El presidente electo afirma que Bolivia ‘vuelve al mundo’ mientras encara una compleja transición institucional y económica. Envía mensajes de unidad, pero también de control político en el proceso de traspaso.
eju.tv / Video: RRSS
Hace cinco días fue elegido presidente por el periodo 2025 -2030 y Rodrigo Paz ha decidido no esperar. En su primera semana como presidente electo, el líder de la alianza que rompió el ciclo del masismo ha desplegado una agenda intensa, como él mismo reconoce, en esta etapa previa a su asunción formal programada para el próximo 8 de noviembre que combina diplomacia, reordenamiento interno y la construcción de la gobernabilidad.
El discurso de Paz apunta a un doble frente. Por un lado, busca consolidar reconocimiento internacional, especialmente tras los gestos de respaldo de Estados Unidos y organismos multilaterales que aseguraron el suministro de combustibles en medio de una crisis energética y fiscal profunda. Por otro, intenta ordenar el proceso de transición con un equipo que, según sus propias palabras, se empapa de la realidad de cada ministerio e institución del Estado, con la intención de ‘ordenar la casa en beneficio de la economía de la gente’.
“Ha sido una primera semana de trabajo arduo como presidente electo, llevando mensajes claros a nivel nacional e internacional sobre el rumbo que queremos para Bolivia. Estamos ordenando de manera silenciosa, para que las distintas fuerzas políticas entiendan que, a través de la democracia y el reconocimiento de los resultados, generamos unidad y fortaleza trabajando entre todos los bolivianos y bolivianas”, señaló.
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Las declaraciones del presidente electo tienen un trasfondo, ya que busca instalar la narrativa de responsabilidad y control antes de asumir formalmente el poder. En un momento en que el país atraviesa su mayor crisis económica en cuatro décadas, el mensaje de poner en orden las cosas va más allá de un mero diagnóstico, sino es una clara muestra de refresco político e institucional ante una administración saliente muy desgastada.

“En el proceso de transición estamos conociendo la realidad de cada ministerio y cada institución del Estado, porque necesitamos ordenar la casa en beneficio de la economía de la gente. Hemos puesto a Bolivia en el mundo y al mundo en Bolivia, tomando decisiones importantes y recibiendo el apoyo de presidentes de la región y de otros continentes”, puntualizó el mandatario electo a manera de hacer un recuento de las acciones de cara a la asunción presidencial.
Sn embargo, el presidente electo ha apostado por un tono de conciliación, pero sin concesiones. “Aquí estarán quienes quieran ayudar a la patria de manera honesta y sincera; no se trata de pedir espacios, sino de poner el hombro”, advirtió, una frase dirigida tanto a las fuerzas aliadas como a los sectores políticos que ya buscan posicionarse en la futura administración.
En el frente externo, Paz busca proyectar una imagen de estabilidad y apertura, por ello la frase de: ‘hemos puesto a Bolivia en el mundo y al mundo en Bolivia’, tras sostener contactos telefónicos con mandatarios de la región y de otros lugares del orbe. La estrategia diplomática anticipa un intento de reposicionar al país luego de años de aislamiento y desconfianza. “Estamos recuperando el rol de Bolivia en el mundo; presidentes fronterizos, de nuestro y de otros continentes; creo que estamos haciendo un buen trabajo”, afirmó.
La primera semana de Paz en calidad de presidente electo se ha movido bajo una lógica de trabajo silencioso pero calculado, según sus propias palabras. El nuevo mandatario prepara el terreno para asumir con control político y legitimidad social. No hay anuncios rimbombantes, pero sí señales claras: el orden comienza antes del poder formal. “Estamos trabajando arduamente porque Bolivia se lo merece, a pesar del momento difícil que nos están dejando”, puntualizó.