La gran interrogante de diferentes analistas y líderes políticos es cuál el objetivo de la movilización de los evistas ahora que Morales ya no será habilitado, aunque varios coinciden en la respuesta.
Uno de los bloqueos instalados en la ruta Cochabamba – Santa Cruz. Foto: RRSS
Una vez concluida la actividad 31 del Calendario Electoral para los comicios de agosto de este año, que corresponde a la publicación oficial de la lista de candidaturas habilitadas de las cinco organizaciones políticas y las cinco alianzas, por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) en el portal web del Órgano Electoral Plurinacional (OEP), se cierra la puerta de manera definitiva a las intenciones de Evo Morales de ser inscrito como candidato presidencial; sin embargo, más allá de levantar las medidas de presión, sus seguidores intensificarán las protestas; pero, ¿cuál es el objetivo?
Lo cierto es que la política boliviana entra en una etapa decisiva. Aunque el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) cerró formalmente la posibilidad de que Evo Morales se postule nuevamente a la presidencia en 2025 con una sentencia expresa; pero, además, con la ratificación de la sigla del partido con el que pretendía participar en las elecciones; sus seguidores no han abandonado las calles y carreteras. Las movilizaciones convocadas por sectores leales al exmandatario hacen que la tensión se incremente.
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Analistas y actores políticos observan con creciente preocupación un panorama que oscila entre la incertidumbre electoral y un potencial deterioro del sistema democrático. Ello da lugar a dos hipótesis: el objetivo de Morales y sus huestes es impedir la materialización de los comicios presidenciales, para forzar a una nueva convocatoria; o buscan forzar la renuncia del presidente Luis Arce Catacora, para que asuma el tercero en la cadena de sucesión, Andrónico Rodríguez, para que, mediante argucias y la instrumentalización del TCP, se proceda a su rehabilitación electoral.
El dirigente intercultural Enrique Mamani amenazó a los vocales electorales. Foto: captura de video
“El país entero está siendo tomado como rehén por un grupo radicalizado: los evistas, seguidores de Evo Morales, que han abandonado completamente la vía democrática para pasar a la acción violenta, sistemática y criminal. Ya no se trata de protestas. Se trata de terrorismo político”, afirma la analista Nadia Beller, quien hace énfasis en la amenaza lanzada sobre la ‘batalla final’ aludida por el propio Morales en un audio. “No es una metáfora: es un plan para cercar las ciudades, cortar el ingreso de alimentos, de carburantes, paralizar la economía y sembrar el caos para imponer su candidatura por la fuerza”, advierte la experta.
Los bloqueos, marchas y anuncios de nuevas medidas de presión han sido leídos de distintas maneras. Por un lado, se sospecha que el objetivo podría ser entorpecer el proceso electoral mediante la apertura de un escenario de confrontación institucional; pero, por otro, el temor más grande es se esté gestando esa estrategia más profunda, que tendrá el objetivo de socavar la estabilidad democrática, por ello, la demanda de renuncia del presidente Luis Arce como una de las principales banderas de lucha de los movilizados.
“El pedido de renuncia de un presidente elegido democráticamente no es un simple acto de protesta. Es una declaración política que apunta a vaciar el sistema desde adentro”, advierte la politóloga María Teresa Zegada. “Las movilizaciones están dejando de ser una presión legítima para convertirse en una amenaza directa al orden constitucional”, afirma la experta a propósito de la ebullición de la conflictividad en el país que amenaza con detonar en cualquier momento.
Morales anunció la ‘batalla final’ en un audio filtrado. Composición: Visión 360
La posición expresada la pasada jornada por el dirigente intercultural Enrique Mamani al descartar un posible cuarto intermedio en el bloqueo de caminos evista, da por ciertos los temores ya que, al haber precluido la fase de las inscripciones, Evo Morales perdió toda posibilidad, si la tenía, de ser uno de los aspirantes a la Presidencia. La pasada semana, Mamani amenazó a las autoridades electorales y develó hasta la dirección de dos de ellos, tras señalar que conocen también qué hacen sus familiares.
Además de ello, Ruth Nina, presidenta del Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), la tienda política con la que Evo Morales buscaba ser candidato presidencial, afirmó que la decisión del Tribunal Constitucional de suspender esta sigla es una ‘aberración jurídica’ y lanzó una frase que más que raya entre la amenaza y la sentencia al asegurar que “si Pan-Bol y el hermano Evo Morales no puede hacer campaña, pues ningún partido político va a poder hacer campaña en estos meses que quedan a las elecciones”.
Sin embargo, el cuestionamiento de líderes de la oposición y otros analistas políticos no es solo al ala evista, sino también al gobierno de Luis Arce Catacora, quien reclaman la impasividad ante el crecimiento de la temperatura social. Según los analistas, el presidente compra tiempo con las movilizaciones ante un problema social que se le venía encima debido a la grave crisis económica que afecta a la población por el alza del precio de los alimentos, la escasez de combustibles y la iliquidez de divisas.
Ruth Nina rompe el fallo del TCP. Foto: APG
El politólogo Guillermo Bretel sostuvo en la Hora Pico de eju.tv que el Gobierno de Luis Arce no solo tiene la capacidad de levantar las medidas de presión mediante el uso legítimo de la fuerza pública, pero que opta por no hacerlo, porque le permite desplegar una cortina de humo para encubrir la escasez de combustibles. “El gobierno puede actuar. Tiene la policía, tiene los militares, puede reprimir los bloqueos, liberar el camino y que haya elecciones libres, pero no lo hace porque tiene un problema político mucho más grande: la falta de combustible, que se basa en la falta de dólares”, señala.
Desde la oposición, los pronunciamientos han sido tajantes. Carlos Mesa, líder de Comunidad Ciudadana (CC), advierte sobre el riesgo de ‘una regresión autoritaria disfrazada de movilización popular’. Por su parte, el diputado de Creemos, Erwin Bazán, señala que “Evo Morales no acepta el fallo del TCP porque nunca aceptó límites al poder. Si no puede ser candidato, quiere que nadie lo sea”. Por su parte, la Conferencia Episcopal Boliviana, en un reciente comunicado, instó a ‘preservar la institucionalidad y la paz’, y rechazó ‘cualquier intento de interrumpir el proceso electoral por vías de hecho’.
El futuro inmediato plantea desafíos complejos, porque el país ingresa en una etapa electoral signada por la conflictividad. A juicio del analista político Franklin Pareja, “estamos frente a un momento bisagra. La democracia se prueba en su capacidad de procesar las diferencias sin recurrir al colapso institucional. Si las movilizaciones del evismo continúan con demandas maximalistas, pueden abrir la puerta a una crisis profunda que afecte no solo al Gobierno, sino a todo el sistema democrático”.
El MAS está dividido en tres corrientes, solo Andrónico será candidato. Foto: Unitel
Mientras tanto, la incertidumbre en la ciudadanía se incrementa por un escenario cada vez más polarizado y enguerrillado. La movilización social, en democracia, tiene un lugar legítimo; pero cuando se vuelve una herramienta para desconocer fallos judiciales, exigir renuncias o condicionar elecciones, deja de ser una expresión política para convertirse en una amenaza directa al orden constitucional, señala la mayoría de los expertos y líderes políticos. Lo cierto es que Bolivia se encuentra nuevamente en una encrucijada.