El lugar más frío del planeta, un sinfín de diamantes y su propio Año Nuevo: ¿cómo es Yakutia, la región más grande de Rusia?


La república rusa de Sajá tiene una superficie de 3,1 millones de kilómetros cuadrados, con más del 40 % de su territorio por encima del círculo polar ártico.

Mujer con un reno en el IV Congreso de pastores de renos de la República de Sajá, en el territorio del lago Saisary. Andrey Sorokin / Sputnik

Fuente: RT

En el Lejano Oriente ruso se ubica una zona que no tiene análogos en el planeta por sus condiciones naturales y territoriales: Yakutia, conocida oficialmente como la República de Sajá. La ‘tierra de los yakutos’ es la región más extensa de Rusia y el área poblada más fría del mundo.



En ese insólito lugar –cuya superficie supera, por ejemplo, a la de toda Argentina– se ha conservado una naturaleza casi intocada por el hombre, y, al mismo tiempo, se ha acumulado una experiencia única de agricultura e industria en las condiciones climáticas extremas del norte.

Yakutsk, la ciudad más grande de las situadas en el cinturón de permafrost. Legion-Media

Yakutia está situada en la parte nororiental del continente euroasiático. La superficie total de la república, junto con las islas de Liajov, Anzhú y De Long en el océano Ártico, es de 3,1 millones de kilómetros cuadrados, con más del 40 % de su territorio por encima del círculo polar ártico.

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Casi todo el territorio continental de la región es una zona de permafrost continuo. El espesor medio de la capa helada alcanza entre los 300 y 400 metros, y en la cuenca del río Viliui es de 1.500 metros, la máxima congelación de rocas del globo. La capital de la república, Yakutsk, es la ciudad más grande de las situadas en el cinturón de permafrost. Una gran parte de la región está ocupada por bosques de taiga y cuenta con numerosos ríos y lagos, así como con una rica fauna.

Las condiciones naturales y climáticas de Yakutia se caracterizan por ser extremas en muchos aspectos. Su clima es marcadamente continental, caracterizado por largos periodos invernales y cortos estivales. No hay un solo poblado donde no se hayan registrado heladas inferiores a -50 °C.  La diferencia entre las temperaturas medias del mes más frío –enero– y del más cálido –julio– es de entre 70 y 75 grados. En cuanto al valor absoluto de la temperatura mínima (hasta -70 °C) y su duración total (de 6,5 a 9 meses al año), la república no tiene análogos en el hemisferio norte.

El pueblo más frío de la Tierra, Oimiakón, Yakutia. Alex Kova / Legion-Media

Así, el pueblo más frío de la Tierra, Oimiakón, se sitúa en el este de Yakutia, a 741 metros sobre el nivel del mar. La temperatura más baja conocida se registró en 1924, cuando los termómetros cayeron hasta -71,2 °C. Pese a sus condiciones extremamente duras, la localidad fue durante la Segunda Guerra Mundial uno de los puntos de la ruta aérea clandestina Alaska-Siberia (Alsib) por la que se entregaban aviones estadounidenses a los defensores soviéticos.

Hábitos dictados por el frío

La densidad de población de Yakutia es de solo 0,32 personas por kilómetro cuadrado y en las zonas rurales se pueden recorrer 300 o 400 kilómetros sin encontrarse con nadie. En este contexto, los lugareños pueden considerar vecinos a los habitantes del asentamiento más cercano, aunque estén separados por horas de viaje.

Participante del IV Congreso de pastores de renos de la República de Sajá, en el territorio del lago Saisary. Alexander Kryazhev / Sputnik

Hasta la fecha, se trata de una de las regiones más aisladas y de más difícil acceso del mundo: el 90 % de su territorio carece de conexiones de transporte durante todo el año. Así, durante las inundaciones y la temporada baja, solo es posible llegar a las zonas remotas de la república por aire. Los médicos también utilizan este medio de transporte: equipos móviles vuelan por los distritos yakutos para examinar y operar a los residentes locales.

En cuanto a la vida en las ciudades, las costumbres de sus habitantes también están dictadas por el clima. Así, los edificios urbanos suelen construirse sobre pilotes para que el viento pueda fluir libremente bajo ellas. De no hacerlo así, el calor procedente de las casas derretiría tarde o temprano el permafrost que hay debajo, y los cimientos perderían su estabilidad. Este método se desarrolló a finales de la década de 1940.

Los automovilistas de Yakutia también tienen sus propios hábitos. A veces, hace tanto frío en invierno que los neumáticos de los coches se congelan y se vuelven tan rígidos como el plástico. En tal caso, al girar una rueda, puede reventar o salirse fácilmente. Muchos lugareños no apagan su vehículo y dejan el motor al ralentí durante días y noches. De lo contrario, el aceite del motor se congelaría.

Actualmente, la República de Sajá –que ocupa el primer lugar de las regiones rusas en reservas totales de todo tipo de recursos naturales– es una de las regiones mineras más importantes del país: su industria está orientada a la extracción y procesamiento de materias primas.

Vista aérea de la ciudad de Mirny y la mina de diamantes Mir, Yakutia. Legion-Media

En los años 1950 y posteriormente, tras el descubrimiento de yacimientos diamantíferos en el oeste de la república, se creó una potente infraestructura industrial de extracción de diamantes que sigue existiendo en la actualidad. Ahí se encuentra uno de los agujeros más grandes del planeta: el yacimiento de diamantes Mir, que proporcionaba al país la mayor parte de estas piedras preciosas.

Además, la república es la principal productora de oro y antimonio de Rusia. El platino, la piedra, las materias primas de color, materiales de construcción y otros minerales se extraen a gran escala con fines nacionales y de exportación. También es la mayor región petrolera y gasística y desempeña un papel importante en la diversificación de las exportaciones de hidrocarburos hacia el este. Desde 2011, también se ha iniciado el suministro procedente del yacimiento de carbón de Elga, el más grande del país.

El mayor yacimiento de uranio de Rusia, Elkon, también se encuentra en el territorio de la república. Sus reservas se estiman en unas 344.000 toneladas.

Asimismo, Yakutia posee la agricultura y la cría de ganado vacuno lechero y de carne más septentrionales del mundo. También se desarrolla la cría de caballos y subramas de producción agraria características del norte: caza y comercio de pieles, pesca y cría de renos.

La cría de renos sigue siendo el oficio tradicional para pueblos locales como los evenki, los yukaguires y los dolganos. Sin embargo, la escala actualmente no es la misma que antes. Los rebaños pastan sobre todo por el norte de la república, debido a las peculiaridades de la cría y la nutrición de este tipo de ganado. Por eso, lo más probable es que muchos residentes de la región, que en su mayoría viven en las zonas central y meridional, nunca hayan visto renos en persona.

Al mismo tiempo, los residentes locales han logrado plantar plantas termófilas, incluidas sandías, en la zona de permafrost, algo impensable hace tan solo 15 años. Ahora, los agricultores preparan las plántulas en invernaderos y, cuando llega el buen tiempo, las plantan en el suelo. Gracias al día luminoso, que dura casi 20 horas en verano, las bayas caprichosas tienen tiempo de madurar. Y no solo ellas: se cultivan con éxito girasoles, pepinos, tomates, trigo y otros cultivos tradicionalmente sureños.

Participante de las carreras de trineos tirados por renos que se celebran en el marco del campeonato internacional de cría tradicional de renos, Yakutia.

Lo antiguo y lo contemporáneo también se combinan en las tradiciones que guardan cuidadosamente los habitantes de Yakutia. En particular, eso se observa en las celebraciones del Año Nuevo: primero, los lugareños celebran la fiesta junto con el resto de rusos en invierno, y luego, según la antigua tradición, en verano, entre los días 10 y 25 de junio. El Año Nuevo local se denomina Ysyaj, que significa ‘abundancia’ en yakuto. La culminación de la fiesta es una danza folclórica circular que simboliza el círculo de la vida.

La región también es mundialmente reconocida por una de las artes épicas más antiguas de los pueblos túrquicos: la epopeya heroica yakuta de Olonjo. Fue reconocida en 2008 por la UNESCO como una de las obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Estos cuentos poéticos pueden variar de 10.000 a 15.000 versos y son interpretados por un cantante-narrador que relata numerosas leyendas sobre antiguos guerreros, divinidades, espíritus y animales, pero también trata acontecimientos contemporáneos, como la desintegración de la sociedad nómada.

Además, en Yakutia se encuentra uno de los monumentos naturales más peculiares del planeta: los Pilares del Lena. Se trata de formaciones naturales rocosas de casi 100 metros de altura que bordean el río Lena a lo largo de varios kilómetros. Este lugar único desde el punto de vista ecológico y turístico fue declarado en 2012 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Al mismo tiempo, la región es famosa por los numerosos descubrimientos paleontológicos hechos en su territorio. Así, en Yakutia se encuentra el mayor ‘cementerio’ de mamuts del mundo. Cada año se encuentran allí decenas de esqueletos de animales de aquella época. Además, uno de los recuerdos yakutos más populares son las diversas artesanías hechas con colmillos de mamut.