Tapia sostuvo que estas medidas envían una señal positiva, pero deben acompañarse de una reforma tributaria más profunda, orientada a simplificar el sistema, ampliar la base y fomentar la formalización.
eju.tv / La Hora Pico
Santa Cruz.- El especialista en derecho financiero y tributario, Álvaro Tapia, destacó que la eliminación del Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF), el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y el Impuesto al Juego/Promociones Empresariales constituye un paso importante para reconstruir la confianza económica y atraer inversión al país. Afirmó que estos tributos eran “irrelevantes en recaudación, desincentivantes para la inversión, difíciles de administrar y generadores de informalidad”.
Consultado sobre el impacto real de esta decisión, Tapia afirmó que “eliminar impuestos ya es un paso fundamental”, recordando que el sistema tributario boliviano nació, con la Ley 843 hace más de 30 años, bajo el principio de tener pocos tributos y una administración simple. Sin embargo, con el paso del tiempo se multiplicaron los impuestos, complicando el sistema y alejándolo de su diseño original.
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Tapia explicó en La Hora Pico de eju.tv que la eliminación de estos tributos corrige distorsiones graves. En el caso del IGF, señaló que fue presentado por el gobierno de Luis Arce como la gran solución pospandemia, pero en la práctica se convirtió en un impuesto “desincentivante, persecutorio y prácticamente irrelevante”, puesto que su recaudación no llegaba ni al 1%. Además, lo calificó de inconstitucional, por vulnerar principios como la confidencialidad y la proporcionalidad, e imponer sanciones incompatibles con el Código Tributario, como la multa del 200% por omisión de pago.
“Eliminar este impuesto no afecta la recaudación, pero sí mejora la imagen del país ante inversionistas y reduce la incertidumbre para quienes desean traer capital al país”, remarcó. También señaló que su diseño era particularmente negativo para los residentes bolivianos, pues incluía el patrimonio situado en el exterior, lo que generaba una carga prácticamente imposible de administrar.
Sobre el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), Tapia enfatizó que era un tributo poco conocido, pero con impacto directo en la actividad comercial: “ponía una carga innecesaria y complicaba operaciones que en otros países son básicas para dinamizar la economía”.
Asimismo, recordó que el impuesto a las promociones y juegos obligaba a los organizadores a pagar porcentajes que calificó de “crueles” y que empujaban a la clandestinidad, afectando tanto al sector como a la transparencia de las actividades comerciales. “Si regalabas una polera de 100 bolivianos, debías pagar 10 bolivianos solo para hacer la promoción. Eso no tiene sentido económico”, recordó.
Tapia consideró que el retiro de estos impuestos contribuye a revertir la fuga de capitales, que —según mencionó el presidente Rodrigo Paz— se dirigió principalmente a países como Paraguay, debido a la presión que generaba el IGF sobre inversionistas y personas de alto patrimonio.
Agregó que estas medidas envían una señal positiva, pero deben acompañarse de una reforma tributaria más profunda, orientada a simplificar el sistema, ampliar la base y fomentar la formalización. “Eliminar impuestos inútiles es un avance, pero el desafío de fondo sigue pendiente”, señaló.
