Debates sin dominadores y voto fragmentado en las encuestas: la segunda vuelta toma fuerza


Los tres debates más recientes no lograron consolidar un liderazgo claro, mientras las seis últimas encuestas muestran cifras cerradas entre punteros y un voto residual cercano al 30 %; ese binomio refuerza el balotaje como escenario casi inevitable.

Aspirantes presidenciales en el foro de la Cainco.

eju.tv



De cara a las elecciones generales, el país experimenta un momento electoral que no se observaba desde hace dos décadas: ni los debates ni las encuestas logran imponer un favorito, las cuales muestran un voto residual alto -blanco, nulo e indeciso-, que ronda entre el 28 % y el 35 % y la proximidad de los comicios advierte que ningún candidato superará el umbral del 40% con una distancia de 10% sobre el siguiente, condición mínima para evitar una segunda vuelta

Dos encuestas de Unitel (Ipsos Ciesmori), dos de Red Uno y Cadena A (Captura Consulting) y dos de El Deber (SPIE), muestran que la tendencia no se mueve, el desempeño de los candidatos presidenciales en las redes televisivas y otros foros institucionales y empresariales revelan que no existe una propuesta excluyente de alguno de los candidatos respecto a sus contendores. Ni los presidenciables ni sus acompañantes lograron encender el panorama electoral con una promesa electoral innovadora que enamore al electorado.

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Los debates – dos presidenciales y uno entre vicepresidenciables – no alteraron significativamente el panorama que muestran las encuestas. Según analistas como Rafael Vilar, no habrá sorpresas en la disposición de las preferencias, pero sí podría haber un reacomodo, tal cual muestra la última encuesta de El Deber, que pone a Manfred Reyes Villa con poco más del 10%, por delante de Andrónico Rodríguez, con el 8,26%; empero, del análisis se deduce que los dos primeros podrían intercambiar posiciones, pero sacarían ventaja en el Legislativo.

El debate de los candidatos a la Vicepresidencia. Foto: Unitel

“Hasta este momento (y supongo que seguirá así) el peligro de una dispersión dentro de la Asamblea Legislativa Plurinacional se mengua porque las previstas dos bancadas principales deberán responder a dos líderes reconocidos (ojo con el antecedente de las bancadas de Creemos y de Comunidad Ciudadana en la legislatura que finaliza), habrá una menor bancada ‘de izquierda’ androquinista y, en los mejores casos, algunos pocos asambleístas —si los hubiera— respondiendo a algunas otras candidaturas”, señala.

El debate mostró la ausencia de un liderazgo aglutinador y la persistencia de la retórica personalistas, por ello, se puede colegir que los diferentes espacios para el contraste de ideas, consolidaron más la fragmentación antes que mostrar una posición unificadora que de la certidumbre al electorado sobre una coincidencia en las posiciones de líneas ideológicas similares, que permitan advertir un panorama más esperanzador después de las elecciones con una casi segunda vuelta incluida.

“En el resumen, poco de nuevo, sus ofertas y promesas vienen desde meses atrás y, por supuesto, el condimento cargoso: repetir los males que toda la ciudadanía conoce. A pesar de lo cual la opinión pública evalúa quién fue el mejor en el debate, quién fue más seguro, quién planteó de manera más clara sus verdades, y también quién apareció por momentos poco convincente e indeciso”, señala el periodista Mario Malpartida, a manera de balance de este ejercicio que deja sabor a poco en el electorado.

Según el exdiputado Jaime Navarro, todas las encuestas que tienen la verificación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) muestran un escenario favorable a las candidaturas opositoras y desplazan al único aspirante que proviene del masismo hasta una cuarta posición; pero, pone también en el tapete la incidencia de los nulos, blancos e indecisos, debido a que lideran la intención de voto de los encuestados.

Candidatos de las elecciones en Bolivia 2025Los resultados de la última encuesta de El Deber. Foto: El Deber

“Las preferencias electorales se concentran en las candidaturas de Samuel y Tuto, líderes que muestran el perfil técnico y político adecuado para lograr las transformaciones necesarias que permitan salir de la crisis. Leo y escucho opiniones respecto a una segunda vuelta entre opositores; la veo poco probable. Veinte años de proceso de cambio, de ilusión de inclusión social, de poder absoluto, de empoderamiento de organizaciones sociales, prebenda y corrupción no se desvanecen tan rápidamente”, afirma.

Las cifras actuales refuerzan esta teoría: en la encuesta de El Deber, Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga se disputan el primer lugar con 21,76 % y 20,7 % respectivamente; Manfred Reyes Villa es tercero con el 10,01% y Andrónico Rodríguez es relegado a un cuarto lugar con un famélico 8,26% aparece en tercer lugar con 14,7 %; y los indecisos, blancos y nulos superan el 24 %. En la última encuesta de Unitel, Doria Medina tenía 18,7 %; Quiroga, 18,1 % y Rodríguez, 11,8 %, hubo un 32 % de voto residual.

Pero, cuando Ipsos Ciesmori consulta sobre la seguridad en la decisión de voto muestra que aquellos que dijeron blanco, en un 59% ya tienen decidido su voto y un 41% podría cambiar; mientras que, en el caso del voto nulo, un 72% está decidido a anular su voto y un 28% podría cambiarlo. Asimismo, un 49% señala que ningún candidato le convence, un 22% tiene dudas entre dos o tres candidatos, un 19% tiene decidido su voto y un 10% no sabe no responde.

$output.dataUnitel anuncia la difusión de una tercera encuesta. Foto: Unitel

Si bien el Movimiento al Socialismo (MAS) afronta una división que lo deja al borde del abismo, esa ruptura ha abierto el espacio a una oposición que no aprovecha la coyuntura bonancible y se atomiza nuevamente con el rechazo al modelo masista como único denominador común, pero sin cohesión ni liderazgo que le imponerse en primera vuelta. El resultado de todo ello es un bloque electoral indeciso que difícilmente se movilizará en torno a una candidatura consolidada.

El escenario se decanta por una segunda vuelta: una elección sin favorito claro, donde el voto residual y el impacto de los debates – o, como se vio, la ausencia de impacto decisivo – serán clave para definir quién enfrentará ese balotaje y con qué narrativa, pero si es que hay un aterrizaje en las propuestas programáticas; caso contrario, el escenario no cambiará, lo que supone que la gobernabilidad que se construya demandará pactos, capacidades de negociación y un tramo institucional fortalecido para evitar una crisis de gobernanza desde el arranque.

“Ni en los discursos ni en los planes de gobierno aparece una reflexión clara sobre cómo generar gobernabilidad en un contexto de alta fragmentación política, debilidad institucional y expectativas sobredimensionadas. No hay propuestas para incorporar activamente los sectores económicos, sociales y territoriales al diseño de políticas; crear canales de participación y concertación reales; y enfrentar las desigualdades que erosionan la cohesión nacional”, escribe el politólogo Ronald Nostas al respecto.