Según Samuel Doria Medina, él logró la unidad de la oposición para las elecciones de agosto de este año.
EL candidato Samuel Doria Medina. Foto: Brújula Digital
Fuente: Brújula Digital
Raúl Peñaranda U.
El candidato presidencial Samuel Doria Medina afirmó este sábado en la Universidad de Harvard que Bolivia enfrenta tres desafíos inmediatos y decisivos en los próximos meses: lograr la unidad opositora para las elecciones, ejecutar un ajuste económico profundo en el primer año de gobierno y redistribuir equitativamente los recursos públicos hacia las regiones para garantizar servicios de salud y nutrición.
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Con el respaldo del empresario boliviano Marcelo Claure, y en coordinación con la Universidad de Harvard, uno 90 empresarios, analistas, especialistas y candidatos presidenciales debaten cómo conseguir unos consensos mínimos sobre las reformas económicas necesarias para superar la crisis.
Doria Medina fue el cuarto candidato en exponer en el evento, tras Manfred Reyes Villa, Tuto Quiroga y Jaime Dunn. Luego hablarán Eva Copa y Rodrigo Paz.
Al hablar de los restos del país, Doria Medina dijo que el primero de ellos es el político: alcanzar la unidad de la oposición de cara a las elecciones del 17 de agosto. Según explicó, desde diciembre de 2024 se ha reducido a la mitad la cantidad de candidatos opositores, lo que considera un avance importante. Aun así, admitió que la unidad aún no es suficiente y expresó su confianza en que la presión ciudadana, junto a los datos de las encuestas, forzará a los candidatos a apoyar a quien tenga mayor posibilidad de vencer. Recordó que él mismo se retiró en favor de otros aspirantes en los años 2019 y 2020, y dijo estar dispuesto a volver a hacerlo si las circunstancias lo exigen. “Yo le pedí que nos bajemos, y nos bajamos”, dijo.
El segundo gran desafío es económico. Doria Medina planteó que el nuevo gobierno debe actuar con rapidez y decisión para enfrentar la crisis. Propuso eliminar los subsidios a los carburantes –medida que, según dijo, ya cuenta con el consenso incluso de sectores como el transporte–, cerrar empresas estatales deficitarias, y reducir el gasto en áreas como publicidad y burocracia innecesaria. Estimó que estas decisiones permitirían reducir el déficit fiscal en al menos siete puntos del PIB. Complementó estas medidas con la necesidad de crear un fondo de estabilización para asegurar la disponibilidad de dólares y de eliminar obstáculos que frenan el crecimiento de sectores productivos como el agropecuario, la minería, el turismo y otros rubros exportadores.
Anticipó que el primer semestre de 2026 será de ajuste, con alzas en precios y salarios, por lo que planteó otorgar bonos focalizados a los sectores más afectados. “Va a haber que resistir en ese primer semestre”, afirmó. Sin embargo, se mostró optimista sobre el mediano plazo: “El segundo semestre del año 2026 vamos a empezar a ver la luz al final del túnel (…) y el año 2027 va a poder ser un año donde veamos el rebote”.
Finalmente, el tercer desafío identificado es la redistribución de los recursos fiscales. Doria Medina criticó que actualmente el Estado central retiene el 88% del presupuesto nacional, mientras las regiones, municipios y universidades públicas apenas reciben el 12%. Propuso cambiar esa distribución a un esquema 50-50 desde el 1 de enero, con la condición de que los recursos regionales se destinen exclusivamente a salud y nutrición. “Ahí vamos a cambiar el balance”, dijo, destacando que la prosperidad no depende solo de empleo e ingresos, sino también de calidad de vida, educación, salud, cultura y deporte.
Además de estos tres ejes principales, Doria Medina abordó otros temas estructurales. En el ámbito educativo, señaló que Bolivia destina el 8% de su PIB a educación –solo superado por Cuba– pero que el problema no es el gasto, sino la baja calidad del sistema. Afirmó que el 80% de los recursos se destinan a salarios y que, aunque la cobertura escolar alcanza al 85% de los niños, en la educación preescolar ese número baja al 75%, lo que calificó como una grave falla. “Sabemos que en los primeros mil días de vida de un niño se forma su cerebro”, apuntó.
Criticó también el sistema universitario, señalando que más de la mitad de los docentes en la UMSA tienen más de 75 años. “Nadie quiere jubilarse en Bolivia porque el sueldo del sector público es interesante”, afirmó, al señalar que los funcionarios activos en las universidades estatales pueden ganar unos 30.000 bolivianos, mientras que la jubilación apenas alcanza los 3.000.
Dijo que incluso en el sector salud hay personas mayores de 90 años que continúan trabajando solo para cobrar su salario. Estimó que entre el 15 y el 20% del personal estatal debería haberse retirado, y que este fenómeno afecta gravemente la calidad de servicios públicos como salud y educación.
Doria Medina también compartió su experiencia como empresario y formador de emprendedores. Dijo por ejemplo que uno de ellos tiene actualmente ya 48 trabajadores y que ha contribuido a capacitar a más de 60.000 personas en centros de innovación tecnológica. Reiteró que su apuesta es por los jóvenes y los emprendedores, y expresó su convicción de que son ellos –y no las empresas estatales– quienes deben convertirse en las verdaderas locomotoras del crecimiento económico nacional.
Cerró su intervención reafirmando su compromiso social con la educación, anunciando que, de ser elegido, donará su sueldo como autoridad para crear un fondo de becas para estudiantes bolivianos, e invitó a los asistentes a sumarse a esta iniciativa. “Espero que gente como vos se sume y apoye ese fondo de becas”, dijo dirigiéndose a uno de los presentes.
BD/RPU