Gamal Serhan Jaldin (@gamalbolivia)
La inteligencia artificial está transformando industrias a un ritmo vertiginoso. Automatiza tareas, mejora procesos, impulsa la creatividad y reduce costos. Pero hay algo que muchos no comprenden del todo: no basta con tener acceso a una herramienta de IA, lo que realmente marca la diferencia es saber cómo hablarle.
La calidad del resultado depende directamente de la calidad de la instrucción que le das. A eso se le llama prompt, y aprender a construir uno bueno es esencial para obtener respuestas útiles, precisas y aplicables.
Un prompt es la orden o petición que se le da a una IA para que genere un contenido, resuelva un problema o realice una acción específica. Puede parecer algo simple, pero en la práctica no lo es. Si pides algo muy general, recibirás respuestas amplias, vagas y poco accionables. Si das instrucciones claras, con contexto, objetivo, formato y tono, la IA puede convertirse en un verdadero aliado.
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Imaginemos esto: un empresario necesita ideas para lanzar un nuevo producto. Si escribe “dame ideas para lanzar un producto”, la IA va a generar sugerencias genéricas que podrían aplicarse a casi cualquier cosa.
Pero si pide: “Redacta cinco ideas creativas para lanzar un producto ecológico dirigido a jóvenes entre 18 y 30 años, usando redes sociales como principal canal y con énfasis en sostenibilidad y participación comunitaria”, la diferencia en la respuesta es abismal. La IA tiene mucho más contexto y puede ofrecer ideas más afinadas, aplicables y relevantes.
Un buen prompt tiene cuatro ingredientes fundamentales.
Cntexto: ¿Qué está pasando? ¿Cuál es el objetivo? Cuanto más contexto tenga la IA, mejores serán sus respuestas. Por ejemplo, si quieres ideas para una campaña de marketing, especifica la industria, el público objetivo, el tono de la marca y los canales que vas a usar.
Tarea: No basta con dar contexto; hay que decir exactamente qué esperas. ¿Quieres una lista? ¿Un análisis? ¿Un resumen? ¿Una tabla comparativa? Cuanto más concreta sea la tarea, mejor.
Formato: ¿En qué forma quieres la respuesta? ¿Texto breve, párrafo largo, viñetas, código, imagen, mapa mental? Indicar el formato a la IA ayuda a producir mejores resultados.
Restricciones o estilo: Si hay limitaciones —por ejemplo, «máximo 500 palabras», «en tono informal», «sin tecnicismos»—, hay que dejarlas claras. También si se busca cierto estilo de redacción o nivel de profundidad.
Refinar. Reescribir usando un lenguaje más natural y expresivo e incluir algunos ejemplos para acompañar esta información.
Por ejemplo, un prompt bien estructurado podría ser: “Escribí un texto de presentación para una startup de salud digital, dirigido a inversores. Que tenga tono profesional, no supere las 300 palabras, y resuma claramente el problema que resolvemos, cómo lo hacemos y por qué somos una oportunidad atractiva.” Esa instrucción tiene todo: contexto, objetivo, público, formato y límites. La IA puede trabajar de forma precisa porque sabe qué se espera de ella.
Ahora bien, también hay errores comunes que vale la pena evitar. El primero es ser demasiado vago: “escribe sobre marketing” no alcanza. El segundo, dar demasiada información sin orden: si llenas el prompt de datos dispersos, confundes a la IA. El tercero, no definir para quién es la respuesta: no es lo mismo escribir para un técnico que para un cliente final. Y el cuarto, quedarse con la primera respuesta sin revisarla ni mejorarla. La iteración —probar, ajustar, refinar— es parte esencial del proceso.
Tampoco hay que caer en la trampa de depender ciegamente de lo que la IA diga. Aunque las herramientas son poderosas, no reemplazan el criterio ni la visión estratégica. El contenido generado debe revisarse, editarse y alinearse con los objetivos del negocio.
Para empresarios y jóvenes que buscan destacarse en un entorno cada vez más tecnológico, saber formular prompts efectivos es una habilidad estratégica. Es como aprender a liderar un equipo: si no sabes comunicar lo que necesitas, no importa cuán talentosos sean tus colaboradores, no van a darte lo que quieres. Lo mismo con la IA: cuanto mejor sepas pedir, mejores serán los resultados que obtengas.
La inteligencia artificial no se trata solo de automatizar. Se trata de ampliar tus capacidades. Pero para lograrlo, primero tienes que aprender a hablar su idioma. Y ese idioma comienza con un buen prompt.