‎Bajo estricta seguridad, llegan exmandatarios, autoridades y cuerpo diplomatico para la posesión del presidente Rodrigo Paz y Edmand Lara


La mañana se abre paso entre un fuerte operativo de seguridad. Con el despliegue de cerca mil efectivos policiales, las autoridades nacionales, el cuerpo diplomático y los invitados especiales ingresan a la histórica Plaza Murillo para participar del acto de posesión del presidente Rodrigo Paz y del vicepresidente Edman Lara.

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‎El control es minucioso. Ninguna persona puede acceder al perímetro sin la correspondiente invitación y la manilla identificatoria. A cada color, un espacio: así se organiza el ingreso de ministros, representantes diplomáticos, asambleístas y demás invitados, bajo la mirada atenta de los agentes que custodian cada acceso a la plaza y a la Asamblea Legislativa.

‎En los alrededores, la escena contrasta. A unas dos cuadras, a la altura del Obelisco, grupos de ciudadanos llegados desde el norte de Potosí y otras regiones del país celebran con anticipación. Al ritmo de tarcas y bombos, ondean banderas, entonan consignas y expresan su apoyo al nuevo mandatario. La alegría popular se mezcla con el sonido metálico de las vallas y el paso firme de los uniformados.

‎Mientras tanto, dentro del perímetro de seguridad, la expectativa crece. Los invitados toman sus lugares y los equipos de protocolo afinan los últimos detalles. El acto de posesión se desarrolla bajo un ambiente de orden, solemnidad y vigilancia constante.


‎La jornada marca no solo el inicio de una nueva gestión gubernamental, sino también un momento de alta significación política para el país, observado por la ciudadanía desde las calles y por la comunidad internacional desde los asientos del poder.