Las capturas del narco colombiano Noel Buitrago y del senderista Úlser Pillpa Paytán (el “camarada Johnny”) son apenas la punta del iceberg. En realidad, se estima que operan en Bolivia alrededor de 3.000 narcos de Colombia, muchos de los cuales, no es difícil presumir, están ligados a la guerrilla de las FARC. Eso, sin contar narco-terroristas peruanos o de otras nacionalidades.
De la mano del crecimiento de la producción de cocaína en el país, Bolivia se está convirtiendo en un narco-santuario que atrae a peligrosos elementos vinculados a esa actividad ilícita.
La ligazón entre el oficialismo boliviano y las FARC es de larga data, constando documentos sobre el tema tanto en las computadoras de “alias Raúl Reyes” como en los archivos de WikiLeaks. En el primer caso, se cuentan al menos 57 e-mails donde se intercambia información sobre la expansión de las FARC en Bolivia. En uno de estos mensajes, Reyes pide “administrar bien las relaciones con Evo y otros amigos dentro de ese gobierno”.
Otro de los correos, escrito por el canciller de las FARC, Rodrigo Granda, especifica que “a los del PC y los de Evo Morales les ha interesado la formación del Comité de Solidaridad con Colombia” (organización internacional de fachada de la narco-guerrilla).
También se ha sabido de la presencia de al menos un importante jefe de las FARC -Marco León Calarcá- en El Chapare, el bastión de producción de coca-para-cocaína desde el cual se catapultó Evo Morales a la presidencia.
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Las afirmaciones consignadas en los WikiLeaks son contundentes, señalándose que “Las FARC están activas en El Chapare” y que “colombianos están trabajando junto a venezolanos para entrenar a campesinos bolivianos”.
El nexo entre el partido de gobierno boliviano y organizaciones terroristas del Perú tampoco es nuevo, comenzando por la figura del ex asesor presidencial Wálter Chávez, buscado en el vecino país por sus actividades en el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Todo apunta a que la presencia narco-terrorista es, más que un defecto adquirido, un problema congénito del régimen cocalero…