Las inteligencias artificiales actuales son expertas en entender palabras, interpretar patrones y ofrecer respuestas rápidas. Sin embargo, hay algo que todavía se les escapa: comprender cómo nos sentimos en tiempo real. La startup Neurologyca quiere cambiar esto con su nueva plataforma llamada Kopernica, un sistema de IA multimodal diseñado para dotar a las máquinas de un entendimiento emocional profundo.
Kopernica no se limita a interpretar lo que decimos, sino cómo lo decimos y cómo nos comportamos al hacerlo. Esta plataforma promete detectar emociones, estados cognitivos y hasta riesgos de salud como los accidentes cerebrovasculares, gracias a una combinación de tecnologías de vanguardia basadas en visión por computadora, análisis de voz y ciencia del comportamiento.
Más que un detector de sentimientos: una radiografía emocional en tiempo real
A diferencia del análisis de sentimiento tradicional que sólo identifica si un mensaje es positivo, negativo o neutro, Kopernica va mucho más allá. Utiliza más de 790 puntos de referencia del cuerpo humano mediante visión por computadora, una cifra que multiplica por siete la resolución de herramientas similares. Es como pasar de una cámara estándar a una lupa de alta precisión.
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Esta capacidad visual se complementa con un análisis detallado del tono, ritmo y cadencia de la voz. Todo esto se cruza con datos de comportamiento para realizar evaluaciones continuas y en tiempo real del estado emocional y cognitivo de la persona.
Para ponerlo en perspectiva: si una inteligencia artificial común puede reconocer que estás escribiendo con frustración, Kopernica puede detectar si esa frustración proviene del cansancio, la ansiedad o incluso un estado de salud comprometido.
Una base científica para una inteligencia más empática
Kopernica no surge de la nada. Su desarrollo se apoya en modelos de deep learning y en investigaciones neurocientíficas que permiten clasificar hasta 90 estados emocionales y cognitivos distintos. Esto la convierte en una herramienta versátil, aplicable en sectores tan diversos como la salud, la educación, el bienestar digital y la atención al cliente.
Imagínate un asistente virtual en un hospital que puede notar si un paciente está empezando a mostrar signos de confusión o sufrimiento, incluso antes de que lo exprese verbalmente. O un sistema de e-learning capaz de adaptarse si percibe que un estudiante está perdiendo la concentración o se siente abrumado.
El contexto humano como nueva frontera de la IA
Juan Graña, CEO y cofundador de Neurologyca, explica que el objetivo de Kopernica es crear una «capa de contexto humano» para las inteligencias artificiales. “Los sistemas actuales saben lo que decimos e incluso pueden prever lo que diremos. Pero siguen sin entender cómo nos sentimos en cada momento. Ese punto ciego emocional es uno de los grandes desafíos actuales de la IA”.
Esa carencia se vuelve especialmente crítica cuando las máquinas forman parte de áreas sensibles de la vida cotidiana. Desde una aplicación que nos acompaña en el manejo del estrés, hasta un asistente que nos ayuda a tomar decisiones financieras, la empatía computacional se vuelve una necesidad, no un lujo.
Disponibilidad y próximos pasos
Kopernica ya ha sido utilizada en proyectos piloto con socios estratégicos y ahora está disponible para desarrolladores y empresas a través de APIs y SDKs. Esto permitirá su integración en otras plataformas, servicios y dispositivos. Además, está en desarrollo una aplicación pública independiente y un modelo de lenguaje propio (LLM) diseñado específicamente para sistemas basados en agentes.
Este último punto abre la puerta a una nueva generación de asistentes virtuales con mayor sensibilidad emocional, capaces de interactuar con los usuarios no sólo con precisión, sino también con un toque humano.
Una herramienta que podría cambiar cómo interactuamos con la tecnología
Si bien aún queda camino por recorrer, el enfoque de Kopernica representa un paso firme hacia un tipo de inteligencia artificial más cercana a nuestra forma de ser y sentir. No se trata de que las máquinas «sientan» como nosotros, sino de que comprendan lo suficiente como para acompañarnos mejor en nuestras tareas diarias.
Y aunque esto plantea desafíos éticos y técnicos —como la privacidad, el consentimiento y la interpretación adecuada de los datos emocionales—, también abre posibilidades interesantes: asistentes que detectan fatiga en conductores, plataformas educativas que adaptan contenidos según el ánimo del estudiante, o sistemas de atención al cliente que reconocen la frustración antes de que esta se exprese con palabras.
Con Kopernica, la inteligencia artificial no solo escucha, también empieza a percibir.
Fuente: https://wwwhatsnew.com