En su columna para Forbes, el especialista Mark Travers, expuso los hallazgos de una investigación que examinó el impacto del corte abrupto de comunicación en los vínculos amorosos y detalló las secuelas que suelen permanecer ocultas.
Por Dante Martignoni
Fuente: Infobae
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El ghosting, práctica que consiste en cortar toda comunicación con otra persona sin dar aviso ni explicaciones, se consolidó como una estrategia frecuente en el ámbito de las citas modernas.
Esta forma de ruptura permite a quien la aplica terminar la relación en sus propios términos, evitando confrontaciones incómodas y la necesidad de ofrecer explicaciones directas.
Aunque para algunos pueda parecer un recurso eficaz, investigaciones recientes muestran que los efectos de esta conducta no se limitan a un simple distanciamiento: generan consecuencias emocionales profundas para quienes son ghosteados y también repercuten en quienes aplican esta estrategia.
El estudio publicado en julio de 2025 en Personal Relationships analizó la experiencia de ser ghosteado y sus efectos psicológicos inmediatos. Más de 380 participantes fueron invitados a imaginar citas con un personaje ficticio llamado “Taylor”, y luego se les asignó uno de tres escenarios: recibir una respuesta positiva y entusiasta, ser rechazados directamente o ser ignorados por completo.
El objetivo era medir las respuestas emocionales y conductuales de los participantes según la forma en que terminaba la interacción. Los resultados revelaron que el ghosting genera efectos duraderos y complejos, y no constituye un mecanismo efectivo para protegerse de la incomodidad o el conflicto.
1. Retener el cierre emocional afecta a la otra persona
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio de 2025 indica que quienes experimentan ghosting quedan en un “espacio emocional liminal”, sin la posibilidad de procesar la ruptura ni obtener el cierre que facilita superar una relación.
La diferencia con quienes reciben un rechazo directo radica en que, aunque dolorosa, la comunicación explícita ofrece claridad y permite a la persona confrontar la situación con dignidad.
El estudio señaló que la falta de comunicación obliga a la persona ghosteada a reflexionar en aislamiento, cuestionando si su forma de vestir, personalidad, intereses o comportamiento provocaron la ruptura, o si simplemente fue incompatible con la otra persona.
Esta situación prolonga el dolor emocional y puede afectar la capacidad de confiar y comunicarse en futuras relaciones. Incluso cuando quien aplica el ghosting cree estar evitando daño, los efectos son potencialmente más dañinos que un rechazo directo.
2. Solo retrasa un conflicto inevitable
El ghosting también se utiliza como mecanismo de autoprotección. La investigadora Michaela Forrai, de la Universidad de Viena, explicó a Forbes que muchas personas interrumpen la comunicación para sentirse seguras frente a posibles confrontaciones.
“Las razones de autoprotección implican que quien realiza el ghosting termina la comunicación haciendo ghosting a la otra persona porque siente que esta es una opción más segura para sí mismo que confrontar a la persona a la que se le hace ghosting”, detalló la investigadora.
No obstante, los datos del estudio de 2025 demostraron que quienes son ghosteados tienen una probabilidad significativamente mayor de intentar contactar a su ex, lo que hace que el conflicto que se buscaba evitar tarde o temprano surja.
Este conflicto, al acumularse, suele manifestarse de manera más intensa y personal que si se hubiera afrontado desde el principio mediante una ruptura directa. El ghosting, por lo tanto, no elimina el conflicto ni las reacciones negativas; solo lo retrasa y, en muchos casos, lo intensifica.
3. Impacto prolongado en relaciones futuras
El estudio comprobó que el ghosting genera un impacto que va más allá del dolor inmediato. Las personas que fueron ghosteadas pueden experimentar dificultades para confiar y establecer relaciones con nuevas parejas.
La falta de explicación y cierre emocional produce un efecto acumulativo, que influye en la estabilidad afectiva y limita la disposición a abrirse a otros vínculos. Aunque quienes aplican el ghosting buscan evitar daño, la terminación silenciosa intensifica el sufrimiento y complica la recuperación, a diferencia de una ruptura directa y clara.
El ghosting no protege ni es una alternativa amable
Aunque algunas personas recurren al ghosting con la intención de no herir a su pareja, el estudio evidenció que esta práctica incrementa el apego emocional hacia la ex pareja y genera impactos negativos en la autoestima y bienestar emocional.
La investigadora Katherine Holmes, en 2022, explicó a Forbes que “quizás la consecuencia más perturbadora de ser víctima de ghosting es evitar una vulnerabilidad futura”.
El ghosting produce un nivel elevado de indecisión y ansiedad en futuras relaciones, ya que las víctimas desarrollan mecanismos de autoprotección que dificultan establecer conexiones significativas.
La falta de cierre y comunicación transforma la ruptura en un proceso emocional más prolongado y doloroso, que afecta la disposición de la persona para abrirse a nuevas experiencias románticas.