Zimbabue atraviesa una de las peores sequías de las últimas décadas. El presidente, Emmerson Mnangagwa, declaró el estado de catástrofe el año pasado, y las cosechas de este año han sido igualmente escasas.
Fuente: https://www.rfi.fr
En uno de sus efectos más sombríos, la crisis climática está alimentando un alarmante aumento de los matrimonios infantiles. La desesperación económica lleva a muchas familias a casar a sus hijas menores de edad como medio para reducir la carga alimentaria del hogar o recibir una compensación económica.
Un reportaje de Irene Savio, en el sur (Bulawayo) y oeste de Zimbabue
En una aldea rural del oeste de Zimbabue, Lungisani Nyathi, un hombre de 39 años, custodia uno de los pocos pozos de agua que no se han secado por la sequía que, el año pasado, obligó al país a declarar el estado de catástrofe y acabó con gran parte de las cosechas de las que depende la población.
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«Podría ocurrir»
«El agua no es suficiente, es poca y por eso la gente sufre mucho», cuenta. Lungisani tiene cuatro hijos, incluida una bebé de 10 meses que vive con él y su esposa en una especie de choza construida sobre un suelo árido y rojizo. La bebé es su única hija, y a Lungisani le preocupa que ella también sufra el destino que cada vez más niñas en esta región enfrentan: ser niñas esposas.
«Es algo de lo que mi esposa y yo hablamos cada vez que oímos hablar de otra niña a la que le ha pasado. Es duro, pero, si esto sigue así, sí podría ocurrir», dice Lungisani, con cierta resignación, al explicar que es poco lo que puede ofrecer a sus hijos.
«Sequías cada vez más continuadas y extendidas»
Junto con la organización británica Mary’s Meals, la ONG zimbabuense ORAP reparte comida a 56.000 niños en 170 escuelas del país. Mvuse Huni, su directora ejecutiva, explica que el proyecto también busca prevenir fenómenos como los matrimonios infantiles —al permitir que los niños acudan a las escuelas en lugar de quedarse en sus casas—, que están en aumento como consecuencia de la inseguridad alimentaria provocada por el cambio climático.
«Sin duda, están aumentando las menores embarazadas y las que se casan», dice Huni, al explicar que esto se debe a que muchas familias en las zonas rurales viven de la agricultura y, cuando hay sequía y el clima se vuelve más extremo, la agricultura se vuelve más difícil, al igual que la vida de esas familias. «El problema es que las sequías están siendo cada vez más continuadas y extendidas en el tiempo», añade Huni.
«Una estrategia de supervivencia»
«Es una estrategia de supervivencia, porque no hay suficiente comida», dice Thadine Mpone, una maestra de otra escuela del distrito de Nyati que también participa en el proyecto. Mpone explica que la escasez de agua y el hambre están llevando a muchas niñas a abandonar sus estudios, quedar embarazadas y buscar un marido para poder sobrevivir. Aunque también es una forma de reducir la carga alimentaria en sus hogares de origen.
Los matrimonios infantiles son ilegales en Zimbabue, pero en parte también tolerados por la sociedad, lo que dificulta tanto su análisis como su erradicación. Según investigaciones de organizaciones como Plan Internacional, en el país hay más de un millón de mujeres que fueron niñas esposas, víctimas de un círculo vicioso, ahora también alimentado por la crisis climática, que perpetúa la injusticia.