Los analistas coincidieron en que el debate no se definió por los argumentos técnicos, sino por la capacidad de cada candidato para construir una narrativa emocional capaz de conectar con el electorado.
eju.tv /Video: La Hora Pico
Santa Cruz.– Los analistas políticos Ricardo Paz y Armando Ortuño coincidieron en que las emociones fueron el eje central del reciente debate vicepresidencial. Ambos sostienen que los candidatos apelaron más al impacto emocional que al razonamiento programático, buscando conectar con los votantes indecisos a través de sentimientos como el rechazo, la indignación o la empatía.
El politólogo Armando Ortuño señaló que el candidato Lara basó su discurso en temas de alto contenido emocional, como el racismo, la discriminación y la confrontación entre “los poderosos” y “el pueblo”. Según explicó, esta estrategia permitió al postulante “tocar las fibras más sensibles de la población indecisa”, apelando a sentimientos profundos de injusticia y dignidad.
“Estos son clivajes profundamente emotivos. En esta estrategia, los argumentos racionales o programáticos pasaron a un segundo plano. Lo que buscaba Lara era tocar emociones: el miedo, la dignidad, el enojo. Y ahí fue muy efectivo”, afirmó Ortuño en entrevista en el programa radial La Hora Pico de eju.tv que conducen Belén Mendivil, Jorge Robles y Ernesto Justiniano.
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El analista agregó que el discurso de Lara insistió en vincular a su adversario con actitudes racistas y en negarle la posibilidad de redimirse, reforzando la idea de que no se arrepentía ni reconocía errores. “Eso es un argumento fundamentalmente emotivo, y se repitió varias veces con fuerza”, precisó.
Por su parte, Ricardo Paz coincidió en que el voto responde más a las emociones que a la razón, especialmente en contextos de polarización. “La gente vota por razones emocionales, no racionales. En un debate, lo que se busca es tocar esas fibras, y en general se apela a emociones negativas, como el rechazo o la desconfianza hacia el otro candidato”, explicó.
Paz sostuvo que Lara fue eficaz al intentar generar un sentimiento de rechazo hacia Velasco, presentándolo como “mentiroso, racista, arrogante y corrupto”. En contraste, Velasco trató de proyectar a Lara como intransigente y radical, comparándolo incluso con Evo Morales, en un intento por asociarlo con una figura polarizante.
“Ambos fueron eficientes dentro de sus estrategias, pero el contexto favorece a Lara —señaló Paz—, porque los indecisos están justamente en ese sector al que él logró hablarle emocionalmente.”
En ese contexto, los analistas coincidieron finalmente en que el debate no se definió por los argumentos técnicos, sino por la capacidad de cada candidato para construir una narrativa emocional capaz de conectar con el electorado.