Paz marca distancia del viejo ciclo y apuesta por un gabinete técnico para reconstruir el Estado


La presencia de profesionales sin militancia partidaria busca mostrar un nuevo estilo de poder basado en la eficiencia y la reconciliación.90

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La posesión del primer gabinete de Rodrigo Paz Pereira marca un punto de inflexión en la política boliviana. Tras años de polarización, desgaste institucional y desconfianza ciudadana, el nuevo presidente dio señales de un viraje estructural: menos discurso ideológico y más énfasis en gestión técnica, austeridad y ética pública.



En un giro que marca distancia con el estilo de los últimos gobiernos, el presidente Rodrigo Paz Pereira posesionó este domingo a su primer gabinete ministerial, compuesto por 12 carteras de Estado, tras una reestructuración que reduce de 17 a 12 ministerios. La medida, explicó, busca ‘eficiencia, coordinación y responsabilidad fiscal’ en un momento de fragilidad económica y desgaste institucional.

En un acto celebrado en el Palacio Quemado y ya no en la Casa Grande del Pueblo como se estiló en los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce Catacora, Paz instó a sus nuevos ministros a trabajar con ‘humildad, ética y compromiso ciudadano’. “El país necesita servidores públicos que escuchen y que gestionen con resultados”, enfatizó durante su discurso, en línea con los mensajes pronunciados ayer en su toma de mando. “Lo difícil es elegir lo que no te gusta”, sentenció.

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“Bolivia en el mundo y el mundo en Bolivia, capitalismo para todos, eliminar el Estado tranca, la política de 50/50 para construir el desarrollo desde las regiones. En algún momento será factible un país federal. Todas las personas que quieran servir a la patria tengan un espacio en el gobierno. Necesitamos prontitud, estamos a punto de recibir ingentes recursos e inversión, depende de nosotros para que gane Bolivia y gane la patria”, aseveró Paz.

Por su parte, el flamante canciller en nombre de todos ministros entrantes afirmó que, “trabajaremos para consolidar una política exterior soberana, una diplomacia que construya puentes, impulsaremos la diplomacia digital. La visión de este gobierno de llevar Bolivia el mundo y traer Bolivia a la patria. Asumimos la tarea de servir al Estado con toda nuestra energía. Trabajaremos con toda lealtad para construir una Bolivia que se reconcilia consigo misma”.

El nuevo gabinete está integrado por figuras con perfiles técnicos y trayectoria en la gestión pública o privada. En la Presidencia fue designado José Luis Lupo, encargado de articular la coordinación interministerial y la relación con los movimientos sociales. En Economía y Planificación, el economista José Gabriel Espinoza –exvocero del Banco Central y reconocido por su postura moderada- tendrá la misión de equilibrar las cuentas fiscales y reactivar la inversión interna.

La Cancillería queda en manos de Fernando Aramayo, diplomático de carrera y exrepresentante Del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mientras que en Gobierno asume Marco Antonio Oviedo, con el desafío de conducir una cartera clave en la seguridad interna y la lucha contra el narcotráfico. En Hidrocarburos y Energía, el economista Sergio Mauricio Medinacelli será responsable de revisar los contratos y políticas energéticas heredadas, en busca de una transición hacia un modelo más sostenible.

Tres mujeres están en la estructura gubernamental: en Turismo y Deporte está Cinthia Áñez, quien fue presentada como una apuesta por revitalizar el sector, duramente golpeado por la crisis económica. En Educación, Beatriz García asume la cartera con el encargo de impulsar una reforma educativa moderna y digital, enfocada en la calidad y la equidad. Y Marcela Flores, quien estará a la cabeza del Ministerio de Salud.

En cuanto al área productiva y económica. Fernando Romero figuran como titular de Planificación del Desarrollo, ministerio estratégico para fortalecer la producción nacional. Óscar Justiniano está en Desarrollo Productivo y Maurucuoi Zamora al frente de la Cartera de Obas Públicas, Servicios y Vivienda. En Justicia, está Freddy Vinovich.

Durante el acto, Paz recordó que su Gobierno enfrentará un “periodo de saneamiento y reconstrucción”, tras años de confrontación política y debilitamiento institucional. La transparencia no es un eslogan: será una práctica diaria. Dejó también en claro que no se tolerará la corrupción ni la ineficiencia, lo que provocó el aplauso generalizado de los asistentes.

El mensaje de fondo fue claro: el nuevo Gobierno buscará legitimarse no por su discurso, sino por su gestión. Con un gabinete con algunas de las carteras de forma provisional, de tono técnico y moderado, Rodrigo Paz inicia su administración con la promesa de reconciliar al Estado con la sociedad, restaurar la confianza pública y demostrar que el cambio político puede traducirse en resultados tangibles.

  1. Fernando Aramayo Carrasco – ministro de Relaciones Exteriores
  2. José Luis Lupo – ministro de la Presidencia
  3. Marco Antonio Oviedo – ministro de Gobierno
  4. Raúl Gamarra – ministro de Defensa
  5. José Fernando Romero – ministro de Planificación del Desarrollo
  6. José Gabriel Espinoza – ministro de Economía
  7. Sergio Medinacelli – ministro de Hidrocarburos y Energías
  8. Óscar Justiniano – ministro ai Desarrollo Productivo
  9. Mauricio Zamora – ministro de Obras Públicas
  10. Freddy Vinovich – ministro de Justicia
  11. Édgar Morales Mamani – ministro de Trabajo
  12. Marcela Flores – ministra de Salud
  13. Beatriz García – ministra de Educación
  14. José Luis López – ministro ai de Desarrollo Rural y Tierras
  15. Cinthia Áñez –Turismo y Deporte

El gesto de rodearse de figuras independientes también tiene una lectura estratégica. Paz busca diferenciarse de los extremos políticos: del autoritarismo del evismo y del MAS, que gobernó con lealtades personales y verticalidad partidaria, y de los intentos fallidos de la transición que no lograron articular gobernabilidad. Su apuesta es construir legitimidad desde la eficiencia y la rendición de cuentas.

El nuevo gabinete simboliza una reconfiguración del poder. Si en los últimos años el Estado fue un escenario de pugnas entre bloques partidarios, Paz intenta transformarlo en un espacio de gestión pública. La inclusión de técnicos, economistas y académicos responde a esa visión: demostrar que gobernar también es planificar, escuchar y rendir cuentas.