Gustavo Pedraza y Reymi Ferreira analizan la reconfiguración del panorama electoral boliviano rumbo a los comicios de agosto, en medio de la fragmentación política, la crisis del oficialismo y la necesidad apremiante de definiciones entre los principales bloques.
Fuente: La Razón
A poco tiempo del cierre de plazos para la inscripción de alianzas y candidaturas, el escenario de las elecciones presidenciales comienza a decantarse. Queda atrás una etapa inicial donde proliferaron numerosas precandidaturas. La carrera electoral va entrando en una fase decisiva, donde se perfilan los bloques políticos que competirán en las elecciones de 2025. Aunque persiste la incertidumbre sobre la configuración final del tablero político, está claro es que ya no hay espacio para sorpresas. Los nombres que se barajan son básicamente los que ya se han venido mencionando y ahora comienzan a definirse con mayor nitidez las alianzas y las estrategias.
Para analizar este complejo panorama político, contamos con las perspectivas de dos figuras con amplia experiencia y conocimiento del campo político boliviano. Por un lado, Gustavo Pedraza, abogado e investigador social, excandidato a la vicepresidencia de Bolivia por Comunidad Ciudadana en 2019 y 2020. Por otro lado, Reymi Ferreira, abogado, exministro de Defensa y exrector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.
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Nuestros invitados coinciden en que Bolivia atraviesa un período de transición política marcado por la fragmentación y la ausencia de un proyecto político cohesionador. Pedraza compara la situación actual con el periodo de transición de 1978 a 1982, caracterizado por una alta dispersión de fuerzas políticas, mientras que Ferreira señala que las candidaturas se están decantando en tres bloques principales: el neoliberal (representado por Doria Medina y Quiroga), la derecha nacionalista o populista (Reyes Villa y Chi Hyun Chung), y la izquierda fragmentada en tres vertientes del MAS (arcismo, evismo y la corriente de Andrónico Rodríguez). En este contexto, ambos analistas advierten sobre la volatilidad del escenario.
Una unidad con fisuras
La situación del llamado Bloque de Unidad, conformado principalmente por Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga, atraviesa un momento crítico que podría desembocar en su ruptura. Según Reymi Ferreira, esta ruptura es «casi un hecho», pues resulta políticamente improbable que uno de los dos decline su candidatura. «No creo que lo haga Doria Medina, es su oportunidad, posiblemente su última. Y tampoco Tuto Quiroga, creen ambos que son la carta de la victoria», afirma Ferreira.
Por su parte, Gustavo Pedraza observa que «la dispersión manifiesta de más de 20 precandidatos es un síntoma de la ausencia de un proyecto político cohesionador». Señala que «esta crisis en la representación política, en la construcción y fraccionamiento de una oposición muestra que este periodo de transición de un ciclo a otro básicamente va a basarse en pactos o en alianzas, y marca la finalización de un periodo hegemónico».
«La demanda de la gente es que haya una opción democrática única, pero los liderazgos y candidatos tienen sus intereses propios. Se está mostrando que hay primacía de intereses del grupo, del individuo, sobre la demanda social», añade Pedraza, quien considera que «es todavía embrionaria la construcción de un bloque unitario porque recién se está aplicando la metodología. En este caso, una de las partes, después de acordarla, ya no la obedece».
Ferreira destaca que el problema de fondo para este bloque es su limitado alcance electoral. «Tuto y Doria Medina juntos no pasan del 30 al 32 por ciento, que es el límite histórico que han tenido en las últimas cuatro elecciones. El mejor resultado ha sido el 38%». Además, señala que es «muy difícil que el voto popular, que era del MAS, se vaya a Doria Medina o Quiroga».
En cuanto a las estrategias de campaña, Ferreira advierte diferencias significativas entre ambos candidatos. «El error de Tuto Quiroga, además de que se lo asocia con grupos ultraderechistas, con gente muy radical, con un pasado no muy democrático, es que se ha dedicado a vengarse antes de ganar. Está amenazando con cárcel y procesos. Y no ha ganado nada todavía». En contraste, «Doria Medina es más práctico y se da cuenta por las encuestas que lo que más le preocupa a la gente es salir de esta crisis. Y Doria Medina ha apuntado a eso. Y quizás a eso se deba su mejoría notoria en las encuestas».
La crisis del oficialismo
El MAS atraviesa una profunda crisis interna que refleja, según Gustavo Pedraza, «el fracaso del proyecto de Estado que ellos concibieron». Esta crisis se manifiesta en la disputa entre el evismo, la corriente liderada por Evo Morales; el arcismo, encarnado por el presidente Luis Arce; y una tercera vía que podría estar configurándose alrededor de la figura de Andrónico Rodríguez.
«Prácticamente la disputa se reduce, no hay disputa ideológica, aunque hay disputa por la posesión del Estado, de enriquecimiento, protección de fortuna, persecución, barreras para no ir a la cárcel», señala Pedraza, quien distingue entre lo que denomina el «viejo masismo» (representado por Evo Morales y Luis Arce) y un «neomasismo» emergente que podría estar configurándose en torno a Andrónico Rodríguez.
«Ese neomasismo no es ni Evo ni Arce. ¿Y por qué nace? ¿En qué se sustenta este nuevo neomasismo? En la aspiración de la base electoral del MAS, pero también en la ausencia de un proyecto alternativo de Estado (desde las oposiciones) que haya ido acumulando fuerza progresiva y sostenidamente», explica Pedraza.
Reymi Ferreira coincide al señalar que «con las declaraciones de Andrónico Rodríguez, realizadas recientemente, creo que eso consiste en un desmarque respecto al sector del MAS dirigido por Evo Morales». Además, advierte que el MAS oficialista «está muy cuestionado por su gestión en el gobierno» y que «los problemas económicos que se han ido presentando en el 2023, creo que han sepultado las esperanzas de que el MAS de Arce tenga posibilidad de ser una candidatura con posibilidad de terciar siquiera la segunda vuelta».
Respecto a Evo Morales, Ferreira señala que «el problema del expresidente Evo Morales es el tema de que no tiene una sigla todavía. Va a depender mucho de lo que ocurre con el Frente para la Victoria (FPV)«. También menciona la sentencia constitucional que podría inhabilitarlo como candidato, aunque reconoce que «es muy discutible esa inhabilitación».
En cuanto a la situación de Andrónico Rodríguez, Ferreira observa que la misma «se ha clarificado. Evidentemente, con sus declaraciones y con la actividad que está desarrollando, de inaugurar casas de campaña, está demostrando que se alista a ser candidato. Y tiene la posibilidad y le han ofrecido, de hecho, dos siglas». Destaca además que «el único candidato que, por su juventud, puede representar una renovación. Andrónico cuenta con la ventaja de que no ha sido parte de ninguna gestión gubernamental en el Ejecutivo, sí en el Legislativo».
Reyes Villa y Chi
Un fenómeno interesante del actual escenario electoral es la posición de Manfred Reyes Villa y Chi Hyun Chung, quienes parecen estar captando parte del voto descontento que anteriormente apoyaba al MAS.
Para Gustavo Pedraza, «estos dos actores políticos están en el campo de influencia del neomasismo. Me parece que están cerca y apuntan a los mismos votos que, si migran definitivamente hacia ellos, van a ser votos del masismo». Pedraza precisa sobre el alcalde cochabambino que «no podemos decir que la suya es una oposición antimasista. Es un no masismo que está cerca de la acción política del gobierno de Arce. No hay ninguna duda de que Reyes Villa ha sido y es un aliado del arcismo».
Esta posición ambigua de Reyes Villa es analizada por Pedraza como estratégica «Yo percibo que Reyes Villa se ha acomodado en el escenario político cerca del MAS para recibir la migración de esos votos y también tiene un pie en la oposición. No olvidemos su historia antes del 2020. Entonces, me parece que tiene un pie en el área de influencia del masismo y tiene otro pie en el área de influencia de la oposición».
Por su parte, Reymi Ferreira señala que «el gran problema es que la derecha no tiene una única representación, además está Manfred y está Chi, que ambos tienen una ventaja respecto a Tuto y a Doria Medina. Ellos sí están disputando el voto del MAS».
El exministro observa que «lo más probable es que si no hay una candidatura del MAS, o la candidatura del MAS es una candidatura débil, gran parte del electorado del MAS se va a ir con Manfred o con Chi, y eso lo demuestran las encuestas. En el caso de Chi, por ejemplo, es segundo en La Paz». Ferreira explica que esto se debe a que «ante la desilusión o la ausencia de un proyecto sólido del MAS, es muy difícil que un electorado vote por personajes que ya son antiguos, son del siglo pasado», como Quiroga o Doria Medina.
No obstante, Ferreira también observa que «el caso de Manfred se ha ido desinflando. No sé las causas, la verdad. Parece que el crecimiento de Doria Medina le ha ido restando algunos votos, pero la posibilidad de que Andrónico sea candidato también le ha quitado otros votos». A pesar de esto, considera que «la posibilidad de Manfred o del propio Chi de poder ganar esta elección está en que no vaya el MAS. Si el MAS no va o no presenta una fórmula sólida, los directos beneficiarios son Manfred y aún Chi, que podrían ser los próximos gobernantes».
Un escenario abierto
Nuestros dos invitados coinciden en que aún es prematuro hacer predicciones definitivas sobre el desenlace electoral. «Es muy temprano para dejarnos hipnotizar por las encuestas. No es prudente que las encuestas nos hipnoticen», advierte Pedraza, quien agrega que «el contexto es líquido, se va a mover, y mucho, tanto en el campo del oficialismo como en la oposición», asevera Pedraza.
El excandidato vicepresidencial subraya la volatilidad de la situación actual. «En este contexto, donde tenemos una economía casi inflamable, en conjunto con la política, cualquier hecho puede generar una espiral de cambios. Estamos en los umbrales de una crisis que puede explosionar, y una vez que pase algo así, las cosas decaen en distintos lugares. Eso enseña la historia de la política».
Por su parte, Ferreira señala que «Bolivia es un escenario muy cambiante» y que «aún falta mucho. Hay temas que resolver como las siglas, habilitaciones de candidaturas, definiciones políticas». Además, destaca la importancia de los binomios como tales. «¿Y quiénes son los vicepresidentes? Juegan un rol importante. En muchas elecciones, quién fue el candidato vicepresidente ha volcado la balanza a favor de uno u otro. Un error en la elección de un acompañante de fórmula puede costar caro”.
Así, la fragmentación política, la crisis del MAS y la emergencia de nuevos actores configuran un panorama incierto. La ciudadanía boliviana observa con atención la evolución de un proceso que determinará el futuro político del país.
Fuente: La Razón