Entre la nostalgia conservadora y el agotamiento progresista: el dilema ideológico del electorado boliviano


Conocida la dispersión del voto, ¿el panorama es más expectable para conservadores o progresistas?

Imagen de la capacitación en el Tribunal Electoral Departamental de CochabambaLas elecciones generales se llevarán a cabo el 17 de agosto. Foto: Opinión

eju.tv



La primera encuesta nacional de intención de voto presentada por la red Unitel y llevada a cabo por Ipsos-Ciesmori ha abierto el telón del ciclo electoral con una fotografía que, más allá de los nombres en contienda, retrata una probable y compleja transición ideológica. La investigación muestra un electorado sumamente fragmentado, varios liderazgos desgastados y un voto indeciso que puede ser determinante en la recta final del proceso electoral; la principal interrogante es quién tiene mejores perspectivas en este nuevo tablero, ¿los conservadores o los progresistas?

Los tres primeros lugares en la encuesta; el empresario Samuel Doria Medina (19,1%), el exmandatario Jorge Tuto Quiroga (18,4%) y el presidente del Senado Andrónico Rodríguez (14,2%); representan tres vertientes ideológicas distintas. Doria Medina representa tiene una posición de centro derecha más pragmática y empresarial, Tuto Quiroga simboliza al sector más conservador del electorado y frontalmente antimasista; mientras que Andrónico Rodríguez, si bien se presenta bajo el manto de la renovación, encarna la continuidad del ala dura del Movimiento al Socialismo (MAS); con una imagen juvenil, pero bajo el influjo de una trayectoria evista de más de diez años.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Desde una mirada histórica, desde la recuperación de la democracia en la década del 80 y antes de la hegemonía del Movimiento al Socialismo, a partir del año 2005, la derecha boliviana ha tendido a fragmentarse en varios frentes, hecho que dio paso a lo que se conoció como la democracia pactada, porque solamente las alianzas poselectorales permitieron a los mandatarios tener una relativa gobernabilidad; Sin embargo, a partir de la irrupción del partido azul, la izquierda progresista monopolizó el contexto político bajo el liderazgo de Evo Morales durante prácticamente dos décadas.

En la primera encuesta saca ventaja el sector conservador. Foto: captura pantalla

Sin embargo, la dispersión actual del voto (nadie supera el 20%) indica un cambio de etapa. El progresismo ya no tiene una figura excluyente; las peleas internas en el MAS resquebrajaron la unidad monolítica que ostentaba y provocó una fragmentación que ahora se grafica en la presencia de tres candidaturas que se desprenden de esa corriente: Andrónico, Eva Copa y Eduardo del Castillo; los tres son jóvenes, pero representan diferentes líneas que muestran una escisión más profunda que la del campo conservador.

Además, que no logran hasta el momento enamorar a un elector sumamente disgustado con el masismo al que responsabilizan por la crisis que atraviesa el país; es más, se da un fenómeno después de 19 años de hegemonía de la izquierda y es que las candidaturas con discurso antiMAS (Tuto Quiroga, Doria Medina, Manfred Reyes Villa y Rodrigo Paz Pereira) concentran más del 50 por ciento de intención de voto; en tanto, los tres nóveles postulantes apenas sobrepasan el 18 por ciento de la preferencia electoral.

Lo que muestra la encuesta de Ipsos-Ciesmori es que, por primera vez desde 2005, la derecha ampliada conformada por liberales, conservadores y populistas, se perfila con mejores posibilidades de capitalizar el voto útil, aunque aún sin una narrativa renovadora. Jaime Dunn, un economista referente del liberalismo económico, podría inclinar aún más la balanza al captar ese voto indeciso del electorado, ya que refleja ese deseo de renovación en el país. La derecha inicia el proceso electoral con ventaja, y sin un personaje dominante, pero con el terreno fértil para consolidar un cambio de paradigma.

Doria Medina

En los papeles, Tuto Quiroga tiene un escaso margen de crecimiento, debido a su posición contra los sectores de izquierda; en tanto, Doria Medina, pese a haber tenido cinco candidaturas fallidas anteriores ser visto, parece haber tomado la delantera con un discurso más de centro y pragmático; sin embargo, esa ambigüedad ideológica ya que no se muestra como un conservador duro ni liberal puro, también puede limitar su consolidación; por su parte, Reyes Villa no puede llevar su propuesta fuera de Cochabamba. Si Dunn es habilitado, puede consolidarse como esa figura disruptiva, aunque le juega en contra el tiempo.

Del lado progresista, el MAS ha perdido el monopolio del relato popular, más aún porque en el gobierno de Luis Arce la crisis se agravó hasta límites vividos solamente en la década de los 80. Si bien Rodríguez ocupa el tercer lugar, sus porcentajes no llegan al 16 por ciento en ningún departamento, constatación que pone en duda su capacidad de arrastre en todo el territorio nacional. Por su parte, la alcaldesa alteña Eva Copa y el exministro Eduardo del Castillo enfrentan un panorama muy complicado y ponen en riesgo hasta la permanencia de sus siglas, debido a su apoyo marginal lejanos en la tabla, lo que evidencia que un rostro juvenil no es suficiente.

La distribución regional refuerza la hipótesis de ese cambio de tendencia: Doria Medina lidera en Tarija, Potosí, Chuquisaca y Pando, aunque sin grandes márgenes, pero que le puede dar una atractiva presencia en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) si consolida esa prencia regional, Tuto Quiroga lo sigue de cerca en el segundo lugar. Ello muestra que si bien no hay una hegemonía clara, existe una gran expectativa en el sector antimasista. En cambio, Rodríguez solo gana en Potosí (15,9%) y Chuquisaca (11,1%), sin hegemonía clara en ninguno.

El expresidente Evo Morales participa de su proclamación en Chimoré.Evo es el gran ausente en el proceso, aunque no desiste en su intención. Foto: La Razón

A la luz de esta encuesta, la expectativa favorece al espectro conservador. Pero no es que se trate de una reconversión de los votantes hacia la derecha, sino hay señales que muestran que más bien es un voto castigo al progresismo desgastado, que se traduce en demanda ciudadana de orden, gestión y renovación. El escenario de dispersión, agravado por el 27% del voto no decidido o nulo, hace que la clave esté en quién logre la unidad más que en quién grite y presione más fuerte.

En resumen, los conservadores tienen mejores perspectivas, pero aún no tienen el relato ni la figura que galvanice al electorado. El progresismo, atrapado entre el desgaste del MAS y la falta de recambio creíble, parece por ahora sin capacidad de recuperación, aunque Bolivia ya ha demostrado que todo puede cambiar en el último tramo. Por ahora, la balanza e inclina hacia la derecha, pero con margen para la maniobra de quienes en este momento son los eventuales perdedores. La lucha no está definida, pero sí desnivelada.