El ministro defendió el complejo proceso de formulación presupuestaria y rechazó simplificaciones y presiones. Invitó a los críticos a intentar elaborar un presupuesto doméstico para entender su dificultad y destacó el respeto a las autonomías subnacionales en el proceso de consulta.
En una intervención cargada de duras críticas hacia la gestión económica anterior, el ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, calificó hoy (17) como un «desastre» el Presupuesto General del Estado (PGE) heredado del anterior gobierno del MAS, pero argumentó que su aprobación es ineludible para evitar el colapso de la administración pública. Frente al pleno de la Cámara de Diputados, Espinoza justificó el respaldo del PGE que su propio Gobierno condena al señalar la necesidad de garantizar la continuidad del Estado.
“Este no es un presupuesto que nosotros defendamos, todo lo contrario, estoy viniendo a decir aquí a esta Asamblea que este presupuesto (del Gobierno del MAS) es un desastre, por no decir otra palabra, es un desastre. Este es el presupuesto que ha llevado al país al desastre que tenemos hoy día”, enfatizó Espinoza ante los legisladores.

«El problema es que no podemos dejar a un país sin presupuesto, no podemos dejar un Gobierno sin funcionamiento», afirmó Espinoza de manera categórica, estableciendo el dilema central del debate.
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El ministro fue incisivo en su evaluación del documento heredado, responsabilizándolo de la situación actual del país. A pesar de esta condena, Espinoza hizo un llamado pragmático a los legisladores, especialmente a los representantes de regiones, preguntándoles cómo explicarían en sus territorios la falta de fondos para salarios y servicios básicos.
Para ilustrar la gravedad de un eventual vacío presupuestario, Espinoza enumeró los sectores críticos que quedarían desfinanciados. «Hay salarios de gente de salud, hay salarios de gente de educación, de las Fuerzas Armadas, de la Policía, de trabajadores de limpieza, de trabajadores de muchos sectores que no percibirían porque no hay presupuesto», detalló. Esta advertencia buscó trascender el debate político y centrarse en el impacto humano y operativo, presentando la aprobación como un mal necesario para proteger a los trabajadores y los servicios esenciales.
Por último, el ministro defendió el complejo proceso de formulación presupuestaria y rechazó simplificaciones y presiones. Invitó a los críticos a intentar elaborar un presupuesto doméstico para entender su dificultad y destacó el respeto a las autonomías subnacionales en el proceso de consulta.
«No podríamos avasallar, es lo que nos proponen algunos agentes de la política, es que avasallemos la autonomía de los gobiernos nacionales y no lo vamos a hacer», concluyó el ministro.