Cada boliviano debe aproximadamente 1.200 dólares, solo por deuda externa, pero nosotros no firmamos la deuda… ¿Seguiremos pagando sin protestar?, mientras tanto, pagamos nuestros impuestos, compramos cada vez más caro y vemos cómo el salario apenas alcanza.
La deuda pública es la suma de todo lo que el Estado pide prestado para pagar sus cuentas y se compone de: deuda interna, cuando el Gobierno se endeuda dentro del país, emitiendo bonos en moneda nacional y a través de préstamos entre instituciones que deberían ser independientes; y, deuda externa, cuando pide prestado a bancos y organismos de fuera, y hay que devolverlo en dólares.
Mientras más gasta un Gobierno sin producir riqueza, más aumenta esa cuenta. Y adivine quién paga: usted, yo, al final todos.
Bolivia debe más de 13.674 millones de dólares sólo en deuda externa, aproximadamente, el 30% del PIB. Lo cual, quiere decir que, cada ciudadano debiera hoy aproximadamente 1.200 dólares, incluso los recién nacidos, nacen con deuda, sólo por préstamos tomados afuera.
Si usted, pensó que esto era preocupante, ahora, súmele la deuda interna: bonos, letras, créditos con la banca local, que representan más del 55% del PIB.
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El total de la deuda pública ronda el 85 % del PIB, es decir, más de 40.000 millones de dólares, según estimaciones recientes. Por lo que el monto que debemos cada uno de los bolivianos, en cifras redondas, llega a rondar los 3.500 dólares aproximadamente.
Se lo ejemplificaré para que vea porqué debería importarle.
Si usted pide un préstamo en un banco, cooperativa o incluso a un amigo dentro del país, recibe bolivianos. La deuda y los intereses se pagan en la misma moneda. Eso es deuda interna.
Piense que tiene un negocio y necesita comprar materiales afuera. Para eso necesita dólares. Como no los tiene, pide prestado a familiares en el extranjero. Ahora debe devolver esos dólares, pero como aquí escasean, tiene que comprarlos en el mercado paralelo, pagando hasta 130 % más caros. Así, su deuda se vuelve más cara de lo que era al principio. Eso es deuda externa.
El problema no es a quién le debemos, sino que, que gran parte de esos préstamos (internos y externos) se fueron a gastos corrientes, no a inversiones que generen dólares de retorno. Sin embargo, en el caso de la deuda externa, cada dólar prestado se paga con nuestras reservas y cada día tenemos menos.
Esta deuda no se generó sola: responde a decisiones de un “gobierno” que ha priorizado el gasto político sobre la inversión productiva. Entre 2010 y 2024, la deuda se duplicó mientras se multiplicaban elefantes blancos, subsidios ineficientes y gastos sin fiscalización real. Cada año, millones de dólares se destinan sólo a intereses. Ni hospitales ni escuelas suficientes: pero deuda, sí.
¿Y ahora qué?, Para quien gobierne Bolivia en los próximos cinco años debe comprometerse con la disciplina fiscal. Debe auditar la deuda existente, renegociar condiciones, frenar el endeudamiento irresponsable y garantizar que cada dólar nuevo se convierta en empleo real y productividad.
De lo contrario, el costo será impagable: una ciudadanía empobrecida, dependiente y silenciada por su propio bolsillo. El voto que usted y yo demos, hoy, es la primera cuota para pagar o condenar la deuda de nuestros hijos.