La crítica de Quiroga representa una objeción técnica desde la oposición, pero que coincide en la necesidad de un ajuste fiscal que marca una línea divisoria en el método, shock sin protección. Su postura busca capitalizar el descontento de la población por el alza inmediata en el costo de vida.
El expresidente y líder de la alianza Libre, Jorge Tuto Quiroga, criticó duramente el Decreto Supremo 5503 que eliminó los subsidios a los combustibles, bajo el argumentó que el paquete del Gobierno de Rodrigo Paz carece del componente social clave que él propuso: un subsidio temporal y focalizado al transporte público para amortiguar el impacto inflacionario. En una conferencia de prensa en la que analizó a fondo la medida, Quiroga sostuvo esta tarde (18) que sin esta «anestesia», el ajuste se convertirá en un acelerador de la inflación que crea más angustia en la población.
«Esa es la forma que propusimos y señalamos que en la parte interna, si la transfusión de sangre del programa es dólares de balanza de pagos, la anestesia era el mantener el subsidio al transporte público. Una y otra y otra vez lo dijimos», enfatizó Quiroga y agregó que esa la falla estructural del plan gubernamental. Su crítica se centra en que el decreto aplica un shock de precios a los combustibles sin el mecanismo de protección que él había planteado para la cadena de costos afecta directamente el bolsillo de la población.
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El expresidente advirtió que el incremento masivo en las tarifas del transporte, que ya se registra, generará un efecto inflacionario inmediato y contraproducente. «Subir el transporte público en estas dimensiones por el incremento de combustibles, y ya se está dando, es inflacionario», afirmó y cuestionó la coherencia interna del Gobierno al recordar que, durante la campaña electoral, sus asesores habían hablado de un subsidio a la demanda que finalmente no fue incluido en el decreto. Para Quiroga, esta omisión es un error técnico que agravará la crisis.
Su propuesta alternativa es un plan más gradual. «Nosotros dijimos que había que hacer un programa de apoyo a balanza de pagos y al inicio, el primer año, mantener el subsidio al transporte público hasta aplastar la inflación», explicó. Este enfoque, según él, buscaría «garantizar que no se tenga financiamiento del Banco Central, que la gente esté tranquila», lo que funciona como un puente estabilizador mientras llegan inversiones y se ordenan las cuentas fiscales de fondo.
Antes de analizar el decreto, Quiroga contextualizó la actual crisis como el resultado inevitable de lo que denominó el «saqueo» de los gobiernos del MAS. «Bolivia ha sido saqueada sin misericordia por el movimiento socialista, por la yunta Evo – Arce, que han desatado la gastadera y robadera más grande de la historia», señaló y enumeró pérdidas en gas, deuda externa e interna, y reservas que calcula en más de 120 mil millones de dólares. Desde su perspectiva, el ajuste actual es la factura de esa mala gestión, pero debe aplicarse con inteligencia.
La crítica de Quiroga representa una objeción técnica desde la oposición, pero que coincide en la necesidad de un ajuste fiscal que marca una línea divisoria en el método, shock sin protección. Su postura busca capitalizar el descontento de la población por el alza inmediata en el costo de vida.
Mientras el Ejecutivo apuesta a que el dolor económico será breve, el líder de Libre advierte que, sin su receta, el remedio puede terminar alimentando la misma enfermedad que se pretende curar: la espiral inflacionaria.