Sayuri Loza: «Los debates ya no son espacios para propuestas; sino para ver quién ataca mejor»


La historiadora y analista, Sayuri Loza. | RTP

 

Tatiana Castro E.

La historiadora Sayuri Loza ofrece una mirada crítica y sin filtros  sobre el momento político que atraviesa el país. Con ironía, agudeza y claridad, desmenuza el desempeño de los principales candidatos, advierte sobre el debilitamiento del MAS y analiza el avance de figuras emergentes como Rodrigo Paz. En esta entrevista con Los Tiempos, Loza  habla del voto nulo, de los pactos imposibles y del fantasma presente de Evo Morales.



Fuente: lostiempos.com

Los Tiempos (LT:  ¿Cómo analiza la actual coyuntura electoral?

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Sayuri Loza.

 (SL): Hay candidatos que se lucen y otros que no. Los debates ya no son espacios para presentar propuestas, sino concursos para ver quién ataca mejor, quién es más carismático, quién hace reír o quién no se traba al hablar. En ese sentido, algunos lo han hecho bastante bien.

Sin embargo, son debates agotadores y vacíos. Creo que, a estas alturas, la mayoría de la población ya tiene decidido su voto. Lo que hay ahora no es tanto indecisión, sino un incremento del voto nulo y blanco, que también parecen haber alcanzado un techo. En resumen, dudo que los debates cambien significativamente el rumbo electoral.

LT: ¿Qué lectura hace del desempeño de los principales candidatos?

SL: Hay dos candidaturas fuertes, claras, mientras que Andrónico Rodríguez aparece visiblemente desgastado. Se lo ve enfermo, cansado, incómodo. No es un hombre de propuestas, ni un populista con carisma. Candidatos como Tuto (Quiroga), Johnny (Fernández) o incluso Pavel (Alarcón), que es prácticamente un desconocido, muestran más soltura y seguridad en el escenario.

Tal vez a Andrónico le habría ido mejor guardando silencio, pero no podía hacerlo. No se desempeñó mal, pero transmite nerviosismo e incomodidad, algo que no se percibe en los otros.

LT: ¿Qué opinión tiene sobre la efectividad real de estos debates?

SL: Son una prueba de imagen y simpatía más que de contenido. En el mundo académico, hay expertos brillantes que escriben muy bien, pero no saben comunicar. Lo mismo pasa aquí: puedes tener grandes gestores o técnicos que no logran conectar con el público.

Estos debates son como la prueba de traje de baño en un concurso de belleza: se nota, pesa, pero al final lo que define es otra cosa. En este caso, a veces basta con una frase graciosa para conquistar un voto.

LT: Y cómo interpreta el ascenso de Rodrigo Paz en las últimas encuestas?

SL: Está recogiendo parte del voto de Jaime Dunn. Mucha gente no quiere ni a la izquierda desgastada ni a la derecha reciclada de los noventa, esa que no mejora con los años como el vino, sino que se deteriora como gelatina vieja. Ante la ausencia de un outsider fuerte, Paz se ha vuelto una opción viable.

Su dupla con Edman Lara también suma. Lara es un personaje carismático, con seguidores leales desde hace tiempo. Esa combinación les ha permitido escalar posiciones. Sorprende, por ejemplo, que Andrónico esté en cuarto lugar en La Paz, un bastión histórico de la izquierda. Eso nunca había pasado. Rodrigo Paz le está quitando el escaño que podría haber asegurado el MAS.

LT: ¿Qué impacto tendrá ese cambio de escenario?

SL: De cumplirse las proyecciones, figuras como Susana Bejarano entrarían como senadora, junto a su suplente, un ex teórico del indianismo. Lo que sí parece claro es que el MAS pierde fuerza.

Aunque el voto oculto podría darle un pequeño repunte a Andrónico o Del Castillo, dudo mucho que alcance para una victoria en primera vuelta. Es probable que el próximo presidente sea “un Jorge”: Samuel Jorge Doria Medina o Jorge Quiroga.

LT: ¿Estamos viendo el final de ciclo del MAS?

SL: No es que el MAS esté muriendo; se ha suicidado. La herida es profunda y autoinfligida. Lo mismo le ocurrió al MNR. Las peleas internas, la corrupción y la crisis económica lo han desgastado.

Arce fue elegido por su perfil técnico, pero su gestión económica ha sido deficiente. Como político, eso sí, ha sabido maniobrar: ha marginado a Evo Morales de forma muy efectiva. Arce, con su perfil bajo, le dio a Evo un zarpazo del que le cuesta recuperarse.

LT: ¿Qué pasará si la llamada derecha llega al poder?

SL: Si cometen los mismos errores del pasado —corrupción, desprecio por la identidad indígena—, podrían abrirle la puerta de regreso a Evo Morales. Bolivia ya no es el país de hace 30 años. No se puede despreciar a los sectores populares, como aquel ministro que decía “nosotros somos de ojos verdes y superiores”.

Ahora bien, si esta derecha es inteligente, si gobierna bien y genera estabilidad, podríamos estar ante el inicio de un nuevo ciclo. Pero ojo: las propuestas que están ofreciendo no son particularmente sólidas. Tuto habla de cuatro semanas, Samuel de cien días… Si no cumplen, la luna de miel se acaba rápido.

LT: ¿Debe preocupar la campaña por el voto nulo?

SL: Me preocupa. En Cochabamba, donde Evo Morales lo promueve abiertamente, ya supera el 15%. Eso es mucho. Aunque él dice tener aún un 40 o 50% de apoyo, lo cierto es que no hay que subestimarlo.

Evo ha demostrado que puede resurgir cuando se lo cree acabado. Como dice el dicho: nunca hieras a quien no puedas matar. Él es, después de la crisis económica, el segundo gran problema que debe enfrentar el país. Es peligroso subestimarlo.

LT: ¿Qué cree que hará Arce tras entregar el mando?

SL: Si es inteligente, se va a hacer “pepa”, como decimos coloquialmente. Saldrá del país. Tiene abiertos varios frentes que podrían derivar en juicios por daño económico. Samuel o Tuto seguramente lo procesarían. Incluso Andrónico podría hacerlo, si llegara al poder. Y a veces, un enemigo te perdona, pero un amigo traicionado, no.

Si Arce no se va, corre el riesgo de terminar como vecino de Camacho en Chonchocoro. Así de claro.

LT: ¿Ve alguna posibilidad de que el nuevo Gobierno pacte con Evo?

SL: Podrían intentarlo, pero Evo no sabe pactar. Es caprichoso, autoritario. No pudo negociar con Johnny, ni con Eva Copa, ni con su propio partido. No concibe relaciones horizontales. Siempre quiere estar por encima, que el otro se le subordine, que le bese los pies. Así no se construye una coalición.

Lo que Evo quiere es deslegitimar al próximo gobierno y volver como el gran salvador. Y ojo: en Bolivia, eso es posible.

Fuente: lostiempos.com