A dos semanas del mando: Paz y Lara heredan una economía al borde y una transición contra el reloj


Rodrigo Paz y Edman Lara enfrentan una transición acelerada: deben encarar de inmediato tres frentes críticos –dólares y combustibles, gobernabilidad y medidas de emergencia económica– para evitar que la semana de la toma de mando se convierta en la semana de la crisis.

Rodrigo Paz (i) y Edman Lara son los mandatarios electos de Bolivia/ APGRodrigo Paz y Edman Lara en conferencia de prensa. Foto: APG

eju.tv



Quedan dos semanas exactas para la transmisión de mando y el clima político y económico que recibe el binomio del Partido Demócrata Cristiano (PDC) es tenso y con plazos rígidos. Rodrigo Paz obtuvo la victoria en la segunda vuelta del pasado 19 de octubre y la investidura está fijada para el 8 de noviembre, según el cronograma electoral; su triunfo cerra una etapa de casi veinte años de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) y deja al nuevo gobierno sin mayoría clara en la Asamblea, pero con buenas intenciones.

Tanto Samuel Doria Medina como Manfred Reyes Villa expresaron su intención de establecer una alianza con el binomio ganador en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). La historia democrática anterior al MAS, en la época de la denominada democracia pactada, muestra que los acuerdos no solamente se circunscriben al ámbito parlamentario, sino también al Órgano Ejecutivo, así que no será extraño que en la posesión del primer gabinete del PDC veamos rostros afines a esos dos lideres políticos.

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Quien al parecer no tendrá participación en esa alianza será Libre, cuyo líder Jorge Tuto Quiroga, que aseveró que respaldará las acciones de Rodrigo Paz de manera incondicional y dejó en claro que no busca participación en el gabinete ministerial, porque el respaldo no es por cargos, sino es por Bolivia; afirmación corroborada por el senador electo José Manuel Ormachea al señalar que el frente político será una oposición constructiva, propositiva y desinteresada.

“Nosotros estamos brindando obviamente nuestro apoyo a cambio de nada, absolutamente de nada, en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores”, dijo el senador electo. “Nosotros estamos cediendo la posibilidad de formar parte de ese bloque de mayoría. ¿Para qué? Para que el PDC pueda lograr un bloque de mayoría con Unidad, para que pueda lograr un bloque de mayoría con Súmate, para que pueda lograr un bloque de mayoría con Alianza Popular y, si gusta, con el Movimiento al Socialismo”, añadió.

La escasez de los carburantes es el primer problema a resolver. Foto: APG

En los últimos días, el Ejecutivo y la oficina del presidente electo marcaron pasos formales: el gobierno aprobó un decreto con lineamientos para la transición, las comisiones de la administración saliente y entrante empezaron reuniones y visitas a carteras como Salud, Educación y Trabajo, en un cronograma que busca cerrar información administrativa antes del traspaso. Ese marco legal y técnico, sin embargo, no elimina la urgencia de decisiones políticas y económicas que no admiten demoras.

El desafío económico es el que más presión ejerce. Bolivia llega con escasez de divisas, presiones inflacionarias y cuellos de botella en el abastecimiento de combustible, problemas que durante meses han generado protestas y pérdidas de confianza en mercados locales; economistas y e investigadores han dado a conocer las medidas prioritarias: flexibilidad cambiaria controlada, financiamiento puente, reordenamiento de subsidios y negociación de compras de combustible. El equipo entrante deberá considerar de inmediato estos elementos para estabilizar expectativas. Si no hay señales concretas en las primeras semanas, la volatilidad social y financiera escalará.

En lo político, el contexto es igualmente exigente. En estos días Paz debe refrendar los acuerdos para lograr la gobernabilidad en una ALP fragmentada. El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, reza un refrán que alude al caso actual. Sin una estrategia clara de coaliciones y gestión del conflicto en la calle, con sindicatos y organizaciones sociales –actores con capacidad de paralizar la agenda–, cualquier intento de ajuste económico será difícil de implementar y correrá el riesgo de desatar protestas.

No obstante, hay señales positivas. La Cámara de Industria y Comercio (Cainco) se reunirá con el presidente electo Rodrigo Paz este sábado 25 de octubre en Santa Cruz de la Sierra, en predios de Fexpocruz, con la participación de líderes institucionales, cámaras y gremios de los nueve departamentos. “Este encuentro con los diferentes actores muestra una voluntad de que estamos listos para trabajar y para enfrentar lo que se viene. No es sencillo, pero debemos hacerlo de manera conjunta”, expresó el presidente de la institución, Jean Pierre Antelo.

$output.dataJean Pierre Antelo de la Cainco, institución que se reunirá con Paz este sábado. Foto: Unitel

Pero ¿Qué acciones urgentes debe tomar el gobierno entrante, incluso antes del juramento? En primer lugar, anunciar un plan de estabilización con pasos y plazos creíbles, incluida una hoja de ruta sobre abastecimiento de combustibles y el manejo de la escasez de dólares, además, sentarse en la mesa con los principales sectores productivos, sociales y gremiales para validar las medidas mínimas de consenso, lo que le dará un respiro mientras ordena la casa.

En segundo lugar, dar a conocer un inventario claro de compromisos del Estado; la transparencia y los datos precisos son la herramienta más rápida para bajar la incertidumbre. En tercero y que es fundamental, establecer un gabinete económico con interlocutores aceptados por mercados y donantes, que le permita activar los contactos internacionales para las líneas de crédito puente. Implementarlas rápido será la prueba de fuego.

El reloj corre: la logística de la toma de mando y la solemnidad protocolar no taparán la necesidad de señales políticas y económicas contundentes. Paz y Lara tendrán que demostrar que, además de prometer la ‘transición democrática’, pueden administrar una transformación económica y social que evite que la primera quincena de gobierno se convierta en una serie de incendios por apagar.