Tras más de 12 horas de sufragio, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, anunció una prórroga “por una hora más (hasta las 7pm locales) o hasta que culmine la cola en los centros”.
Por
Fuente: Infobae
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, anunció pasadas las 6pm, hora local, la extensión del horario de votación, pese a la gran abstención que se vio durante toda la jornada en Venezuela.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Según informó el funcionario, la jornada se prolongará hasta las 7:00 p.m. o hasta que el flujo de votantes en las filas concluya. Esta declaración fue realizada en una breve conferencia desde la sede del CNE, donde Amoroso destacó que aún hay “numerosos” ciudadanos esperando para ejercer su derecho al voto. La decisión fue tomada de manera conjunta por los rectores y rectoras del ente comicial, quienes consideraron necesario otorgar tiempo adicional para asegurar la participación de todos los votantes interesados.
Una jornada marcada por la gran abstención
A las seis de la mañana, en Venezuela, el sonido habitual de una jornada electoral es el toque de diana militar con el que los grupos violentos del chavismo recorren las calles para llamar a votar. En un contexto democrático debería ser, quizá, el rumor creciente de las colas en los centros de votación. Pero este domingo, el silencio fue el gran protagonista.
Ni las cornetas, ni las brigadas del PSUV con sus trapos rojos, ni el bullicio de los comandos electorales: apenas unos pasos, unas motos solitarias, y una cinta amarilla cruzando la entrada de un centro escolar. “PELIGRO NO PASE”, advertía, como si el peligro no fuera el voto, sino el simulacro de democracia que organizó el régimen.
El paisaje no engaña. Las imágenes de las agencias de noticias que recorrieron el mundo y las captadas por ciudadanos y compartidas por el Comando con Venezuela, la coalición opositora que llamó al boicot, documentan la desolación: calles vacías bajo un cielo encapotado, mesas metálicas puestas como obstáculos improvisados, y soldados sin gente a la que custodiar.
Una mujer caminaba sola con una bolsa en la mano frente a una escuela convertida en centro electoral. La escena parecía una metáfora perfecta: país en retirada, ciudadanía que no convalida.
No fue improvisado. Desde días antes, María Corina Machado, la figura más poderosa de la oposición, había sembrado el mensaje con precisión quirúrgica: “Este domingo, pa’ tu casa. No salgas, no los obedezcas. Vacía las calles, vacíalos, que se queden solos. Que quede claro quién tiene el poder: tú”.
Y se quedaron solos. Las imágenes lo prueban. Lo que el régimen intentó montar como fiesta electoral, la ciudadanía lo convirtió en un día de puertas cerradas, pasos contados y sillas vacías frente a escuelas sin filas.
En las afueras de un liceo del estado Bolívar, un par de funcionarios conversaban bajo un árbol frondoso. No había electores, apenas la sombra de lo que alguna vez fue una contienda electoral. “Complejo Educativo NAC”, decía el cartel azul y rojo que adornaba la entrada. Pero no hubo complejidad hoy, solo la evidencia de una abstención rotunda.
Este 25 de mayo no es cualquier jornada electoral. El régimen de Nicolás Maduro intentó recomponer su fachada institucional convocando unas elecciones regionales y parlamentarias que, una vez más, estuvieron marcadas por el fraude, el miedo y la complicidad de ciertos sectores opositores.
Con este nuevo fraude electoral el chavismo busca renovar 24 gobernaciones, 285 diputados y 520 legisladores regionales, en un proceso que promete registrar una de las abstenciones más altas de la historia.
Machado elogió la “sabiduría” y “valentía” del pueblo venezolano, calificando la jornada, marcada por una abstención masiva, como “otra gran lección para el mundo” en un mensaje publicado en sus redes sociales. “La SABIDURÍA y la VALENTÍA del pueblo venezolano son inmensas y conmovedoras. Otra gran lección para el mundo. Para TODO EL MUNDO”, escribió Machado en su cuenta de X, después de haber llamado días antes a los ciudadanos a quedarse en casa y rechazar lo que denominó como “una farsa, una trampa”.
Edmundo González Urruria, el presidente electo que arrasó en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 venciendo al dictador Maduro -con pruebas en mano- por más de 30 puntos, también destacó la decisión del pueblo venezolano de decirle “no” a un nuevo fraude del régimen: “Hoy fuimos testigos de un evento que intentó disfrazarse de elección, pero que no logró engañar ni al país ni al mundo. El pueblo no convalidó un simulacro que pretendía legitimar lo que por naturaleza es ilegítimo”.
“Lo que el mundo vio hoy fue un acto de coraje cívico. Una declaración silenciosa, pero contundente, de que el deseo de cambio, dignidad y futuro sigue intacto”, agregó el diplomático.
El contexto es brutal: en la antesala de los comicios, el régimen desató una ola de detenciones con su conocida Operación Tun Tun. Más de 70 personas fueron secuestradas, incluidos dirigentes políticos, periodistas y defensores de derechos humanos. Entre ellos, Juan Pablo Guanipa, colaborador cercano de María Corina Machado. “Los castigan por defender el derecho a la libertad”, denunció la dirigente opositora.
En un liceo del estado Táchira, dos hombres se sientan sobre el asfalto. La cinta de seguridad corta el paso como una escena de crimen. Un teléfono graba, nadie vota. Otra imagen de la desolación que se vio durante toda la jornada.
En Barinas —tierra natal de Hugo Chávez— la imagen fue igual de elocuente: en la fachada de una escuela se vio un mural con el rostro del ex presidente, bajo un árbol viejo. Ni las raíces de la Revolución parecen haber resistido la indiferencia popular.
“Esto no es abstención, es resistencia”, dijo Rosaura, maestra retirada en San Cristóbal. “Ya votamos el 28 de julio, no vamos a volver a jugar su juego”.
La abstención se ha vuelto un acto de presencia. Según los últimos sondeos, el 84,9% de los venezolanos no acudiría a las urnas, no por apatía, sino porque el voto ya no sirve en Venezuela. El régimen eliminó los códigos QR que daban transparencia a las actas, impidió la observación internacional y mantuvo el control total del Consejo Nacional Electoral. Las reglas del juego son trampas.
En la calle Libertador de Valencia, dos sillas de plástico flanqueaban la entrada del centro de votación. No había fila, no había nervios, no había elecciones… Solo la espera. Una mujer vestida de naranja, sola, jugaba con su teléfono. El mural con el escudo bolivariano en la reja oxidada parecía tan desencajado como la escena.
La desmovilización fue, paradójicamente, lo que más moviliza al país. No hay propaganda que compense el vacío, ni operativo militar que llene los pasillos desolados. Ni siquiera la detención de disidentes o las amenazas extranjeras han logrado reactivar un proceso cuya legitimidad es inexistente. Lo que queda, es la convicción de que el 28 de julio aún sigue vivo en la conciencia colectiva.
“Estos son los últimos coletazos de una era que se cierra”, dijo Machado a Infobae en la previa a la jornada de este domingo. “No les queda nada, ya ni plata tienen. Les queda el miedo, sí. Ellos intentan sembrar el miedo, pero hoy tienen miedo. Yo duermo tranquila. Te aseguro que ellos no, porque se tienen miedo entre ellos”.
Las calles vacías de Venezuela lo confirmaron. En la soledad de esta jornada electoral, se escuchó el eco de un país que no olvida.