El aumento en la llegada de ciudadanos iraníes, sumado a recientes enfrentamientos con Teherán, sitúa las políticas migratorias y los riesgos asociados en el centro de la discusión sobre la protección en territorio estadounidense.
Fuente: Infobae
En medio de una creciente tensión geopolítica entre Estados Unidos e Irán, luego del reciente bombardeo a tres sitios nucleares iraníes, datos migratorios han encendido nuevas alarmas sobre posibles riesgos para la seguridad nacional del país norteamericano.
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Según información revelada por The Center Square, más de 1.500 ciudadanos iraníes fueron detenidos al intentar ingresar ilegalmente a Estados Unidos entre 2021 y 2024, durante la administración del ex presidente Joe Biden. De ese total, 729 individuos recibieron autorización para permanecer en el país, según decisiones tomadas por el gobierno demócrata.
Este dato ha generado controversia, ya que los ciudadanos iraníes están clasificados por el gobierno de Estados Unidos como “extranjeros de interés especial”, una categoría que implica un escrutinio más riguroso debido al potencial riesgo que podrían representar para la seguridad nacional. En comparación con migrantes de otras nacionalidades, se espera que reciban evaluaciones más estrictas, según explicó el periódico británico The Daily Mail. En total, más de 10 millones de personas de todo el mundo ingresaron a Estados Unidos mientras Joe Biden estuvo en el poder.
La creciente preocupación se da en un contexto de advertencias oficiales. El Departamento de Seguridad Nacional emitió un memorando alertando sobre un “entorno de amenaza elevada” en territorio estadounidense, especialmente tras el ataque aéreo ordenado contra instalaciones nucleares iraníes. Según el medio británico, ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Washington D.C. se encuentran en alerta máxima ante posibles ataques cibernéticos, a infraestructuras críticas o financieros.
El ex director interino de ICE y ex funcionario de la primera gestión de Donald Trump, Tom Homan, manifestó su preocupación en una entrevista con Fox News Sunday, al afirmar: “Durante los últimos cuatro años, mi mayor preocupación fue esta frontera abierta… fue la mayor vulnerabilidad de seguridad nacional que este país haya visto jamás”.
Homan también señaló que 1.272 ciudadanos iraníes fueron liberados dentro de Estados Unidos durante la administración Biden, incluyendo casos de personas que ingresaron por puertos de entrada oficiales. En contraste, aseguró: “Si lo comparas con la administración Trump: cero liberados”.
El número de ciudadanos iraníes interceptados en la frontera muestra una tendencia creciente: 48 fueron detenidos en la frontera en 2021, 197 en 2022, 462 en 2023 y 797 en el último año de la administración Biden. Estas cifras incluyen tanto la frontera sur como la frontera norte, y corresponden a migrantes iraníes interceptados por la Patrulla Fronteriza, señaló The Daily Mail.
Además, las cifras oficiales podrían ser solo la punta del iceberg. Se estima que al menos dos millones de inmigrantes conocidos como “gotaways” — inmigrantes ilegales que pudieron escaparse de los agentes de la Patrulla Fronteriza antes de ser detenidos — entraron a Estados Unidos durante el mandato de Biden.
“¿Sabemos dónde están todos esos dos millones de ‘gotaways’? No. No sabemos quiénes son, por qué están aquí ni de dónde vinieron”, advirtió Homan. “La inteligencia de la Patrulla Fronteriza en los últimos cuatro años encontró alfombras de oración en la frontera. Encontraron identificaciones de personas de Irán, Turquía, Uzbekistán, Siria. Así que sabemos que algunos terroristas cruzaron esa frontera. Seríamos unos tontos si pensamos que no cruzó ninguno”.
La situación migratoria coincide con una intensificación del discurso hostil desde Teherán. Algunas figuras públicas de Irán han amenazado con represalias militares, incluyendo advertencias de que hasta 50.000 soldados estadounidenses serán devueltos a Washington en ataúdes, recolectó el medio británico.
Mientras las autoridades refuerzan las medidas de seguridad internas, el debate sobre las políticas migratorias y sus implicaciones para la seguridad nacional vuelve a ocupar un lugar central en la agenda política estadounidense.