Como gesto final, la Aduana entregó un paquete especial, a las familias adoptivas, que contiene medicamentos, vitaminas y sus juguetes favoritos. Decker y Bruno conocieron por fin a quienes los acogerán en sus nuevos hogares, donde ahora el ladrido de alerta da paso al descanso merecido, las caricias diarias y las caminatas sin uniforme.
En una ceremonia llena de emoción, aplausos y más de una lágrima contenida, la Aduana Nacional despidió hoy (3°) con honores a dos de sus agentes peludos más fieles y eficaces, el teniente Decker y el subteniente Bruno. Ambos canes, entrenados en la detección de divisas y explosivos, recibieron una medalla de honor tras cumplir años de servicio en el resguardo de aeropuertos y fronteras del país. Ahora se retiran a una vida más tranquila porque serán adoptados.
“Hoy nos reunimos en un acto muy especial para la Aduana Nacional, con el objetivo de reconocer a héroes silenciosos que han fortalecido el control del ingreso y salida ilegal de divisas en aeropuertos y fronteras del país. (…) Estos héroes son nuestros queridos canes detectores de divisas teniente Decker y subteniente Bruno”, expresó la presidenta de la Aduana, Karina Serrudo.
Decker, un pastor belga malinois de siete años, se convirtió en leyenda tras detectar más de 6,5 millones de bolivianos en divisas no declaradas. Su caso más destacado ocurrió en abril de 2024 en el Aeropuerto de Viru Viru, cuando descubrió 207.646 bolivianos ocultos, lo que derivó en la retención de más de 67 mil. Su paso por Tambo Quemado, Pisiga y El Alto marcó su hoja de vida con disciplina, precisión y un olfato implacable.
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A su lado, Bruno, un pastor alemán de cuatro años, fue la joven promesa que cumplió su deber canino con igual rigor. Con poco más de dos años de actividad operativa, detectó más de dos millones de bolivianos en operaciones que incluyeron puntos fronterizos. En enero de 2025 logró su mayor hallazgo al hallar más de 224 mil bolivianos escondidos en la frontera de Tambo Quemado.
“Pero más allá de los resultados, Decker y Bruno nos dejan una lección profunda. Ellos encarnan el valor, porque acompañaron en los controles con disciplina y sin temor, demuestran fidelidad porque jamás se separaron de sus guías y nos dan ejemplo de servicio a la patria con entrega absoluta”, agregó Serrudo.
Ambos nacieron en el Centro de Adiestramiento de Canes de la Policía Boliviana y fueron entrenados desde cachorros. No solo detectaron contrabando, también formaron un vínculo inquebrantable con sus guías humanos quienes hoy, con orgullo, los acompañaron hasta el último acto oficial de su carrera.
Como gesto final, la Aduana entregó un paquete especial a las familias adoptivas que contiene medicamentos, vitaminas y sus juguetes favoritos. Decker y Bruno conocieron por fin a quienes los acogerán en sus nuevos hogares, donde ahora el ladrido de alerta da paso al descanso merecido, las caricias diarias y las caminatas sin uniforme.
Los dos compañeros de cuatro patas dejan el uniforme y la misión porque ya no patrullarán más, pero dejan un legado en la historia de quienes cuidan las puertas del país, hasta cuando no ladran.