Fuente: ANF
El informe incluyó a 13 hospitales que brindan algún tipo de atención oncológica —clínica, quirúrgica, radioterapia o terapia del dolor—, de los cuales nueve reportaron faltantes graves en medicamentos oncológicos. Solo dos contaban con stock completo, y otros dos realizaban compras a requerimiento, debido a la baja cantidad de pacientes tratados.
En el sector público, la situación es crítica: cuatro de cinco hospitales con atención oncológica registraron desabastecimiento. El Hospital del Niño en La Paz, por ejemplo, carece de hasta nueve medicamentos esenciales, entre ellos leomicena, carboplatino y citarauvina, claves para tratamientos pediátricos contra el cáncer.
El Hospital Materno Infantil Germán Urquidi de Cochabamba también enfrenta limitaciones, con faltantes de Filgrastin y Carboplatino, medicamentos indispensables para quimioterapia. En Oruro, el Hospital San Juan de Dios no dispone de patitatel, y en Tarija, el Regional San Juan de Dios reportó la ausencia de fluorouracilo y leucovorina, componentes básicos en el tratamiento de tumores gastrointestinales.
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La situación no mejora en la Caja Nacional de Salud (CNS). De los ocho hospitales con servicios oncológicos verificados, cinco reportaron faltantes. El Hospital Obrero N° 2 de Cochabamba no cuenta con oxaliplatino ni ifosfamida, y en Sucre, el Obrero N° 6 no tiene disponibilidad de hidroxiurea.
En Tarija, el Hospital Obrero N° 7 enfrenta una triple carencia: hidroxiurea, irinotecan y doxorrubicina liposomal. En Santa Cruz, el Obrero N° 3 no dispone de paclitaxel 30mg ni terosol, fundamentales para el tratamiento de varios tipos de cáncer.
Ante este panorama, la Defensoría del Pueblo señala que los hospitales con faltantes de medicamentos oncológicos requieren intervención urgente de los gobiernos departamentales y municipales, así como de las autoridades regionales de la CNS. Los departamentos afectados incluyen Cochabamba, La Paz, Oruro, Tarija, Sucre y Santa Cruz.
La gravedad de la situación se agrava al considerar que algunos hospitales, como el Obrero N° 9 en Cobija, proporcionan medicamentos oncológicos sin tener servicio de oncología, evidenciando una descoordinación en la red de atención oncológica del país.
El desabastecimiento no solo vulnera el derecho a la salud consagrado en la Constitución Política, sino que pone en riesgo la vida de cientos de pacientes oncológicos que dependen de tratamientos oportunos y continuos. Muchos de ellos deben recurrir a la compra en farmacias privadas, lo que representa un gasto que no todos pueden afrontar.
Las autoridades sanitarias nacionales y regionales tienen en sus manos la responsabilidad de garantizar el suministro adecuado de medicamentos oncológicos, que no son un lujo, sino una necesidad vital para quienes enfrentan uno de los diagnósticos más temidos.
Mientras tanto, la incertidumbre y la desesperación persisten entre los pacientes y sus familias, quienes cada día se preguntan si el hospital tendrá el medicamento que podría salvar su vida.
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