En Bolivia nadie vota a la inteligencia o a la capacidad. Votan al cargo asegurado por cinco años, al lote saneado después de los incendios, a la sede sindical, construida por el gobierno, o a cualquier otro trueque “pachamamón”. El voto no es individual, sino colectivo.
Fuente: https://ideastextuales.com
Por supuesto, tampoco se vota por las tendencias de una encuesta. De hecho, si trabajas como funcionario público en una alcaldía/gobernación/ministerio, y te han pedido “apoyar” al jefazo, verás que el acto de elegir está fuertemente condicionado con tu cargo laboral.
Las encuestas son termómetros. Nada más. Termómetros que miden una enfermedad que lleva décadas; algunos le dicen masismo, yo le digo “llunkerío”.
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Y todas nuestras conversaciones giran en torno a la política. No hay peor síntoma de un país enfermo, que sólo hable de politiquería, y encima la defienda.
Y como buena cochala, “soy envidiosa y sexy”. Eso es lo que dijo el ilustrado ministro de Obras Públicas Edgar Montaño al no recibir apoyo en la Asamblea, para desembolsar créditos. “Hay envidiosos que no permiten el avance de obras”, mencionó.
Tengo envidia porque el hijo del presidente recibe un crédito de $us 3 millones a sus 25 años. Envidia porque el sistema bancario les debe entregar miles de dólares, “sí o sí”, a los “llunkus”, en cualquier agencia.
Envidia porque el Estado, sigue siendo el mayor empleador de este país, y que cualquier incentivo, como subir el salario mínimo, recae directamente sobre nosotros que generamos empleos, pagamos impuestos, y hacemos fila de la gasolina (porque no usamos al chofer de la oficina para ello).
Envidia porque los funcionarios estatales recibirán su salario sin ningún atraso, porque la empresa no fue intervenida ni disminuida por la crisis.
A los llunkus les doy un consejo: Ahorren hasta el 8 de noviembre, porque ese día se van, quedarán despedidos. (Eso espero).
Y, por otro lado, ahí está el JeiPi Velasco, que dice que “trabajar en el Estado debería ser sexy otra vez”. ¡Es sexy, pues! Porque ganas Bs 20.000, cada mes, por pedir sellito, informito, cara de culito y “vuelva mañana con su fotocopia de carnetcito”.
Será sexy cuando se eliminen varios ministerios, viceministerios y empresas públicas. Tan sexy que realmente nadie querrá trabajar en un lugar, como cuota de partido. Tanto, que las contrataciones serán mediante una empresa de talento humano, y no mediante un comité político.
Aquí estamos, en pleno 2025, con los “centennials” que aman los 80, la estética de Madonna, los discos de Depeche Mode, las películas de Michael J. Fox y todo lo vintage. Así que, para darles ambientación, les traemos, además, la economía de 1985: inflación, filas, precariedad, devaluación y desbarajuste político. Felicidades, bienvenidos a su primera crisis económica antes de los 30 años.
Sólo cambiamos Rosa de Lejos por videos de TikTok, y Menudo por Euphoria. Estamos reviviendo el ciclo de los 40 años, esta vez con internet y frases como “green flag”, “aesthetic” y “puro vibes”. ¿Aprendimos la lección? No. ¿Seguiremos persiguiendo al príncipe valiente que venga a salvar a esta princesa llamada Bolivia? Por favor, no. ¿Empezaremos a construir proyectos políticos basados en ideas que se traduzcan en desarrollo y crecimiento económico para todos?
Como dicen las encuestas: no sabe/no responde.
por Mónica Briançon Messinger. Artículo también publicado en Correo del Sur, El Potosí, Datápolisbolivia y La Palabra del Beni.