¿Qué sentido tiene entonces tensar la cuerda con ausencias clave, declaraciones punzantes, post envenenados, dejándose querer por Eva Copa o Félix Patzi?
Fuente: El País.bo
El objetivo declarado de Evo Morales es ser candidato a las elecciones del 17 de agosto. Ni siquiera habla con tanto ahínco de volver a ser presidente como de volver a ser candidato. Hay dos interpretaciones para ello: una, que en su obnubilación, alimentada por su grupo más cercano, haya empezado a confundir la voluntad nacional con la del Chapare, y la otra que sea una estrategia para atraer toda la atención hacia esa batalla. ¿Por qué? Porque puede ser el detonante que está buscando.
Atendiendo a las declaraciones del Tribunal Constitucional, Evo Morales no puede ser candidato, y más allá de que la aclaración a la sentencia 1010 de 2023 donde los magistrados prohíben la reelección discontinua pueda parecer antojadiza, el TCP sigue siendo la autoridad delegada para ese asunto, por lo que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha dicho que lo acatara.
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Obviamente nadie acaba de creer que esa decisión sea en firme, porque como dijo el empresario millonario Marcelo Claure en su primera incursión en la política boliviana vía encuestas: todo puede cambiar en cualquier momento, y aunque después las críticas le hicieron dejar de medirlo, Morales sigue siendo el elefante en la habitación.
“Lo normal”, dicen los analistas, era que delegara en Andrónico Rodríguez, el presidente del Senado y su elegido como heredero casi desde la cuna, formado minuciosamente en las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba. Ese criterio “normal” es el que han asumido las encuestadoras para medirlo a Andrónico contra su voluntad, pues ha venido insistiendo en que no será candidato, y no a Morales, a pesar de que no será inhabilitado hasta que el TSE y el TCP se pronuncien formalmente.
Medir a Andrónico y alentar su candidatura alternativa a la de Morales parece buscar la erosión del bloque popular fiel a Evo. Hay quienes creen que así lograrán partir el bloque evista en dos, luego de que el intento ensayado con Luis Arce resultara en fracaso por la penosa gestión de la crisis económica que ha consumido casi todas sus opciones electorales; pero hay también quienes lo alientan con los números en la mano – los garcialineristas, por así decirlo – y a quienes Claure les ha dado una gran mano: Andrónico puede ganar, pero Evo Morales no.
Todos suponen que Morales, en el momento indicado, dará un paso al costado y endosará el voto a Andrónico, quien además es capaz de rescatar el voto arcista y de la clase media que aborrece a Morales, pero respeta el “proceso de cambio”.
¿Qué sentido tiene entonces tensar la cuerda con ausencias clave, declaraciones punzantes, post envenenados, dejándose querer por Eva Copa o Félix Patzi, más allá de considerar que las gigantografías o las marchas y proclamaciones en apoyo al presidente del Senado contra su voluntad pueden ser alentadas desde grupos interesados en alimentar el conflicto?
Ahí asoma la teoría del golpe blando: Para que Morales vuelva a ser candidato hace falta que renuncie Luis Arce, que renuncie David Choquehuanca, que asuma Andrónico Rodríguez, que instruya al Fiscal General – votado por arcistas y evistas – que detenga a los auto-prorrogados del Tribunal Constitucional, que se nombren interinos y que estos cambien el criterio sobre la re elección ya fijada por esos auto-prorrogados. En esas, un Andrónico Rodríguez con cierta aura de independencia, podría recabar más apoyos que un Andrónico que se muestre dócil al servicio de Evo Morales.
El plan tiene ciertamente algunas fallas de lógica, subestimación de la inteligencia emocional de los votantes, y grandes dosis de fe al creer que “el pueblo se levantará” contra Arce y Choquehuanca luego de que Evo sea inhabilitado, cuando no lo ha hecho en momentos en los que ha estado semanas haciendo fila frente a un surtidor o ha pagado el pollo a cuatro dólares el kilo, pero esto es Bolivia, y hasta las hipótesis más disparatadas pueden acabar congeniando en un plan si el pueblo lo estima necesario.
El tiempo sigue corriendo.
Fuente: El País.bo