Antes que nada, creo que el mundo occidental civilizado apoya a Israel. Es un país que está defendiendo los valores occidentales de democracia, libertad y visión de futuro. En contraparte, el régimen fundamentalista iraní tiene bajo prisión ideológica a sus ciudadanos desde hace casi 50 años. Es un régimen que mira el pasado y no el futuro y, convenientemente, tiene aliados en regímenes socialistas latinoamericanos como Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Siendo así, bajo ningún concepto se puede aceptar que una teocracia abusiva tenga en su poder armas de destrucción masiva.
Obviamente, esperar tener datos absolutamente transparentes sobre las operaciones petroleras iraníes es un poco iluso. El régimen maneja –como cualquier régimen– los datos de producción y comercialización de crudo a su antojo.
Pero, de todas maneras, Irán produce entre 3,2 y 3,5 millones de barriles diarios (bpd) de petróleo crudo, lo que lo convierte en el tercer mayor productor de la OPEP, detrás de Arabia Saudí e Irak. (2025, con varias fuentes cruzadas como Agencia Internacional de la Energía (AIE).
De esta producción, aproximadamente 1,5 a 1,8 millones de bpd se destinan a la exportación, principalmente a China: que viene a ser el mayor comprador de petróleo iraní, absorbiendo entre 70% y 80% de las exportaciones.
Probablemente, Irán debe tener otro tipo de redes comerciales que están fuera de radar, dado que el país está bajo sanciones estadounidenses, como transferencias barco a barco o pagos en yuanes, etc.
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Recientemente, Israel y posteriormente Estados Unidos hicieron un bombardeo quirúrgico a instalaciones militares de enriquecimiento de uranio, para evitar que Irán produzca material para bombas nucleares.
Sencillamente, no creo que las intenciones de Irán sean generar/producir electricidad a partir de plantas nucleares. Están en carrera por conseguir armas de alto poder destructivo.
Tras los ataques israelíes a instalaciones militares y nucleares iraníes, el crudo Brent, referencia en Europa, y el del West Texas Intermediate (WTI), referencia en EEUU, mudaron de precios.
Mientras escribo esta columna van a seguir cambiando en las pantallas.
El Brent llegó a subir más del 13%, alcanzando los 78,5 dólares por barril, mientras que el WTI subió cerca del 15%, llegando a 77,5 dólares por barril.
El golpe más certero podría ser si Israel/Estados Unidos bombardean la isla de Kharg (a 25 kms de la costa iraní), en donde están las principales terminales de logística de exportación de crudo, o el cierre del Estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente el 20% del petróleo mundial y un tercio del gas natural licuado (GNL).
Ambos eventos: tanto el bombardeo a centros de logística de exportación iraní cuanto el cierre del estrecho podrían disparar los precios del Brent a 120-130 dólares por barril (proyecciones de Deutsche Bank y Oxford Economics).
De todas maneras, no creo que Estados Unidos e Israel no tomen en cuenta ambos aspectos. Deberían, en todo caso, controlar tanto el centro de exportación cuanto el estrecho. Pero eso ya responde a estrategia militar de la que nadie conoce mucho.
Si aumenta precio de crudo, obviamente se incrementa precio de refinados (gasolina, diésel o combustible de aviación), lo que genera alza de costos de producción en el transporte, la distribución de alimentos y, en consecuencia, la inflación general.
Retirar del mercado la circulación de 3 millones de barriles, en caso de que colapse el sistema de exportación de crudo iraní, sería significativo para posicionar el Brent a 90/120 dólares.
Sin embargo, para paliar aquello la OPEP+, liderada por Arabia Saudí, incrementó la producción de crudo en semanas, inyectando más oferta y tratando de estabilizar el mercado.
Adicionalmente, los estrategas de consumo de crudo, liderada por Estados Unidos, indican que es imposible que se vuelva a repetir la crisis petrolera de 1973. Hoy, Arabia está con Israel y Estados Unidos.
Veremos cómo concluye este tema geopolítico.