Michelle le puso el punto…


Apenas llegó al gobierno, afirmaba de manera machacona que la “diplomacia de los pueblos” ayudaría a solucionar el enclaustramiento marítimo de Bolivia. Las relaciones de Evo Morales con la entonces presidenta chilena, Michelle Bachelet eran idílicas y hubieron incautos que llegaron a creer que el mar estaba a la vuelta de la esquina gracias a los encantos desplegados por nuestro presidente indígena, de quien se decía era el primero de esa condición en la historia de Latinoamérica.

image El presidente boliviano, Evo Morales junto a la entonces presidenta chilena, Michelle Bachelet, en un encuentro en el marco de una Cumbre del Mercosur en Asunción, Paraguay, en julio de 2009.

Sin embargo hay mitos que tardan más en crearse que en caerse. Evo Morales no era el primer presidente indígena de América Latina y es más, su misma condición de indígena resultaba cuestionable ya que se trataría de un mestizo, como lo es la gran mayoría de los bolivianos.



Se nos vendió también una “agenda de 13 puntos” cuyo tratamiento nos conduciría de manera inevitable a las costas del Pacífico. Se decía que las conversaciones eran secretas para no perjudicar su avance y en fin, todos esperábamos recibir en cualquier momento la noticia de que nuestro más que centenario encierro había llegado a su fin.

La propia ex presidenta Bachelet se encargó de aclarar que el tema no iba por ahí y que en ningún momento la palabra “soberanía” fue utilizada en el curso de las conversaciones. La cancillería boliviana siempre ocupada en cosas mucho más importantes como el averiguar el sexo de las piedras pretendió hacer ver que cuando estaba de presidenta Michelle Bachelet, todo iba viento en popa pero que las cosas cambiaron cuando Sebastián Piñera llegó al gobierno, queriendo aludir a ciertas diferencias ideológicas.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

La cosa no fue así. La posición chilena sobre el tema marítimo no ha variado ni un ápice y es mantenida así el presidente sea socialista o derechista, mujer u hombre.

Como bolivianos no podemos dejar de sentir malestar por los papelones diplomáticos del Presidente. En Cancún lo dejan con un palmo de narices y queda aislado; se entera de que una persona de su confianza como Cristina Kirchner estaba en conciliábulos con el detestable imperio para tranquilizarlo; un alto personero del gobierno español lo trata de “ignorante” y, para poner la cereza de la torta, su amiga Bachelet revela que la solución del problema marítimo no era más que cuento. Por tanto se puede decir que hubo un retroceso ya que la cuestión, de ser un asunto de interés multilateral devino en bilateral.

Ciertamente las “milluchadas” (ritos aimaras para alejar la mala suerte) a las que se somete Evo de forma regular, no están mostrando ser muy efectivas en el ámbito internacional, cuyo escenario es muy diferente al nacional donde impone su voluntad por las malas atropellando a quien se le ponga en frente; de manera que para su “imagen externa” tendrá que redoblar la dosis de los rituales porque no vaya a ser que en el futuro tenga que sufrir nuevas decepciones.