual se agradece por los bienes recibidos y se pide prosperidad para el futuro.

«La ch’alla es una expresión de gratitud y armonía con la naturaleza», afirmó Mamani.

Una mujer ch'alla su vivienda. / Foto: Jornada.
Una mujer ch’alla su vivienda. / Foto: Jornada.

El ritual tiene sus matices según la región, pero consiste básicamente en efectuar una ofrenda.

«Se realiza con ofrendas de alcohol, coca, incienso y otros elementos, dependiendo del contexto y la intención de quienes la practican», añadió el investigador.

Además, enfatizó que esta tradición no solo se mantiene en el ámbito rural, sino que también ha sido adoptada en las ciudades, especialmente en festividades como el Carnaval y los rituales de inicio de año.

Según el investigador, la ch’alla ha resistido el paso del tiempo gracias a la transmisión oral y la identidad cultural de las comunidades andinas.

Sin embargo, advirtió sobre la importancia de preservar su significado original y evitar su banalización. «Más que un simple rito festivo, la ch’alla es un vínculo espiritual con la tierra y el cosmos», subrayó.

«La ch’alla nos recuerda que todo lo que tenemos proviene de la naturaleza, y debemos respetarla y agradecerle», concluyó Mamani.

No solo se ch’alla la casa, también se ofrenda en mercados, negocios, oficinas y otros bienes inmuebles, entre ellos vehículos.

El Martes de Ch’alla se rocía alcohol, se encienden sahumerios y se echan pétalos de flores y mixtura como un tributo.

Esta costumbre, que combina elementos ancestrales y creencias populares, sigue vigente como un reflejo de la cosmovisión andina y su relación de respeto y equilibrio con la naturaleza.


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