Más de 15 horas de vuelo, 136 personas evacuadas, 5,5 toneladas de alimentos entregados y centenares de efectivos movilizados marcan la respuesta del Gobierno frente a las devastadoras inundaciones en el departamento cruceño.
La atención se dificulta por la falta de recursos. Foto: El Deber
Tras las escenas de dolor por las pérdidas humanas y la enorme afectación a varias comunidades circundantes al río Piraí, el Estado boliviano activó una respuesta de emergencia para atender a los damnificados por las inundaciones que golpean al departamento de Santa Cruz; así lo informó este lunes el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Ernesto Justiniano, después de una jornada dominical de trabajo en la zona afectada junto al presidente del Estado y autoridades nacionales, departamentales y municipales.
Justiniano destacó la presencia simultánea de los tres niveles del Estado (central, departamental y municipal) como una señal inequívoca de unidad institucional frente a una tragedia que, según las evaluaciones preliminares, no tiene precedentes en al menos un siglo. “Ver a los tres niveles del Estado trabajando juntos, en medio de tanto dolor, es una señal de esperanza para la gente”, afirmó.
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De acuerdo con el informe oficial, durante la jornada se realizaron más de 15 horas de operaciones aéreas, que permitieron evacuar a 136 personas atrapadas por las inundaciones y trasladar 5,5 toneladas de ayuda humanitaria a las zonas más golpeadas. En tierra y aire, más de 175 efectivos de las Fuerzas Armadas y más de 100 policías trabajaron de forma ininterrumpida en tareas de rescate, evacuación y asistencia.
Uno de los operativos más críticos fue el rescate de adolescentes de un centro de rehabilitación que quedó completamente destruido por la crecida de las aguas. Paralelamente, la Oficina de la Primera Dama avanzó en el acopio de ayuda en especie y en la atención en salud, desplegando 18 brigadas médicas que ya realizaron más de 390 atenciones en territorio.
El viceministro relató escenas de profundo impacto humano en el municipio más afectado. Familias que perdieron a seres queridos, viviendas arrasadas y personas que quedaron sin pertenencias ni rumbo inmediato. “La gente recuerda algo similar en 1983, pero esto ha sido mucho más grave”, señaló al atribuir la magnitud del desastre a factores climáticos extremos, como El Niño y La Niña, agravados por la deforestación y la tala indiscriminada que redujeron la capacidad de contención natural de la cuenca del río Piraí.
Justiniano advirtió que el peligro no ha pasado y que el país recién ingresa al periodo más intenso de lluvias, especialmente en enero. En ese contexto, informó que se evalúa incluso el traslado preventivo de algunas comunidades ante el riesgo de nuevas crecidas. “Nos dejaron indefensos frente a desastres de esta magnitud, con helicópteros inoperables y sin repuestos”, denunció, al explicar que se logró reactivar al menos un helicóptero Súper Puma gracias al apoyo de la cooperación internacional.
Pese a las limitaciones heredadas, el viceministro aseguró que la prioridad es clara: “No vamos a dejar solas a las comunidades afectadas. Hemos estado y seguiremos estando con capacidad para atender a la gente”.