La aguda escasez de gasolina y diésel, acompañada por falta de divisas y logística colapsada, obliga al gobierno entrante a combinar medidas de emergencia con reformas estructurales en YPFB y el mercado de hidrocarburos.

Rodrigo Paz hereda un país en crisis y conflicto en ciernes: filas en las estaciones, plantas productivas agotadas y una caja estatal sin liquidez que impide las compras rápidas en el exterior; para evitar que esta ‘bomba de tiempo’ explote y confluya en un mayor desabastecimiento de alimentos, pérdida de empleo y una nueva escalada inflacionaria, los especialistas plantean un paquete de medidas urgentes que combinan importaciones inmediatas, garantía de divisas y una reingeniería operativa de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
La prioridad de los primeros días del Gobierno es asegurar el arribo de los cargamentos de diésel y gasolina ya comprometidos en el país norteamericano y otros mediante la preparación urgente de la logística de distribución desde puertos y fronteras hasta los tanques nacionales. Paz lleva adelante las gestiones con Estados Unidos y otras naciones países para disponer de combustible y divisas mientras se estabiliza la operación interna.
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El presidente electo Rodrigo Paz anunció la pasada jornada desde Washington, Estados Unidos, el resultado de sus reuniones con las principales instituciones financieras internacionales y aseguró haber conseguido el abastecimiento de combustibles que aliviará la escasez en Bolivia. “Quiero dar la buena noticia una vez más, gasolina, diésel ya hay, estamos resolviendo el tema de logística que corresponde al ámbito de empresas que puedan llegar con este producto hasta Bolivia”, afirmó.

La afrmación fue ratificada por su jefe del equipo económico, José Gabriel Espinoza, quien señaló que ‘quedan los últimos eslabones logísticos para asegurar que el 8 de noviembre haya combustibles’. El experto ratificó que desde esa fecha se estabilizará el suministro en el país; sin embargo, advirtió que el plan es una solución de emergencia, pero urgen medidas estructurales a la crisis energética. “Hay que empezar a pensar en soluciones estructurales para que Bolivia nunca más vuelva a ver las filas”, señaló.
Analistas insisten en cinco tareas urgentes: inventario y auditoría inmediata de existencias de los carburantes; garantizar divisas y líneas de crédito puente para pagar las importaciones; desbloquear la logística con prioridades para alimentos y transporte público; la reingeniería y transparencia de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB); además de la autorización de importaciones privadas temporales, que está en ejecución a través de la ley promulgada por Luis Arce Catacora hace unos días.
En lo financiero, los expertos calculan la necesidad de un colchón de varios miles de millones de dólares para sostener las importaciones y estabilizar el tipo de cambio hasta que se normalice el flujo de combustibles y divisas. Sin ese respaldo, advierten, las soluciones paliativas durarán semanas, no meses. Para el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, esa cifra ronda los 6 mil millones de dólares; “con el fin de garantizar la provisión de gasolina y diésel por al menos un año y estabilizar el tipo de cambio. De lo contrario, no llegarán a gobernar ni hasta carnavales», advirtió.

El analista político Paúl Antonio Coca advirtió que otra tarea del nuevo gobierno será la aprobación inmediata del Presupuesto General del Estado (PGE) 2026, debido a que la actual administración de Luis Arce no envió el proyecto al Legislativo y el tiempo para su tratamiento es extremadamente corto. “¿Qué significa? Que el nuevo gobierno va a tener que, sobre la marcha, hacer y aprobar el nuevo presupuesto lo más rápido posible”, explicó Coca en el programa radial La Hora Pico de eju.tv.
Según el expresidente del Senado, Oscar Ortiz, Rodrigo Paz recibirá Bolivia en una situación económica peor que la que recibió la gestión de Víctor Paz Estenssoro el año 1985, cuando el país atravesó una hiperinflación. “Aquí tenemos un problema que es estructural, que incluso no hubo el año 1985 cuando llegamos a la hiperinflación, que es un problema de escasez”, dijo. Explicó que, en esa oportunidad, una de las soluciones fue subir el precio del combustible y con eso equilibraron las cuentas fiscales, pero en esa ocasión Bolivia producía, pero actualmente ya no es así.
Existe una percepción general sobre las condiciones para estabilizar el suministro de combustibles: lograr acuerdos y créditos, definir la logística, devolver la liquidez a la economía y encarar una reforma estructural urgente de YPFB y del marco regulatorio. Si Paz logra, en las primeras dos semanas, alinear las compras, asegurar la logística y presentar un plan con metas y responsables, podrá contener el shock inmediato; de lo contrario, la escasez seguirá erosionando la actividad productiva y la confianza ciudadana.