¿En qué medida las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia se verán afectadas por las elecciones legislativas de hoy? Habida cuenta del tsunami republicano de la jornada, que ha tenido como locomotora principal al movimiento del Tea Party, podemos suponer que sí habrá cambios relevantes. No se trata de un simple giro al centro-derecha dentro de los márgenes sistémicos habituales, sino de una oscilación más amplia, similar a la experimentada por la política norteamericana en tiempos de Ronald Reagan. Decepcionados por el enfoque relativamente intervencionista de Obama, que no logró la reactivación económica prometida, los estadounidenses se volcaron masivamente a votar “contra el gobierno y contra los impuestos”, optando por probar la otra receta, la que tradicionalmente ha servido para construir la grandeza norteamericana: la liberación del potencial de la iniciativa privada. En materia de política exterior, la creciente influencia republicana en el Congreso producirá sin duda un endurecimiento de ciertas políticas del Departamento de Estado, sobre todo si Hillary Clinton aspira a tener posibilidades en las próximas elecciones presidenciales. Por ejemplo, en lo que respecta a las relaciones con Venezuela, que estará condicionada de manera mucho más fuerte al respeto a las reglas de la democracia; o en lo referido al programa nuclear iraní, con sanciones que podrían extenderse a los países que faciliten ese proyecto. Bolivia, por lo tanto, no verá allanado el camino hacia el restablecimiento de relaciones plenas con los Estados Unidos, sino todo lo contrario…