La dimensión del problema fue graficada por el propio Espinoza cuando diagnosticó un «deterioro constante de la institucionalidad en el sector público, el cual hoy ha terminado en un Estado cloaca, donde la corrupción no es de un grupo de funcionarios, sino que se ha hecho parte de la institución», y así describió el escenario de profunda reforma que deberán enfrentar Zogbi y Soto en sus respectivas instituciones.
El gobierno de Rodrigo Paz posesionó hoy (25) a los nuevos titulares del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) y la Aduana Nacional con el explícito mandato de desmontar lo que calificaron como 20 años de corrupción institucionalizada, heredada de los gobiernos del MAS, que comienzan por transformar el SIN de lo que denominaron una «casa del terror» en una entidad al servicio de la ciudadanía.
«Estamos aquí para trabajar duro, sin descanso, para que el SIN deje de ser la casa del terror, respete los derechos de los contribuyentes, retome el camino de la modernización, de la institucionalización y que todos juntos podamos en un breve tiempo poder celebrar de que nuevamente contamos con una entidad al servicio de la gente», afirmó el nuevo Presidente Ejecutivo del SIN, Jorge Leonardo Zogbi Nogales, durante su discurso de posesión.
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Por su parte, el flamante Presidente Ejecutivo de la Aduana Nacional, Alberto Samuel Soto de la Vía, fue contundente al señalar que asume esta responsabilidad «con la convicción de que ya no se puede seguir tolerando lo vivido en los últimos 20 años: corrupción, extorsión, abusos y contrabando», con lo que marcó una línea clara de ruptura con las prácticas que, según el nuevo Gobierno, caracterizaron la gestión anterior.
El ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, reconoció la magnitud del desafío al advertir que «limpiar estas instituciones, reorganizarlas, modernizarlas seguramente no va a ser una tarea fácil» y que esta transformación «va a representar, afectar muchos intereses», pero garantizó el respaldo total del presidente Paz y su propio apoyo incondicional a la gestión de los nuevos titulares.
La dimensión del problema fue graficada por el propio Espinoza cuando diagnosticó un «deterioro constante de la institucionalidad en el sector público, el cual hoy ha terminado en un Estado cloaca, donde la corrupción no es de un grupo de funcionarios, sino que se ha hecho parte de la institución», y así describió el escenario de profunda reforma que deberán enfrentar Zogbi y Soto en sus respectivas instituciones.
