Álvaro Riveros Tejada
Entre el 29 de abril pasado y el día del trabajo, el mundo y los bolivianos asistimos a cuatro acontecimientos dignos de recordar; la boda real del príncipe Guillermo de Inglaterra con la bella Catalina Middleton, la Jornada Nacional de la Reivindicación Marítima organizada por el gobierno en los predios del estadio Hernando Siles de La Paz, la muerte del decreto 21060 ocurrida en Huanuni y la de Osama Ben Laden en Islamabad, capital de Pakistán. Todos estos acontecimientos contaron con el beneplácito de sus simpatizantes, como con la acerva crítica de sus enemigos.
En lo que al matrimonio real británico se refiere y a la indiscutible belleza de todos sus detalles, la critica estuvo centrada en los gastos económicos que subvino este casorio y aquella proveniente de espíritus amargados que- a priori- sienten que jamás podrían clasificar en este tipo de acontecimientos. Los 30 millones de euros erogados para tal efecto se multiplicaron, por concepto del turismo y otras actividades, en más de 1000 millones de ingresos líquidos a las arcas del reino. Entonces: ¿dónde radica la pérdida?
Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de la jornada reivindicadora, amenizada por el conjunto musical chileno “Los Miserables” donde se erogó más de 600.000 bolivianos y no se vislumbra ni el mar, ni un solo centavo de retorno al tesoro general de la nación por dicho concepto. Por el contrario, las declaraciones de S.E. acusando de desleal al gobierno de Piñera por no informarle sobre la investigación por narcotráfico en contra del Gral. René Sanabria, preso en Miami, nos coloca ante una nueva y prolongada frustración de nuestras aspiraciones y una eventual arremetida chilena.
La hermana de S.E., cuando fungía de primera dama de la nación, tuvo un mejor sentido utilitario del tema, al sugerir el matrimonio de S.E. con la presidenta de Chile Michelle Bachelet. En dicha insinuación calificada por los medios como inoportuna, ella estaba reflejando, quizás con mayor propiedad que su hermano, el abolengo de su estirpe, de ese imperio aimara que había derrotado al inglés y al romano. Por lo tanto, subsistía en ella esa ancestral costumbre del matrimonio arreglado, propia de las más rancias monarquías. Tal vez mediante esa fórmula habríamos logrado al menos un “enclave”.
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Parece no habernos ido muy diferente con la muerte y sepelio del D.S. 21060, pues al parecer este es un duro de matar y su fantasma seguirá aterrorizando a comunistas y demagogos por muy largo tiempo más. Algo semejante se pronostica con el espectro de Osama Bin Laden, cuyas secuelas permanecerán vivas y vengadoras, para mal de nuestros pesares.
En todos estos eventos universales y nacionales la única moraleja es, que los bolivianos estamos jodidos, pero actualizados y marchando al ritmo del acontecer mundial.