La crisis de combustibles que afecta a Bolivia vuelve a generar tensión este jueves en varias regiones del país
Iván Ramos – Periodismo que Cuenta
La crisis de combustibles que afecta a Bolivia desde hace más de un año volvió a generar tensión este jueves en la ciudad de Sucre, donde un grupo de choferes de microbuses bloqueó el acceso al surtidor de El Tejar, uno de los pocos que contaba con gasolina durante la mañana. El motivo: la ausencia de diésel, imprescindible para el transporte público.
“Si nosotros no podemos cargar, pues nadie carga”, expresó airado uno de los conductores, al impedir el paso de otros vehículos al surtidor. El reclamo, compartido por decenas de micreros, es que sin diésel no pueden operar, y sienten que el sistema de distribución está colapsado.
Desde la zona, vecinos y conductores particulares expresaron su molestia por la medida. “Los micreros no entienden, les hemos rogado y no entienden”, relató María, una conductora que intentaba cargar gasolina sin éxito. La fila de vehículos llegaba hasta la avenida principal.
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Según datos técnicos, a Sucre la gasolina llega mediante ductos, mientras que el diésel debe ser transportado por cisternas, un sistema más vulnerable a interrupciones logísticas. Esta diferencia ha generado un desabastecimiento desigual que se arrastra desde mediados de 2023.
Fernando Rodríguez, analista en hidrocarburos, explicó que el trasfondo de la crisis está en la caída de la producción nacional de gas. “Bolivia produce cada vez menos, y debe importar crecientes volúmenes de combustibles. Es un problema estructural: no hay producción suficiente ni planificación para garantizar el suministro interno”, advirtió.
Por su parte, el dirigente del sindicato de micros San Cristóbal, Roger Carvajal —el más grande del sector en Sucre— denunció la falta de soluciones concretas. “Ya van como cuatro olas de escasez de combustible. El panorama no cambia y el gobierno no da respuestas claras. Es insostenible”, dijo.
Mientras tanto, la situación se mantiene tensa en El Tejar y otros puntos de la ciudad, donde el temor por la escasez generalizada se extiende. La población pide respuestas urgentes ante una crisis que, lejos de resolverse, se profundiza.