La hoja de coca mueve $us 618 millones y gana peso en la economía boliviana


La comercialización en mercados autorizados creció 20% en 2024 y el valor de la producción ya representa el 1,3% del PIB nacional.

eju.tv



La producción y comercialización de hoja de coca en Bolivia alcanzó en 2024 un valor económico estimado de 618 millones de dólares, según el Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), lo que consolida a este cultivo como uno de los de mayor peso dentro del sector agrícola del país.

De acuerdo con los datos oficiales recopilados por el organismo internacional, la comercialización de hoja de coca en los mercados autorizados llegó a 29.636 toneladas métricas, lo que representa un incremento del 20% respecto a 2023. Este aumento estuvo acompañado por un alza en los precios promedio de venta.

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El precio nacional promedio ponderado de la hoja de coca se situó en 9,6 dólares por kilo, con incrementos tanto en el mercado autorizado de La Paz como en el de Cochabamba. En el primer caso, el precio alcanzó los 9,8 dólares por kilo, mientras que en Cochabamba llegó a 7,2 dólares, reflejando una tendencia al alza sostenida durante la gestión.

En cuanto al destino de la hoja comercializada, el informe señala que el 37% fue enviado al departamento de Santa Cruz, seguido por Tarija (17%), Cochabamba (14%) y Potosí (12%), mientras que el restante 20% se distribuyó entre otros departamentos del país.

El peso económico del cultivo se refleja en su impacto macroeconómico. En 2024, el valor de la producción de hoja de coca representó aproximadamente el 1,3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el 10% del PIB del sector agrícola, porcentajes superiores a los registrados en años anteriores.

La UNODC advierte que este crecimiento económico, aunque vinculado a mercados legales, se produce en paralelo a una expansión de cultivos por encima del límite permitido, lo que incrementa el riesgo de desvío de la hoja de coca hacia circuitos ilícitos y refuerza la necesidad de políticas de control más efectivas.