Mariela Paniagua
Conocí a Vladimir Peña en la política, ese mundo a veces tan frío y complejo, donde cuesta encontrar vínculos genuinos que resistan el paso del tiempo. Pero con él fue distinto. Entre debates, acuerdos y desacuerdos, nació una amistad que fue creciendo, haciéndose más fuerte, más leal.
Hoy esa amistad me duele profundamente. Me parte el alma, saber que está atravesando uno de los momentos más duros de su vida. Le han detectado un cáncer agresivo y, mientras recibía su segunda quimioterapia, desarrolló el síndrome de Guillain-Barré. Todo esto ha complicado su tratamiento, y los gastos médicos se han vuelto inmensos.
Pero si hay algo que define a Vladimir, es su fuerza, su entereza, su espíritu inquebrantable. Yo creo en él con todo el corazón. Sé que va a salir triunfante, como siempre lo ha hecho, con esa luz que lo hace único.
Se está organizando una rifa solidaria para apoyarlo. Me entregarán el talonario más tarde, así que si quieres colaborar, puedes escribirme y te aviso apenas lo tenga. También dejamos aquí un código QR para quienes deseen hacer un aporte voluntario y solidario. Cada gesto cuenta, cada apoyo suma.
Y a vos, Vladimir, solo quiero decirte que estoy, que siempre voy a estar. Porque las verdaderas amistades no se miden en los momentos fáciles, sino en los que realmente importan.
Te quiero mucho, amigo. Vos podés con esto y más. No estás solo.
