Guido Añez Moscoso
Cuando los mafiosos se disfrazan de políticos, la sociedad en su conjunto sufre, la construcción del Narcoestado en Bolivia y su modelo económico narcotizado nos está llevando a ser un país paria si no tenemos la capacidad de recuperarlo.
La fortalecida economía del circuito coca-cocaína, no admite quedarse sin su candidato histórico, aunque lo tiene a Andrónico, pero el ego, el narcisismo y los compromisos con la mafia internacional de Evo, no le permiten quedarse fuera del juego político en el país, y ese es el fondo que nos tiene a los bolivianos nuevamente en vilo, paralizado, bloqueado, los muertos no le interesa, mata y se victimiza, culpa de sus crímenes al adversario, sucedió en octubre del 2003, en noviembre del 2019 y ninguna de sus reivindicaciones son justas o reivindicando medidas favorables para los más pobres del país, todas son para favorecerle
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a el, a su ambición política, primero fue para conquistar el poder y ahora para recuperarlo.
La fuerza política de Evo, está en la ubicación geográfica de su territorio, en liderizar el negocio de la coca ilegal, en manejar con mano de hierro las seis federaciones del trópico de Cochabamba que le dan sustento económico a su carrera política. Él ejerce desde 1988 la secretaria ejecutiva de la federación de cocaleros.
Es el político mejor financiado del país, el narcotráfico, las ONGs, los aportes sindicales, Venezuela con Chávez, Libia con Kadhafi lo financiaron abiertamente.
Su mentalidad es totalitaria, es un impostor, ha utilizado el disfraz de «originario e indígena» en un país con el 80% de población urbana y mestiza, y ha transformado la coca excedentaria que va al narcotráfico en la «hoja sagrada y milenaria» y ha convertido la coca en un arma política para “luchar contra el imperialismo” y someter a todo un pueblo a su voluntad.
La federación de cocaleros del Chapare tiene 49.500 afiliados, es decir 49.500 unidades productivas, lo que involucraría alrededor de 113.000 personas que trabajan en la coca, lo que equivale al 5.2% de toda la mano de obra ocupada en el área rural país, los afiliados a los sindicatos cocaleros del Chapare están sujetos al chantaje y extorsión de los dirigentes que mantienen un control férreo sobre sus afiliados.
La magnitud de la influencia del narcotráfico en la sociedad es inmensa, por eso los bloqueos y los actos delictivos se amplían a todo el país, ya que un narcoestado involucra a muchos sectores de la sociedad en su negocio, la producción, el transporte, la comercialización, la provisión de insumos precursores, servicios financieros y grupos de acción violenta, esto sin contar los efectos nocivos como el incremento de la violencia, la criminalidad organizada, la corrupción el incremento de la informalidad y el trastocamiento de valores en la sociedad.
Bolivia se ha convertido en el refugio de los grandes carteles de la droga como el PCC, el Comando Vermelho de Brasil, las FARC y el ELN y otros grupos europeos, sudamericanos y mexicanos
El crecimiento de la actividad del narcotráfico en Bolivia ha cambiado la imagen del narcotráfico en el país no solo por su mayor magnitud, sino también por el uso de métodos más violentos, la presencia de cárteles no solo se refleja en la mayor frecuencia de hechos criminales reportados a diario por la prensa, y lo admiten autoridades policiales y los organismos internacionales
Las evidencias sobre el incremento de la violencia criminal, de la desestructuración social en las zonas cocaleras y del poder territorial de los grupos ligados al narcotráfico, debido al crecimiento de esta actividad en el país, queda claro que esa visión descrita de campesinos que protestan por una reivindicación justa es errónea y esconden el carácter criminal del negocio y su vinculación con la economía capitalista.
Como me decía mi entrañable compañera Susana Seleme, «los sindicatos del Chapare han sucumbido hace mucho a la mercantilización capitalista como fuerza primaria de un negocio criminal transnacional».
El fenómeno de expansión del narcotráfico en Bolivia no se ha dado por el poder de la demanda de consumo en países desarrollados, sino que responde a la aplicación de determinadas políticas gubernamentales impulsadas por el MAS, lo que confirma a Bolivia como un Narcoestado, hoy no se respetan las zonas productoras tradicionales de cultivo de coca, los sembradíos se han extendido a los parques nacionales, a los parques departamentales, a los departamentos de Santa Cruz y Beni, se encuentran plantas de refinación de clorhidrato de cocaína en el altiplano de Oruro, en el Alto de la Paz, en comunidades de Potosí, en síntesis han contaminado todo el país con el narcotráfico.
Esta es la razón de fondo de los bloqueos, las mafias del narcotráfico no pueden quedar fuera del juego político con su candidato y para eso no les importe la talla moral de este, los delitos que ha cometido, lo abominable que es como ser humano, y en eso coinciden sus aliados internacionales, el grupo de puebla, los gobiernos dictatoriales que como dicen los Chinos «No importa de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones», a la mafia no le interesa la democracia, la libertad, la justicia.
Andrónico, si bien es más de lo mismo, todavía está de suplente y tiene que hacer mérito para generar confianza en sus financiadores
La relativización de la moral en los dictadores es repugnante.
Desde la sociedad civil tiene que venir la resistencia y el cambio de los paradigmas morales de nuestra tierra, recuperar la ética en la política, la honestidad en la administración pública y la transparencia en los actos políticos no será fácil, pero es el desafío que nos impone la historia.
¡VOLVEREMOS Y VENCEREMOS! ¡VIVA BOLIVIA LIBRE!