Antes de retirarse bajo presión, el dirigente alteño lanzó una última acusación y denunció que en gestiones anteriores otros líderes convocaban marchas y bloqueos para luego «negociar» con anteriores gobiernos y levantar las protestas, con lo que insinuó un oportunismo en la dirigencia tradicional.
En un bloqueo de protesta en la Ceja de El Alto, un dirigente vecinal de El Alto defendió hoy (19) en medio de una protesta el Decreto Supremo 5503 que elimina los subsidios a los combustibles, bajo el argumento que la medida perjudicará principalmente a los contrabandistas que dañaban la economía del país. Sin embargo, su postura a favor del gobierno de Rodrigo Paz generó la ira inmediata de sus vecinos, quienes lo rodearon, lo empujaron y lo echaron del lugar a gritos por no representar el sentir general de la población, por lo que se evidenció la profunda división y la tensión social que ha generado el ajuste económico.
«Este Decreto Supremo del Gobierno va a afectar a los contrabandistas, a esos que acopiaban gasolina y llevaban de contrabando, los que hacían daño a nuestro país. Ahora yo creo que con esto ya no van a sacar el contrabando», dijo el dirigente a RPOs Bolivia, con lo que intentó justificar la polémica medida en plena manifestación de rechazo en la Ceja de El Alto. Esta declaración, hecha frente a una multitud enfurecida por el alza en el costo de vida, fue el detonante de la reacción violenta en su contra.

El dirigente, al tratar de calmar los ánimos, reconoció el impacto inmediato en los precios pero lo atribuyó a la herencia de los gobiernos anteriores del MAS. Respecto al costo del pasaje, señaló que en El Alto ya había subido y que no debía incrementarse más, aunque luego argumentó que «el daño que estamos sufriendo es a causa de esos 20 años que hemos sufrido de saqueos y robo».
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Relató incluso una experiencia personal de pobreza extrema para intentar conectar con la audiencia y afirmó: «A mis hijos tuve que dar la mitad de pan, hemos tenido que padecer así».
Pese a admitir que la población sufrirá, el dirigente hizo una distinción de clase sobre quiénes protestarían realmente. «Yo creo que se va a movilizar pues a aquellos que contrabandeaban, a aquellos qamiris. Por ejemplo, el pan ha subido a 80 centavos y cuál panadero no tiene un auto. Entonces yo creo que ellos van a marchar», afirmó y sugirió que los pequeños comerciantes con ciertos recursos liderarían las protestas. Al mismo tiempo, aseguró que los más pobres no se sumarán a las movilizaciones: «La gente pobre no tenemos tiempo para movilizarnos. Apenas estamos ganando 20, 30 pesos (al día)».
Sus argumentos no fueron bien recibidos. Concluida la entrevista, un grupo de vecinos que escuchaba la intervención lo criticó, lo cercó y comenzó a empujarlo mientras le gritaban: «¡No estás hablando por todos!». La tensión escaló rápidamente y se reflejó en el malestar de los vecinos de El Alto donde la eliminación del subsidio es vista como un ataque directo a la economía familiar.
Antes de retirarse bajo presión, el dirigente alteño lanzó una última acusación y denunció que en gestiones anteriores otros líderes convocaban marchas y bloqueos para luego «negociar» con anteriores gobiernos y levantar las protestas, con lo que insinuó un oportunismo en la dirigencia tradicional.