Los ilustradores enfatizan en su carta un llamado urgente a «cuidar el prestigio y la seriedad» de la feria, especialmente en la celebración del Bicentenario de la nación y afirman que «no queremos una feria que se sostenga en marcas ajenas; queremos una feria que hable el lenguaje de los libros y honre el trabajo humano».
El cartel del escándalo. La Comunidad de Ilustradores de Bolivia publicó una carta abierta dirigida a los organizadores de la Feria Internacional del Libro de Cochabamba en la que denuncia el uso de inteligencia artificial y califican como «plagio desmesurado» en la elaboración del cartel oficial del evento cultural. El documento, firmado por los artistas gráficos del país, expresa su «profunda preocupación e indignación» por lo que consideran una vulneración a la ética profesional y al respeto por la literatura boliviana.
«Hoy escribimos con el corazón en la mano. Esta carta no nace de una simple diferencia estética, sino del dolor de ver nuestro oficio reducido a un simple trámite; de la tristeza de sentir que la Feria, que debería abrazar el trabajo creativo, ahora nos da la espalda; de la preocupación por el rumbo que toma su comunicación oficial; y de la indignación frente a decisiones que vulneran la ética, la calidad y el respeto por la literatura», expresan de manera contundente los ilustradores en el documento que comenzó a circular en redes sociales y medios culturales.
El núcleo de la denuncia se centra en dos aspectos fundamentales: la exclusión de profesionales locales y las graves irregularidades en el contenido del cartel. Los ilustradores revelan que se optó por contratar a una diseñadora que utilizó generadores de inteligencia artificial en lugar de convocar a un ilustrador humano, hecho que resultó en «evidentes deficiencias técnicas: una mezcla desordenada de estilos, carente de uniformidad visual, que parece más un collage de imágenes sin coherencia alguna».
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Pero lo que ha generado mayor indignación es el presunto plagio masivo de personajes de la cultura popular internacional. El cartel incluiría, según la denuncia, a Spider-Man (Miles Morales), Naruto, Mafalda, Snoopy, Pikachu, Stitch de Disney, Grogu de The Mandalorian y personajes de series como Stranger Things, todos ellos utilizados sin autorización y muchos sin relación alguna con la literatura.
Los ilustradores critican la incongruencia de usar estos personajes extranjeros mientras se margina la producción literaria nacional. «La presencia indiscriminada de estos personajes no responde a un homenaje a la literatura. Se siente más bien como un recurso propagandístico para atraer público joven con imágenes populares que nada tienen que ver con el espíritu de una feria del libro», argumentan en la carta.
La comparación con otras ferias del libro, específicamente la de La Paz, resulta inevitable para los denunciantes. Señalan que mientras en la sede de gobierno se opta por «líneas gráficas neutras, sobrias y respetuosas», en Cochabamba se ha recurrido al «uso indiscriminado de personajes ajenos y protegidos por derechos de autor», y luego cuestionan: «¿Por qué aquí en Cochabamba no?».
Frente a esta situación, la comunidad de ilustradores ha presentado tres exigencias concretas: prohibir el uso de inteligencia artificial para la imagen oficial, garantizar la contratación de profesionales competentes que representen el talento boliviano, y promover diseños originales que enaltezcan la identidad cultural y literaria de Cochabamba y del país.
La denuncia se produce en el marco de la Feria Internacional del Libro de Cochabamba 2025, que fue inaugurada el 1 de octubre y se extiende hasta el 12 del mismo mes en la que ofrece novedades literarias, entretenimiento, música, talleres y contando con más de 150 escritores nacionales e internacionales, así como más de 500 actividades programadas.
Los ilustradores concluyen su carta con un llamado urgente a «cuidar el prestigio y la seriedad» de la feria, especialmente en la celebración del Bicentenario de la nación y afirman que «no queremos una feria que se sostenga en marcas ajenas; queremos una feria que hable el lenguaje de los libros y honre el trabajo humano».