La Casa Blanca presentó una estrategia nacional basada en acelerar la innovación, reducir regulaciones y convertir el hardware y software estadounidense en el estándar mundial. El documento exige objetividad en los modelos de IA y apunta contra la influencia del Partido Comunista Chino, mientras crecen las críticas por priorizar intereses corporativos sobre garantías sociales.
Fuente: Infobae
La Casa Blanca publicó este miércoles un plan de política de inteligencia artificial (IA) que define las prioridades de Estados Unidos para alcanzar el “dominio global” en el sector, según anunció la administración del presidente Donald Trump. El documento establece estrategias para consolidar el liderazgo estadounidense en una tecnología considerada tan influyente como el nacimiento de internet y advierte sobre la competencia internacional por la supremacía en el sector.
El plan incluye tres pilares centrales: acelerar la innovación, desarrollar infraestructura nacional de IA y posicionar el hardware y software estadounidense como la plataforma estándar global para avances en la materia. Según el documento, la administración busca disminuir regulaciones consideradas “obstáculo burocrático” para el desarrollo de IA en el país, y priorizar inversiones y asociaciones con el sector privado y la academia.
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La administración Trump solicita que los desarrolladores pongan los modelos de IA a disposición del público global, permitiendo su descarga y modificación por cualquier persona. Además, el documento recomienda que los modelos adquiridos por el gobierno federal sean “objetivos y libres de sesgos ideológicos impuestos desde arriba”.
Según David Sacks, principal asesor en IA de la Casa Blanca, “es una competencia global para liderar la inteligencia artificial y queremos que Estados Unidos gane esa carrera”. Sacks destacó que la IA tendrá “profundas implicaciones para la economía y la seguridad nacional”.
El plan también exige al Departamento de Comercio investigar modelos de IA chinos para determinar si cumplen con los principios de censura y supervisión del Partido Comunista Chino.
El gobierno federal propone condicionar la financiación relacionada con IA, evitando su destino a estados con normativas consideradas “onerosas”. La acción sigue a debates legislativos, como la reciente votación del Senado de Estados Unidos el 1 de julio, cuando se retiró una disposición que podía prohibir a los estados aplicar leyes sobre IA durante diez años. Sectores de la tecnología sostienen que un mosaico de regulaciones estatales ralentizaría la innovación y el despliegue, mientras que críticos señalan riesgos para la seguridad y la responsabilidad corporativa.
Algunos sectores han criticado el plan por priorizar los intereses de la industria tecnológica sobre la protección de la sociedad, frente a preocupaciones como la posible pérdida de empleos o el impacto sobre menores. Una coalición de organizaciones, entre ellas el Electronic Privacy Information Center, el sindicato Writers Guild of America East y el AI Now Institute, ha reclamado un “Plan de Acción Popular” alternativo.
Un funcionario de la Casa Blanca afirmó que la consulta pública previa a la publicación del plan recibió más de 10.000 respuestas de sectores y ciudadanos diversos.
En materia de inversión, la política actualiza las directrices de contratación federal para que solo se firme con desarrolladores de modelos de lenguaje de gran escala que garanticen la objetividad y ausencia de sesgo en sus sistemas. Sin embargo, expertos como Oren Etzioni, ex director del Allen Institute for Artificial Intelligence, apuntan que la imposición de estas condiciones podría complicar el desarrollo y ralentizar la innovación.
El plan llega tras una serie de anuncios financieros, incluida la inversión de más de 90.000 millones de dólares en Pensilvania por parte de empresas tecnológicas, energéticas y financieras, destinada a convertir el estado en un polo de inteligencia artificial. En el inicio de su segundo mandato, Trump puso en marcha el proyecto de infraestructura Stargate, de 500.000 millones de dólares, desarrollado con la colaboración de OpenAI, SoftBank y Oracle.
Trump anunció la retirada de restricciones a la exportación de chips de IA impuestas bajo la administración Biden, y permitió a Nvidia retomar la venta de sus chips H20 a China. Ha solicitado a multinacionales tecnológicas expandir operaciones en el país y reducir la dependencia de la manufactura china, celebrando inversiones de empresas como Apple y TSMC.
Aunque la colaboración entre la industria tecnológica y la Casa Blanca no es nueva, la actual administración ha intensificado la presencia de ejecutivos de grandes firmas en la agenda federal. Empresarios y el gobierno coinciden en la necesidad de mantener a Estados Unidos a la cabeza frente a los avances de China en inteligencia artificial.
El avance de empresas chinas, como la startup DeepSeek, ha generado preocupación en el sector por su capacidad de producir modelos avanzados a bajo coste. El tema de cómo mantener la supremacía tecnológica sin descuidar la seguridad surgió en mayo durante una audiencia senatorial en la que participaron directivos de Microsoft, OpenAI, CoreWeave y AMD.
“El factor número uno que definirá si Estados Unidos o China ganan esta carrera es la adopción global de su tecnología”, expresó Brad Smith, presidente de Microsoft.
El anuncio del plan de acción tuvo lugar antes del evento Winning the AI Race en Washington, en el que Trump detallará las medidas ante líderes empresariales y tecnológicos, reflejando la prioridad del gobierno estadounidense en consolidar el liderazgo global en inteligencia artificial.
(Con información de Reuters)