Evismo económico fracasado


Daniel A. Pasquier Rivero

danielpasquier_thumb_thumb Con la precisión y la inevitabilidad de una ley física se desvanecen las ilusiones del bien vivir. Ese nudo gordiano de la propuesta ideológica del actual movimiento social y político presidido por Evo Morales se rompe otra vez en el contraste con la realidad, el mundo de la política. El esfuerzo mediático, ejercido sin contemplación de las arcas fiscales durante cinco años, para ocultar con oropeles casi místicos la realidad de una deficiente gestión del gobierno ha encontrado por fin una barrera imposible de superar. Fue advertido repetidamente por la crítica bien intencionada, no siempre opositora, sobre la incompetencia de algunos de sus colaboradores, y la excesiva inclinación a estar entretenidos en preparar incienso para el jefe en lugar de atender las responsabilidades de sus respectivos portafolios. Pero, fiel a la psicología de caudillo, él persistió y persiste tozudamente en rodearse de personeros carentes de conocimientos técnicos o de mayor talla intelectual y ética para hablar claro al país y al jefe. El último acto presidencial cancelando la reunión de análisis y autocrítica prevista con sus movimientos sociales, ni siquiera era con los opositores, por considerar que le hacen perder el tiempo, desnuda plenamente su aislamiento, su desconfianza o la intención de caminar y seguir solo en este proyecto en franca actitud de autoritarismo sindical premonitorio de la dictadura.

El incremento de hasta el 82% al precio de los carburantes es mortal. Es la medida económica más dura que podía ser concebida contra los pobres, y ha sido decretada después de repetidas negativas oficiales lo cual mina irremediablemente la futura credibilidad en el gobierno. Y es contra la economía popular porque son la mayoría de los destinatarios (60%), ya que la mayoría del país sobrevive en la economía informal (73%), y porque son los que por carencias en formación profesional tienen menos oportunidades de buscar otra salida a la subida de precios de la canasta familiar y el transporte. La situación no se controlará con la intervención estatal sobre los precios que además de ser algo imposible y nefasto, es garantía de estrepitoso fracaso a cualquier plazo, aunque sea a reconocido a los 50 ó 70 años, Cuba y la URSS. El posible desarrollo futuro del país y la inmediata seguridad alimentaria están en la picota. El caos en los precios y la hambruna estarán en la calle por decreto. Todos los gobiernos democráticos o dictatoriales del pasado han sido superados.



Los neoliberales han tomado la medida. De nuevo la muletilla mentirosa. Sentados, con solemnidad de cardenales, los ministros de Hacienda, Hidrocarburos, Presidencia y el Canciller, guía espiritual del presidente, acompañaron al inmaculado Vice en la lectura y anuncio de la medida. Ninguno tiene fusiles a la espalda. Representan a los empoderados pueblos indígenas, a los campesinos, a los marginados y desposeídos. Un lustro y todavía hay quienes no se han enterado: ¡son los del MAS los que gobiernan! Si la economía estuviera en manos de los partidarios de la economía de mercado con responsabilidad social, no se hubiera esperado siete años para reconocer los precios reales de los carburantes, no se hubieran manipulado políticamente los precios, ni se hubieran corrido las inversiones en el sector petrolero evitando el desabastecimiento de líquidos y por tanto se hubiera ahorrado el drenaje de alrededor de 700 MD/año en la importación de diesel desde Venezuela (55%), gasolina y hasta gas licuado desde nuestros vecinos, ¡clientes del gas boliviano!

Después de la noche viene el día, es hora de sincerarse. ¿Quiénes son los responsables de que YPFB, empresa estatal insignia, hubiera ejecutado hasta agosto 2010 solo el 4.9 % de su presupuesto, cerrando la gestión con un magro 13%? Sirve de ejemplo de incompetencia y de políticas erradas, pero no es la única: Educación el 31.75%, Salud y Deportes el 32.82 %, Obras Publicas y Vivienda el 23.7 %, los míticos ministerios de Planificación y Desarrollo 10.42% y Autonomía el 8.87% (cifras oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, publicadas por la Fundación Milenio). ¿Qué esperar en semejante panorama?

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¿Se inaugura la época de transparencia en la administración real del Estado? Lejos de la retórica política, será bueno después saber hasta dónde hemos ido con las Relaciones peligrosas (E.Martínez) y Qué pasó (C.Valverde) realmente y los responsables, y cómo salvar tres comidas a los pobres con una actividad lícita. Qué paradoja, esto constituye una lucecita, un espacio a la esperanza.