Jubileo indica que un nuevo gobierno deberá solucionar siete desequilibrios y problemas económicos


Pese a que el Estado boliviano disfrutó de un gran período de bonanza, no se ha constituido una economía productiva y diversificada que involucre procesos de transformación o industrialización y generación de empleo formal.

Imágenes: Jubileo.



Fuente: eju.tv/con datos de Fundación Jubileo.

La Fundación Jubileo identificó siete desequilibrios y problemas económicos que debe encarar un nuevo gobierno que surja de las urnas electorales en los comicios generales del 17 de agosto de este año; estos son: alto gasto público, profundo déficit fiscal y endeudamiento, tipo de cambio congelado, caída de las reservas internacionales, fracaso de la política de hidrocarburos y  sector productivo – modelo.

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Análisis

En cuando al gasto público, Jubileo señala que se incrementó en forma constante, hasta niveles demasiados altos que, finalmente, se reflejaron en profundos déficits fiscales (más gastos que ingresos), y consecuente endeudamiento.

A pesar de que los ingresos del sector hidrocarburos cayeron desde 2015, el Gobierno continuó con la expansión del gasto, a partir de un mayor y acelerado endeudamiento (externo e interno), en el marco de su política o modelo de estimular la demanda interna a través del gasto, lo que no era y no es sostenible.

En 2025 se cumplen 12 años de déficit fiscal acumulado y con un nivel bastante preocupante, con un promedio en los últimos años de alrededor de 10% del PIB.

Sobre el  tipo de cambio congelado, fracaso de la política de hidrocarburos y caída de las reservas internacionales. Esta fundación recuerda que desde 2011, el tipo de cambio se halla congelado en 6,96 bolivianos por cada dólar. Con este tipo de cambio en un contexto diferente al actual (con la moneda nacional sobrevaluada), en general, los productos importados y de contrabando fueron más baratos, por lo que el mercado se inundó con productos extranjeros. Esta situación afectó al productor nacional y, por otro lado, significó una constante salida de divisas. Se registraron déficits en la balanza comercial (importaciones mayores que las exportaciones) que, sumado a otros factores, derivaron en una constante caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del país.

La situación de la balanza comercial y la caída de las reservas se agravó con el fracaso de la política hidrocarburífera, expresada en la caída de la producción y la exportación de hidrocarburos (por falta de inversiones en el sector, principalmente referidas a la exploración), con la consecuencia del incremento de la importación de diésel y gasolina en los últimos años.

El 2014, cuando se llegó al pico de la bonanza, el Estado disponía de Reservas Internacionales Netas (RIN) de más de 15 mil millones de dólares. Debido a esta última razón y ante un notable incremento en el precio internacional del oro, las reservas registraron un incremento en su valor, el último año.

Sin embargo, el Presupuesto 2025 autoriza empeñar las reservas en oro como garantía para acceder a crédito externo.

Los desequilibrios citados anteriormente son el resultado de las políticas aplicadas en el marco del modelo del Gobierno y de haber postergado los ajustes que eran necesarios en su oportunidad.

Finalmente, en cuanto al sector productivo y el modelo económico, además de los desequilibrios macroeconómicos, el modelo o políticas implementadas no dieron resultados en términos de lograr un desarrollo productivo y sostenible.

La dinámica se resumió fundamentalmente en captar la renta generada por la explotación de recursos naturales, como el gas, e inyectar esos recursos a la economía a través del gasto; lo que, a su vez, generaba, en el periodo de bonanza, un movimiento económico de actividades principalmente informales en sectores como comercio, servicios y construcción.

Por el lado de la oferta o de la producción, la apuesta estuvo básicamente orientada a las empresas públicas, varias de ellas cuestionadas por sus resultados y, más aún, las inversiones en esos proyectos fueron con recursos estatales que afectaron en la disminución de las reservas internacionales del país.

Adicionalmente, las políticas en los sectores estratégicos de la economía, como hidrocarburos, no fueron adecuadas, lo que dio como resultado la caída de la producción y exportación.

En cambio, las condiciones para el productor nacional (no estatal) han sido y son adversas respecto a la seguridad jurídica y clima para las inversiones, la cargas y regulaciones laborales y tributarias, así como el actual tipo de cambio congelado que resta competitividad a la producción nacional (de bienes transables).

Es así que a pesar de la gran oportunidad que significó el periodo de bonanza, no se ha constituido una economía productiva y diversificada que involucre procesos de transformación o industrialización y generación de empleo formal, concluye el análisis económico de  Jubileo.