Tuto y la campaña familiar: del quechua al show político


En su cierre de campaña en Cochabamba, Jorge Tuto Quiroga llevó al escenario a su esposa y a su suegra, las hizo cantar y hablar en quechua. Pero el folklore y la sonrisa abren una interrogante entre los internautas: ¿hasta dónde puede un candidato usar la familia y la identidad cultural para hacer campaña?

eju.tv / Videos: DTV

El cierre de campaña de Jorge Tuto Quiroga en Cochabamba la noche del lunes, fue un espectáculo de recursos emocionales: su esposa cantó en quechua, su suegra habló en el mismo idioma y hubo otros incidentes que provocaron la hilaridad de la gente cuando un dron golpeó su oreja; pero, el mensaje evidente fue otro: el uso de lo emocional, lo familiar y lo cultural como una estrategia de marketing electoral.



Tuto no solo presentó a su esposa Milena Dobronic a sus militantes y adherentes, sino que la hizo cantar en quechua, idioma propio dede departamento valluno, ante el público concentrado en el evento. La escena muestra un cálculo comunicacional ya que buscó conectar el discurso y los recursos con la identidad local para mostrar una empatía cultural pocas veces vista en el candidato. La autenticidad del gesto quedó en duda por lo menos para algunos internautas. ¿Fue un homenaje genuino o una escenografía de campaña?

Una de las personas que comentó el video en cuestión, Alejandro Iriarte, señaló que “ni sabe lo que dice, dos palabras en quechua (…) lo peor es que la gente lo aplaude no sé si lo apoyan o por el chiste que hizo. Angel Suht, otro de los ciudadanos cuestionó: “eso solo pasa cuando hay elecciones”, comentario respaldado por Magaly Guzmán, quien señaló que “(Tuto) está tan desesperado que pone a cantar y hacer el ridículo” a su esposa.

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En política, los gestos simbólicos tienen peso, más aún en un país donde la identidad indígena y la revalorización cultural fueron capital político del Movimiento al Socialismo (MAS) durante prácticamente dos décadas al frente de la administración del Estado. Por ello, convertir el quechua en una canción de campaña y la familia en un decorado del momento político puede ser percibido como una forma de apropiación emocional de lo que se pretende representar.

Tuto apeló al corazón con frases populares y con promesas de austeridad. En su discurso, mezcló moralidad doméstica con mensajes anticorrupción: ‘acabar con la gastadera y la robadera’, es una frase que acuña en esta última etapa de manera recurrente en un tono que suena más a un sermón familiar. Además, la oferta de los títulos de propiedad sobre las empresas estatales persigue dar esa figura de protección que tiene un padre

Es decir, esa nueva narrativa del ‘buen padre’ que ahora esgrime el candidato de la Alianza Libertad y Democracia (Libre), que corrige el desorden actual dejado por el MAS y devuelve la estabilidad económica, sin lugar a dudas busca empatía en un electorado golpeado por la crisis, pero también expone una contradicción con la imagen del expresidente en el colectivo: Tuto fue identificado como un tecnócrata liberal y así se mostró en todo momento; empero, ahora cambia la vestimenta e intenta reinventarse para llegar a los sectores populares, hasta abraza el folklore que antes le era ajeno.

Por ello, el cierre de campaña del binomio Quiroga- Velasco obedeció a una clara intención al apelar a diferentes elementos sensibilizadores: esposa, suegra, canto, humor y promesas. Se puede decir que fue un guion armado para que el votante vea cercanía donde siempre hubo distancia. No obstante, usar la familia como puente político y el idioma originario como instrumento electoral plantea una suerte de dilemas éticos. La emoción se convierte en mercancía, la cultura en instrumento de seducción política.

La familia de Tuto Quiroga en el cierre de campaña en Cochabamba. Foto: captura pantalla

Tal vez, por ello, algunos comentarios subidos de tono en las redes sociales muestran ese escepticismo ante el cambio del expresidente: “cantando en quechua, en uno de los idiomas nativos de nuestros indígenas creerán convencer para que voten por estos. (…) Por más que se vistan de corderos siempre serán unos lobos racistas, discriminadores que por su sangre corre el odio y discriminación hacia nuestros indígenas”, escribió otro ciudadano identificado como Lobito RG.

Lo cierto es que los analistas y expertos en procesos electorales sostienen que en tiempos donde la política se vuelve espectáculo, los candidatos compiten por quién emociona más, no por quién da mejores propuestas. El voto es más emocional que racional y, en muchos casos, se simplifica a los afectos y desafectos. Tuto Quiroga parece haber entendido esa lógica: la campaña ya no se gana con ideas, sino con escenas que pueden ser virales. El canto en quechua, el discurso de la suegra y las frases acuñadas son, al final, parte de esa estrategia donde la autenticidad se vuelve un bien escaso.