La propuesta del empresario para el equipo DOGE prioriza el rendimiento extremo por encima del bienestar, con tareas sin paga dirigidas a personas con alto coeficiente intelectual
Elon Musk desafía los límites del trabajo con jornadas de más de 100 horas semanales – REUTERS/Brian Snyder/Foto de archivo
Fuente: infobae.com
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Todo comenzó con una publicación en X en la que el magnate sudafricano defendió abiertamente la jornada laboral de 120 horas semanales para los miembros del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
De acuerdo con Musk, el equipo creado bajo la administración Trump trabaja tres veces más que cualquier burócrata convencional. “DOGE trabaja 120 horas semanales. Nuestros opositores burocráticos trabajan con optimismo 40 horas a la semana. Por eso pierden tan rápido”, escribió en su red social.
Así es la jornada laboral de Elon Musk, 120 horas semanales para cambiar el mundo – (REUTERS/Gonzalo Fuentes/File Photo)
Musk no solo se refirió a la intensidad del trabajo en términos cuantitativos, también lanzó un mensaje dirigido a un grupo muy específico: las personas con un coeficiente intelectual elevado.
Musk busca genios dispuestos a trabajar sin cobrar
A los genios les propuso sumarse a su cruzada reformista aceptando condiciones laborales que para muchos rozan lo inaceptable. El magnate tecnológico sugirió más de 80 horas semanales en el trabajo, tareas rutinarias sin glamour y, lo más sorprendente, una compensación económica nula.
La frase exacta fue publicada desde la cuenta oficial de DOGE en noviembre: “Necesitamos revolucionarios con un coeficiente intelectual muy alto, dispuestos a trabajar más de 80 horas por semana en recortes de costes poco glamorosos”. Y ante las críticas, Musk redobló la apuesta: “Será un trabajo tedioso, generará muchos enemigos y la compensación será cero”.
La propuesta del empresario para el equipo DOGE prioriza el rendimiento extremo por encima del bienestar, con tareas sin paga dirigidas a personas con alto coeficiente intelectual – REUTERS/Nathan Howard/File Photo
Cuánto dura el día laborar que sugiere Musk
La respuesta no se hizo esperar. En el mundo laboral y entre los expertos en salud ocupacional, la propuesta fue calificada como insostenible y peligrosa. Trabajar 120 horas semanales implica más de 17 horas diarias sin descanso, una carga que contraviene décadas de investigaciones sobre productividad y salud mental.
De acuerdo con estudios citados por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y diversas universidades, superar las 50 a 55 horas semanales conlleva un descenso significativo en el rendimiento y un aumento en los errores.
Además, los riesgos de padecer trastornos como el síndrome de burnout, ansiedad o insomnio se disparan en entornos marcados por la sobrecarga y la hiperexigencia.
A pesar de ello, Musk recurre con frecuencia a su propia experiencia como modelo. En entrevistas anteriores ha relatado cómo, en los años más difíciles de Tesla y SpaceX, llegó a dormir en el suelo de la fábrica y encadenar semanas de 100 horas laborales.
Al defender semanas laborales de hasta 120 horas, el magnate contrapone su experiencia personal a las recomendaciones científicas sobre límites saludables de trabajo y descanso – (Imagen Ilustrativa Infobae)
Para él, el sacrificio extremo es parte esencial del éxito y la eficiencia. Lo dijo en palabras textuales: “No puedes cambiar el mundo trabajando 40 horas a la semana”.
Cuántas horas duerme Elon Musk: desafía las recomendaciones médicas
En una entrevista con la cadena CNBC, el empresario también desacreditó la recomendación general de dormir ocho horas por noche. “No me encuentro con ganas de dormir más de seis horas”, afirmó, defendiendo su rutina como parte de un enfoque más pragmático hacia el tiempo y la productividad.
La polémica en torno a sus declaraciones abre una vez más el debate sobre los límites de la exigencia laboral, especialmente en un contexto global donde el bienestar emocional y el tiempo personal ganan terreno como indicadores clave de calidad de vida.
En contraste, la narrativa de Musk plantea un escenario que muchos consideran una regresión a formas de trabajo agotadoras, más cercanas a la era industrial que a los modelos contemporáneos de innovación tecnológica.
En definitiva, su mensaje interpela a una élite intelectual para que se sume a una causa que, bajo el argumento de transformar el mundo, exige entrega absoluta sin garantías de recompensa.
Y si bien puede haber quienes compartan su visión de esfuerzo como motor del cambio, la propuesta también revela la profunda tensión entre la cultura del sacrificio y las demandas de una sociedad que, cada vez más, valora la dignidad del trabajo.