Una campaña con tres etapas, el peso decisivo del centro y la ausencia de candidatos extremistas marcarán un proceso inédito en la historia democrática del país.
eju.tv / Video: La Hora Pico
Santa Cruz.- La segunda vuelta presidencial en Bolivia inaugurará un escenario inédito y altamente competitivo. Según el analista Guillermo Bretel, la campaña seguirá un guion previsible en tres etapas: primero, la moderación, con candidatos moviéndose hacia el centro para ampliar legitimidad; luego, la guerra sucia subterránea, protagonizada por operadores y redes sociales que buscarán desgastar la imagen del adversario; y finalmente, la demagogia final, cuando aparezcan propuestas difíciles de cumplir como último recurso para captar al electorado indeciso.
El centro, terreno de disputa
El especialista subrayó que la premisa de que “quien gana el centro gana la elección” cobra fuerza en Bolivia, aunque este centro es dinámico y responde al sentido común de cada época. “El político de centro es pragmático, toma elementos de izquierda y de derecha y busca acuerdos viables más que defender dogmas ideológicos”, explicó Betel en entrevista en el programa radial de La Hora Pico de eju.tv que conducen Belén Mendivil, Jorge Robles y Ernesto Justiniano.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Ese electorado, mayoritario en términos estadísticos, se convierte en el verdadero botín de esta segunda vuelta. Sin embargo, tras una primera campaña cargada de confrontaciones, el desafío de los candidatos será convencer de que su giro hacia el centro es auténtico y no un cálculo oportunista.
Extremos debilitados
Respecto a los extremos, Bretel diferenció entre radicales y extremistas. Los primeros buscan cambios profundos en políticas públicas, pero respetan la democracia; los segundos, en cambio, buscan socavarla. “El MAS, al concentrar el poder en el Ejecutivo durante años, fue un partido extremista. Hoy está reducido al mínimo. En este balotaje no hay candidatos extremistas”, afirmó.
Sí existen, en cambio, discursos radicales con amplio eco en redes sociales. El caso más evidente es el del candidato a vicepresidente Edmar Lara, cuyas intervenciones polémicas generan rechazo en sectores urbanos, pero gran adhesión en comunidades populares y plataformas digitales, donde suma centenares de miles de seguidores.
Entre la reconciliación y la polarización
Mientras algunos aspirantes intentan moderar su tono y hablar de reconciliación, otros apuestan por discursos más disruptivos. La diferencia puede estar en la forma en que logren equilibrar la llegada a sectores populares con la confianza de la clase media. “El riesgo es alto, pero también lo es el rendimiento que obtienen con mensajes que las redes sociales multiplican”, señaló el analista.
Un reto para la democracia boliviana
Más allá de las tácticas de campaña, Bretel enfatizó que la segunda vuelta pone a prueba la capacidad de los liderazgos para recomponer la confianza ciudadana en un país marcado por la polarización. “Ojalá que este balotaje sea para unirnos como bolivianos y no para separarnos más. Al final, todos queremos que al país le vaya mejor”, concluyó.
Estas declaraciones pueden escuchar desde el minuto 08:13 del video adjunto en la presente nota.