Dos mujeres contaron a ANF la experiencia dolorosa de estar detenidas en una carceleta en el área rural, otra reflejó el acoso al que eran sometidas cotidianamente. Los hechos sucedieron entre 2015-2018.C. P. y M. R. son dos mujeres que llegaron a la carceleta del municipio de Reyes en el departamento de Beni con detención preventiva, nunca imaginaron que les esperaba un infierno. Ambas denunciaron haber sido violadas por el policía Edwin T. C. el subteniente Alan A. y acosadas por el sargento Franklin C.Las jóvenes, de quienes nos reservamos resguardar su identidad, decidieron romper el silencio y hacer pública su denuncia sobre las vejaciones, humillaciones y represalias a las que estuvieron sometidas durante su permanencia en la carceleta del municipio beniano.Los guardias que deberían ser garantes de la seguridad de las internas se convirtieron en sus verdugos. C. P. se quiebra al conversar con ANF, ha pasado un año y aún revive el día en que el policía Edwin T. C. entró a su celda, le tapó la boca, la amenazó y consumó la violación.Pero esa no fue la única vez, fue una y otra vez que tuvo que soportar relaciones sexuales obligada, presionada y amenazada. “Es muy denigrante. A veces uno cree que nunca le va a pasar estas cosas porque son autoridades, pero ellos me hicieron todo”, cuenta.“Esa noche se entró a mi celda, me manoseó y me dijo: ‘si no te dejas no vas a tener nada’, me intimidaba”, desde ese día “cada dos días quería estar conmigo”, dice C. P. quien resultó embarazada producto de la violencia sexual de un policía en la carceleta.çEl testimonio de M. R. es similar. La primera vez que fue víctima de violación estaba sola en la improvisada celda. Entraron los policías Edwin T C., Franklin C. y el subteniente Alan A. bajo la excusa de hacer una requisa ante la posibilidad de que tuviera algún objeto oculto.“La primera vez (que abusaron de mi) es cuando yo estaba solita en la celda, porque era una sola celda de mujeres, era los días que el subteniente Alan A. llegó. Él entró a hacer una requisa (…), ellos entraron los tres me hicieron desnudar y en ese momento el policía y el sargento me agarraron y el subteniente abusó de mi”, cuenta con un dejo de vergüenza.Era su palabra contra la de los policías, quienes le recordaban de manera permanente que su palabra no tenía valor ni peso, porque era una “detenida preventiva”; por esta razón M. R. prefirió callar; los vejámenes continuaron durante tres meses, solo le salvó salir de la carceleta.“Siempre actuaban de noche, entraban a medianoche, los que siempre hacían guardia eran Edwin T. C. y Franklin C.”, recuerda, aunque se opuso en varias oportunidades, los policías ejercían violencia en grupo. El primero que abusó de ella terminó pidiendo su cambio, pero las agresiones sexuales de los otros policías no cesaron.R. M. también llegó a esa carceleta en calidad de detenida, compartió celda con C. P., no lograron abusar de ella, pero denunció acoso sexual de los policías, en particular de Edwin T. C. y Franklin C. porque en dos oportunidades se entraron a su celda “siempre me acosaban”, comenta.
“Una noche yo estaba echada, escuche la reja y cuando me di cuenta el policía Edwin T. C. ya estaba encima de mío y grite, pero me tapó la boca”, relata la mujer; reconoce que C. P. le ayudó para que no abusen de ella, en un acto de solidaridad para que no viva lo que ella ya había pasado.Pero fue testigo del abuso permanente al que sometían a su compañera de celda C. P. “Ese policía Edwin T. C. le hacía sacar a la fuerza a ella, yo le escuchaba entrar llorando”, dice.La carceleta es pequeña, las mujeres apenas tienen un cuarto donde había una sola cama, los hombres están en otro bloque; cuentan con un solo baño para hombres y mujeres, por lo tanto, tienen horarios fijos para ingresar.“Siento mucha rabia e impotencia, siempre los he visto a los policías corruptos, pocos son los que hacen su trabajo. Porque están uniformados y supuestamente ellos son la ley hacen y deshacen con las personas”, sostuvo la R. M.Las tres mujeres recuerdan como una “situación muy dolorosa” la que vivieron en la carceleta de Reyes. M. R. hace un año salió de ese penal, pero “es una experiencia que jamás se puede olvidar. Ya es un año que salí, pero para mí es como si hubiera pasado ayer”.Cuando ingresaron temían a los internos, pero nunca pensaron que serían los policías los que iban a violar todos sus derechos.
Denuncia contra los policíasC. P. sentó su denuncia el 5 de octubre de 2017, en el Comando Policial de Reyes en contra del policía Edwin T. C. por el delito de violación y contra Franklin C. por acoso sexual. Aunque fueron enviados a Rurrenabaque en calidad de detenidos no se hizo justicia.Porque después de la denuncia las presiones no cesaron, a través de emisarios le pidieron de manera permanente que desista de su querella, hasta que al final acepté y lo dejé el proceso. La propia fiscal me notificó sobre el rechazo de la demanda.Aunque C. P. sentó la denuncia e intentó que sus agresores rindan cuentas ante la justicia, nunca se animaron a contar el infierno que vivieron por temor a que nadie les crea, ahora lo hacen porque similar situación pasó una ciudadana brasileña que denunció haber sido violada en la carceleta de Rurrenabaque.Fuente: paginasiete.bo