El exministro de Gobierno enfrenta 15 procesos. El fin de semana ya fue enviado al penal de San Pedro con detención preventiva por los casos «gases Brasil» y «catering».
Por: eju.tv
El ex hombre fuerte del Gobierno de transición Arturo Murillo no tiene dónde vivir, excepto la cárcel, afirmó su abogado Jaime Tapia, quien además denunció que «ha sido desposeído de todos sus bienes».
El exministro enfrenta 15 procesos, según la Fiscalía General del Estado. El fin de semana ya fue enviado al penal de San Pedro con detención preventiva por los casos «Gases Brasil» y «Catering».
«Estamos empezando esta pesadilla, imagínese, en estas condiciones, con una persona que ha sido desposeída de todos sus bienes», señaló Tapia en una entrevista con la red Erbol.
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Bienes
El jurista afirmó que «el Estado se ha apropiado arbitrariamente todos sus bienes» y ahora «él no tiene en este momento dónde vivir, no tiene de qué trabajar ni nada, porque realmente sus bienes se le han quitado y el único hogar que le queda en este momento va a ser, y por este tiempo, el penal de San Pedro».
Murillo llegó el jueves de la semana pasada deportado de Estados Unidos, donde cumplió una condena por soborno y lavado de dinero por las negociaciones ilícitas de gases lacrimógenos durante la crisis de 2019.
Por ese negocio precisamente fue procesado en Bolivia en el caso «Gases Brasil» en el cual ya cuenta con una sentencia de ocho años de cárcel, que fue dictada en rebeldía. En ese misma situación está en el caso «Gases Ecuador», en el cual se dicto cinco años y cuatro meses de prisión.
«Está solo»
Según su abogado, Murillo «está solo», pero por decisión propia para no involucrar ni comunicarse con su familia y amigos. Según Tapia, Murillo asumió esa decisión para proteger a sus allegados y evitar que sean «rehenes» en sus procesos.
Según el abogado, Arturo Murillo se tuvo que declarar culpable en Estados Unidos por falta de dinero, dado que no podía costear un proceso contra el sistema judicial de ese país.
Explicó que solamente un peritaje en Estados Unidos costaba 100 mil dólares, por lo cual consideró que la sentencia era el mal menor.
«Una cosa es tener la billetera en Estados Unidos para contratarte un despacho decente de abogados, tener dinero para las pericias, tener dinero para tanta cosa con la que podía haber salido absuelto, pero otra cosa es que te agarren del cuello como a bolivianito y te digan: mira no tienes chances, estas acorralado», señaló.