La ventaja de Tuto Quiroga sobre Rodrigo Paz se sostiene en la transferencia de votos opositores, pero el peso de los indecisos y del voto blando impide hablar de un desenlace irreversible.
Foto: Unitel
La primera encuesta de intención de voto para la segunda vuelta presidencial del 19 de octubre, realizada por Ipsos-Ciesmori para la red Unitel, configura un panorama de aparente ventaja para Jorge Tuto Quiroga. El candidato de Alianza Libre alcanza un 47,0% de apoyo, frente al 39,3% de Rodrigo Paz Pereira, postulante del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Esa diferencia inicial de 7,7 puntos se amplía a diez si se contabilizan solo los votos válidos, que suponen un 54,5% para Quiroga y 45,5% para Paz.
No obstante, el dato que emerge con fuerza y que relativiza cualquier lectura triunfalista a estas alturas es la magnitud del voto aún no consolidado. Según el estudio, los blancos (3,5%), nulos (4,7%) e indecisos (5,5%) suman el 13,7% del electorado; a ello se suma un 9% que señaló que simpatizaba con un candidato, pero no menciona cuál de los dos es, un 12% a quien no le convence ningún candidato, pero que puede cambiar de parecer incluso en em momento de ejercer su derecho al voto. Pero, el dato fundamental es que el 13% no tiene decidido su voto.
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Esa franja no solo puede modificar el orden de las preferencias, sino que revela que una parte significativa de la ciudadanía aún no encuentra razones convincentes en ninguno de los dos contendientes. Vale decir, que la campaña continúa en franca disputa y ambos candidatos tendrán que extremar esfuerzos para poder conquistar a ese nicho de votantes que aún no han tomado la determinación de escoger a uno de los binomios. Otro dato no menor es que el 66% tiene definido su voto, lo que muestra que ese 34% restante será definitorio
Las respuestas sobre la capacidad de los candidatos para resolver la crisis. Foto: Unitel
La encuesta también muestra cómo se redistribuyeron los apoyos tras la primera vuelta: Quiroga absorbió buena parte del electorado de Samuel Doria Medina y Manfred Reyes Villa, lo que explica su arranque sólido. Paz, en cambio, logró captar apenas una fracción mínima de esos votos, quedando con un margen estrecho para crecer. Sin embargo, analistas advierten que esa transferencia no garantiza fidelidad electoral. El voto que hoy se inclina hacia Quiroga podría ser reversible si Paz logra interpelar a los segmentos desencantados con los dos finalistas.
Otro elemento a considerar es la percepción sobre los compañeros de fórmula. El 39,5% de los encuestados considera que Juan Pablo Velasco, candidato a vicepresidente de Alianza Libre, está más capacitado para dirigir la Asamblea Legislativa, frente al 37,6% que ve en Edman Lara, del PDC, esa misma aptitud. Aunque la diferencia es reducida, refuerza la idea de que Quiroga y su dupla aparecen mejor posicionados en este arranque.
Juan Pablo Velasco de Libre y Edman Lara del PDC. Foto: Unitel
“La mayoría tiene cierta decepción respecto a ambas personas (Velasco y Lara); sin embargo, ambos han partido con algunas virtudes y defectos”, indicó Gómez. El analista explicó que ambos candidatos a la Vicepresidencia eran figuras nuevas ante la sociedad, pero con el paso del tiempo las miradas pusieron más atención a su desenvolvimiento político y sus propuestas. Sin embargo, estima que el candidato de Libre tiene una mejor perspectiva frente a su rival, porque “Lara es inasesorable, es probable que le digan que haga algo y haga todo lo contrario”, afirmó.
El politólogo Armando Ortuño destacó que la fortaleza de Quiroga radica en haber consolidado su voto potencial de inmediato, pero eso no garantiza que pueda ampliarlo en las próximas semanas. A su vez, el periodista Carlos Valverde señaló que ni Quiroga ni Paz han logrado interpelar a sectores decisivos como la juventud, los pobres o los adultos mayores. La ausencia de propuestas específicas en esas áreas abre un vacío que puede ser explotado en el tramo final de la campaña.
Los presidenciables Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga
De aquí al 19 de octubre, el desafío es claro: Quiroga deberá consolidar el respaldo que hoy parece tener, pero debe evitar caer en el exceso de confianza, mientras Paz necesita transformar su condición de retador en un discurso que logre conectar con jóvenes, sectores urbanos y votantes indecisos. La encuesta de Ipsos-Ciesmori confirma que el balotaje no está resuelto. Todo lo contrario, abre un período de disputa intensa donde el voto residual y el electorado que aún no toma partido definirán si la experiencia de Quiroga se impone o si Paz logra instalar la narrativa de una renovación política.
A poco más de tres semanas de la elección, la encuesta es un punto de partida. La ventaja de Quiroga muestra que tuvo la capacidad de recoger apoyos inmediatos, pero no garantiza un desenlace irreversible. Paz, con menor base inicial, todavía tiene margen para crecer si logra conectar con los indecisos. El balotaje se perfila, entonces, como una competencia que aún está abierta, en la que los debates del 5 y 12 de octubre, la capacidad de movilización territorial y la definición del voto que corresponde a la izquierda también serán decisivos.